Prensa. Diario El Nacional.
Religiosos y laicos coinciden en que el
diálogo entre el sumo pontífice y el mandatario debe llegar a todos los ámbitos
del Gobierno y la comunidad católica
La comunidad católica venezolana, representada, además de en la Conferencia
Episcopal, en sus fieles laicos y en los integrantes de las congregaciones
religiosas, se mostró optimista sobre el encuentro de hoy en el Vaticano, entre
el santo padre y el presidente Nicolás Maduro. Las expectativas del Consejo Nacional de Laicos (que reúne a los católicos
sin orden religiosa pero con un claro compromiso de servicio), de la
Conferencia de Religiosos y Religiosas (que congrega a los miembros de las
diferentes congregaciones católicas) y de la Compañía de Jesús en Venezuela (a
la que pertenece el papa Francisco) son coincidentes: que el diálogo no se
limite únicamente a una audiencia de alto nivel entre un presidente y un papa,
sino que llegue a todos los ámbitos del Gobierno y de la comunidad católica.
Desde la perspectiva del provincial de la Compañía de Jesús en Venezuela,
Arturo Peraza, la cita es una oportunidad: “Es deseable que el diálogo del que
ha hablado el presidente Maduro no se quede sólo en este encuentro con el Papa,
sino que se replique con las autoridades eclesiales dentro de Venezuela”. El
presidente de la Conferencia de Religiosos y Religiosas, hermano Antón
Marchiegui, enfatizó que las congregaciones, como testigos directos de los
dramas sociales y políticos más preocupantes de Venezuela, aspiran a que la
cita propicie el reencuentro entre venezolanos.
“Nosotros estamos en el barrio, en la urbanización, en la capilla, en el
pueblo, en la escuela y sentimos de primera mano las fracturas sociales causadas
por la polarización política. En ese contexto, el diálogo social es difícil,
por eso valoramos como positiva la reunión y aspiramos a que se reproduzca
dentro del país”, afirmó Marchiegui.
Una agenda. Los tres voceros esperan
que en la cita se aborden temas puntuales: los escollos que afrontan las
congregaciones religiosas para obtener el visado necesario para prestar
servicio en Venezuela, la vigencia de los derechos humanos, la importancia de
que el Estado mantenga el apoyo a las actividades educativas de la Iglesia y
que el Gobierno reconozca la capacidad de la comunidad católica para ayudar en
diversas de áreas.
Peraza considera que la capacidad de la Asociación Venezolana de la
Educación Católica para aumentar su número de colegios y el derecho de sus
profesores de gozar de jubilación debería ocupar un lugar primordial; así como
los aportes que Avessoc puede hacer en el sector salud a través de sus
hospitales, farmacias y dispensarios en zonas deprimidas.
La inseguridad no se queda por fuera en la agenda de Peraza: “Allí podemos
hacer un aporte fundamental, porque la formación en valores está ligada a la
formación religiosa. La escuela pública ha eliminado la formación religiosa, yo
creo que, sin ser obligatorio, debería mantenerse como una posibilidad, y que
los padres puedan elegir el tipo de formación religiosa que quieren para sus
hijos. Para frenar la violencia es fundamental el trabajo con los jóvenes y Marchiegui aboga, además, porque cualquier acuerdo o disposición a promover
el diálogo en Venezuela a partir de la reunión entre Francisco y Maduro se
concrete con interlocutores con capacidad de tomar de decisiones.
“Hay muchas áreas de trabajo conjunto; el problema se presenta al momento
de tomar decisiones, porque se burocratiza todo y se diluye cualquier
iniciativa. Ojalá que luego de este encuentro ambos sectores comiencen a
reconocerse mutuamente”, afirmó Marchiegui. Manuel Arcaya, presidente del Consejo Nacional de Laicos, acotó que si bien
la agenda de la reunión se mantuvo reservada, sería “de esperarse que el
Presidente lleve algún planteamiento concreto sobre el asunto de los derechos
humanos”.
Pragmatismo. En opinión de Arturo Peraza es necesario que el diálogo de hoy alcance
dimensiones políticas y permita hallar salidas a la extrema polarización en la
sociedad venezolana. “El país atraviesa una situación que requiere acuerdos
políticos, que se revierta la detención de personas por causas políticas, que
se inicie una revisión de los derechos civiles y políticos por parte del Estado.
Son puntos que incluso recomendó la ONU en su examen a Venezuela hace poco. El
Vaticano siempre insiste en los temas de respeto a la persona, el humanismo y
la convivencia”, apuntó.
Marchiegui destacó el aspecto pragmático que Maduro puede darle a la cita:
“A primera vista me parece que hay una necesidad de adquirir más legitimidad.
Por otra parte, siendo el pueblo venezolano mayoritariamente católico, es un
gesto de cortesía. Pero, en todo esto, la coherencia es fundamental: reunirse allá con el Papa y luego no fomentar el diálogo en el
país no tendría ningún sentido”, sostuvo. Nos contenta mucho que los líderes y
autoridades venezolanas muestren interés en reunirse con el santo padre porque
su voz y su experiencia siempre serán un buen consejo”, aseguró Arcaya.
La época dorada “En dos o tres años Venezuela entrará en una época dorada”, vaticinó un
enviado de Sai Baba a Caracas en septiembre de 2004. En noviembre de 2005, las
páginas de política de los diarios venezolanos reflejaron el viaje del entonces
presidente de la Asamblea Nacional, Nicolás Maduro, a la India, para visitar a
su guía espiritual, que cumplía 80 años de edad.
Ocho años después, el 7 de marzo pasado, tras la muerte de Hugo Chávez, las
vinculaciones de Maduro con Sai Baba salieron una vez más a la luz pública. Ese
día el portavoz del Centro Sai Baba de Puttaparthi en India, Anantharaman le
envió bendiciones y destacó que Venezuela fue el primer país de Latinoamérica
donde se fundó un centro de este culto a principios de los años sesenta.
Además, confirmó que Maduro viajó al santuario “varias veces”.
En Venezuela habría alrededor de 200.000 seguidores de Sai Baba, cuyo
verdadero nombre es Sathyanarayana Raju. El líder religioso nació el 23 de
noviembre de 1926 y murió el 24 de abril de 2011. En esa oportunidad, la
Asamblea Nacional de Venezuela emitió un acuerdo de reconocimiento a su vida y
obra. El líder espiritual, seguido por más de 5 millones de personas en todo el
mundo, también tiene sus detractores, que lo acusaron en vida de corrupción,
enriquecimiento ilícito y abuso sexual de menores. En repetidas ocasiones, desde que quedó a cargo del poder y luego tras su
elección como presidente, Maduro ha expresado su fe cristiana, devoción que no
colide con su creencia en el santón, que no fundó una religión sino que daba un
mensaje de autodescubrimiento.
Papa en el patio Antón Marchiegui,
presidente de la Conferencia de Religiosos y Religiosas, aseguró que, siendo
latinoamericano, el Papa conoce el patio: “Me parece positivo que la reunión
con el presidente Maduro sea seguida por otra con venezolanos que representan
otros puntos de vista de lo que ocurre en el país. Eso le dará al santo padre
una visión integral”.
En opinión de Manuel Arcaya, del Consejo Nacional de Laicos, el haber nacido y
servido en Argentina permiten al Papa tener un conocimiento privilegiado de la
región. “En su condición de latinoamericano, el Papa conoce el matiz de las
relaciones entre los países del continente y no es ajeno a sus realidades”,
acotó. Arturo Peraza, provincial de la Compañía de Jesús en Venezuela, recordó que
durante el gobierno del fallecido presidente Hugo Chávez la relación
Gobierno-Iglesia fue compleja, pero que, aun en medio de las tensiones, el ex
jefe del Estado mantuvo el apoyo a las actividades de la Iglesia. “Las
expectativas siempre son positivas. La reunión es una oportunidad para que el
santo padre exprese las preocupaciones de la Iglesia respecto al país, y para
que el Presidente plantee también sus observaciones sobre el trabajo de la
Iglesia”, indicó Peraza.
Sin contradicciones La devoción del presidente Nicolás Maduro por el santón indio Sai Baba no
es vista como un obstáculo por los religiosos y laicos católicos venezolanos
para su reunión con el papa Francisco. “Su santidad es un hombre más que
experimentado en las relaciones con todo tipo de religiones y sectas”, dijo
Manuel Arcaya, del Consejo Nacional de Laicos. “No veo ningún problema. Se trata de dos jefes de Estado que pueden
asociarse para el bien de la comunidad católica. El hecho de que el Presidente
se ha confesado cristiano y el que tenga su combinación de creencias es su
derecho”, dijo Arturo Peraza, provincial de la Compañía de Jesús en Venezuela.
“Con este Papa no creo que haya ninguna contradicción. Su santidad entiende
una iglesia de puertas abiertas. Él mismo lo ha dicho: todo el que quiera venir
será bienvenido, sin condiciones”, señaló Antón Marchiegui, presidente de la
Conferencia de Religiosos y Religiosas que reúne a 157 congregaciones femeninas
y 52 congregaciones masculinas en Venezuela. En marzo pasado, con motivo de la
entronación del papa Francisco, Maduro envió en su lugar al presidente de la
Asamblea Nacional, Diosdado Cabello.