Columna. Orlando Nieves.
Escribir de uno de los
profesionales más talentosos del Estado Apure es difícil, porque son tantas las
virtudes y cualidades, además del talento que le regalo Dios, que lo hace digno
del reconocimiento, respeto y admiración de todos los que hemos disfrutado de
su trabajo. Conocí a Rafael en la universidad (el no me conocía a mí, yo era
uno más del montón) sin embargo, nos trataba a todos por igual y siempre
contábamos con sus buenos consejos en cuanto a la materia, demostrando siempre
esa humildad que lo caracteriza.
Estas líneas se quedarían
cortas si hablamos de su trabajo artístico, porque son muchas las exposiciones
en la que ha participado tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, obteniendo
distinciones y premios regionales y nacionales.
Fue director de la Escuela de Artes Plásticas Juan Lovera realizando un muy
buen trabajo durante su gestión y de eso me consta, porque hasta cierto punto,
tuve el honor de trabajar con él impulsando el trabajo de nuestros artistas e
intentando mejorar las condiciones de esta importante casa de estudios.
Magistralmente se desenvuelve y domina la pintura, el dibujo, la cerámica, la
escultura y la talla de caoba.
En la obra “Algunos Artistas
Plásticos Apureños” de Elisur Lares, el pintor José Gregorio González refiriéndose
a la obra pictórica de Verenzuela afirma: “Su
expresión bidimensional abarca un orden dispuesto en filas elementales donde se
palpa la inmersión ineluctable, sin más remedio que sentirse aludido por peces
nadando en una ciudad húmeda, donde igual se recrea la profundidad marina de
una jaula, que una selva de algas en la superficie, respondiendo a la
misma disposición conjurada por el mismo
ojo del pez, pero en suerte policroma”.
Hoy, con más de medio cupón
en los hombros Rafael sigue dando lo mejor de sí como artista y como apureño,
aún cuando creo que su talento es subutilizado y no se aprovechan sus
conocimientos para impulsar la cultura en los campos que el domina, claro es
una apreciación muy personal. Conversar con Verenzuela es sentir a un amigo, a
un maestro, a un cultor que te enseña de su trabajo, además de jovial, honesto
en sus palabras y a veces duro con las críticas por las cosas que cree que no
se están haciendo bien en cuanto al hecho cultural.
En la actualidad, cuando
hablamos de la plástica, Rafael Verenzuela es una referencia obligada porque su trabajo es reconocido por propios y
extraños debido a su calidad interpretativa, de lo cual no cabe ninguna duda,
decir lo contrario sería mezquino. Quiero expresarle a mi buen amigo Rafael
Verenzuela, mi más profunda admiración por su trabajo el cual se ha ganado con
constancia y esfuerzo durante muchos años, demostrando con su talento que es un
digno hijo de Apure…es un cultor de nuestro pueblo.