Prensa. Diario El Nacional.
Medidas como el chip y la
libreta de racionamiento no han logrado regular el suministro ni detener la
salida de combustible por los caminos verdes. Los habitantes de los estados
turísticos como Bolívar y Táchira son los más afectados, pues en temporada alta
las colas pueden extenderse desde cinco horas hasta tres días
EDUARDO GALINDO / JOSÉ JAVIER MORONTA / ELEONORA DELGADO
“El chip fue lo peor”, así lo
afirma Rosalino Aranda, habitante de Guasdualito, comunidad que realizó
protestas hasta lograr que, el 29 de abril de 2012, comenzaran a colocarse en
el municipio Páez del estado Apure los dispositivos obligatorios para el
suministro de combustible para todos los dueños de vehículos tanto de cuatro
como de dos ruedas. Les habían dicho que el mecanismo contribuiría a evitar el
contrabando y la escasez en la zona.
“Las colas continúan y nadie
dice nada. Tengo 5 horas esperando para echar gasolina. Cumplí con los
requisitos y todo igual”, afirmó. En general, los habitantes de esta zona
fronteriza señalaron que el chip fracasó en el Alto Apure. “Te racionan la
gasolina y si agotas tu cupo te friegas”, refirió Fernando Espinoza, quien
lamenta que se haya implementado la medida.
Jhon Guerrero coincidió con
Espinoza. “Se te va el día haciendo cola. El chip fue una perdedera de tiempo”,
señaló. Por su parte, la alcaldesa del municipio Páez, Lumay Barreto, destacó
que el problema de la gasolina es un flagelo que le ha robado la paz al Alto
Apure. “Es imperdonable que la implementación del sistema del chip, que se
creía iba a resolver el problema de la colas de la gasolina, fue un engaño para
el pueblo de Guasdualito”.
Barreto propuso una solución
para que no se generen colas extensas y de horas con el sistema de chip y es la
creación de más estaciones de servicios de gasolina en el Alto Apure, pero con
otra modalidad que permita mayor eficiencia y no genere malestar en los
usuarios.
¿Y entonces?
En Táchira la principal acción
implementada para tratar de frenar el contrabando de combustible hacia Colombia
fue la asignación de un tag o código de barras en cada vehículo que circule por
el estado, y un cupo de compra mensual de gasolina con base en las
especificaciones del tipo de vehículo y su uso o servicio.
“El chip lo vendieron como la
medida que acabaría con el contrabando de gasolina y las colas, y mire usted.
Si bien es cierto que han bajado un poco las colas igual se siguen haciendo.
Según el momento que se viva son de 20 minutos a 2 horas. Vaya para Cúcuta y
vea a los pimpineros abarrotados de gasolina venezolana, ¿y entonces?”, relató
Rubén Mora, conductor.
“Este es el único estado donde
el ciudadano no puede comprar gasolina para poner full el tanque. Usted va a
Barquisimeto o a Valencia y decirle al de la gasolinera que le ponga full al
tanque es como sentirse en otro país. Aquí, ante la falta de acciones
eficientes para atacar el contrabando, todos somos sospechosos de
contrabandistas y nos meten por el embudo poniéndonos una etiqueta y
restringiéndonos la gasolina”, reclamó Antonio Salamanca, universitario.
“Muchos dicen que no ha servido
de nada el chip, pero para mí sí. Ya no hago tanta cola como antes y si usted
se pone a ver, ¿en dónde no se hace cola hoy día?”, dijo Blanca Díaz,
conductora
Zulia sigue sin chip
En los techos de las estaciones
de servicio de Maracaibo continúan las pantallas de lectura de chip de
gasolina, sin embargo, fuentes del Ministerio de Energía y Petróleo y de
Petróleos de Venezuela indican que aunque la venta controlada fue suspendida,
no se descarta que en algún momento vuelva a retomarse.
Fue en julio de 2012 cuando
arreciaron las normas de litraje para cada unidad –carros por puestos y
particulares–, pero su aplicación duró menos de 15 días. El gobierno las dejó
sin efecto en vista del rechazo que tuvieron en Zulia y porque resultaba
contraproducente por tratarse de un año electoral.
Aunque la implementación del
chip –que es una calcomanía con un serial acompañado del logo de Pdvsa–
continúa, ya no se observan las colas de 2012 cuando se estableció que su uso
era obligatorio para el abastecimiento. Los puntos –Cuartel Libertador, Base
Aérea Rafael Urdaneta y la Guarnición Militar– se ven vacíos.
Los marabinos siguen con el tag
pegado en los vidrios de sus carros y manifiestan no estar de acuerdo con la
venta controlada de combustible. “Eso no ha frenado el contrabando y tampoco
creo que lo haga. Los militares son los primeros responsables de eso”, aseguró
el habitante de Haticos, Juan Romero.
Fuentes de la Guardia Nacional
Bolivariana y del Ejército indican que viene un rediseño de estrategias para
evitar el contrabando. Es probable que se aplique principalmente en los
municipios Mara y Guajira que es por donde transitan los llamados “bachaqueros”
que se dirigen a Colombia.
Desde el Delta a Guyana
Rafael Fino
Un tambor de gasolina, llamado
también pimpina, de 200 litros, es colocado en la capital deltana por Pdvsa a
un costo de 15 bolívares, pero ya en Curiapo, municipio Antonio Diaz, al lado
de Guyana, se vende entre 5.000 y 6.000 bolívares.
El contrabando de extracción de
combustible en Delta Amacuro se ha convertido en un negocio más rentable que el
mismo narcotráfico y con menos riesgos.
“Cuando agarran a los
pimpineros llevando gasolina para Guyana, lo más que hacen es quitarle los
tambores, una detención previa y luego más nada pasa. Andar en el narcotráfico
tiene más riesgos. Por eso se mantiene el contrabando. Con la gasolina las
ganancias son mayores y tiene menos riesgos”, expresó un habitante de Tucupita
que prefirió no revelar su identidad.
El posible aumento en el precio
del producto, considerado como una medida que podría desmotivar el contrabando,
ha sido rechazada por la mayoría de los pobladores.
“La mayoría del transporte se
realiza en curiaras porque casi no hay caminos”, recordó Javier Martucci,
dirigente regional de Primero Justicia, quien recordó que el pasado 7 de
octubre la única vía de acceso nacional terrestre que tiene Tucupita quedó
interrumpida por más de 8 horas, cuando grupos de indígenas waraos decidieron
tomar la carretera en protesta por supuestas irregularidades en la venta de
combustible.
En aquella ocasión los
indígenas, en su mayoría pescadores o transportistas fluviales, exigían que se
investigara por qué no se conseguía gasolina en los expendios oficiales. “El
tambor de 200 litros que Pdvsa despacha a 14 bolívares, hay que comprarlo a
revendedores en 800 y 1.000 bolívares”, señalaban los manifestantes.
Por su parte, funcionarios de
la Guardia Nacional Bolivariana reconocieron que Destacamento Fluvial 911
mantiene sus operativos en todo el estado, pero que no es fácil vigilar más de
3.000 caños que desembocan en el océano Atlántico.
Medida antiturismo
Clavel Rangel
Al suroeste del estado Bolívar,
en lo que el gobierno aspira sea la puerta al Mercosur, los venezolanos gastan
horas en colas para surtir gasolina. Se trata de uno de los principales dolores
de cabeza en la frontera con Brasil.
Las kilométricas filas son
parte de la rutina de sus habitantes, pese a que en el 2012 el gobierno
implementó la tarjeta de racionamiento que intentaba organizar el suministro y
minimizar la venta ilegal de combustible.
Para la Cámara de Turismo la
tarjeta de racionamiento no necesariamente ha minimizado el contrabando, pero
sí reorganizó la distribución del combustible “aunque no te garantiza que te
pongan el tanque full”.
Calculan que 100 litros de
gasolina pueden costar hasta 3.000 bolívares del otro lado de la frontera, un
negocio que se ha convertido casi en la primera actividad económica y el motivo
de migración de cientos de personas que se aventuran a la venta ilegal.
La zona es, por tradición,
minera y turística. Pero las temporadas altas son una pesadilla. En la Navidad
de 2013, las 2 estaciones de servicio estuvieron congestionadas en Santa Elena
de Uairén, contó la directora de la cámara, Mariluz Lorza.
Aunque el sistema de
distribución distingue en colas distintas a turistas y residentes, Lorza señala
que la que corresponde a los visitantes fue prácticamente tomada por la
comunidad, lo que congestionó aún más la salida de los turistas de la Gran
Sabana: hasta el 10 de enero aún intentaban cargar de combustible para salir de
la región.
Hacia la frontera con Guyana
las trabas para acceder a la gasolina han limitado el desarrollo. El alcalde
del municipio Sifontes, Carlos Chancellor, hizo este planteamiento al
presidente Nicolás Maduro en la reunión que sostuvo con gobernadores y
alcaldes.
“Hemos solicitado la revisión
del horario de las estaciones de combustible en Tumeremo, no existe excusa
alguna válida para frenar a este municipio”, dijo.
El horario en las 2 estaciones
administradas por el Frente Francisco de Miranda es limitado, de 7:00 am a 5:00
pm. La petición del pueblo es que, al menos, se active una de las bombas las 24
horas como se hace en otros municipios.
Para ampliar el horario requieren
del apoyo de seguridad y alumbrado para las estaciones, sin embargo, el
problema comienza desde la promulgación del Decreto 8.413 con Rango, Valor y
Fuerza de Ley Orgánica, que reserva al Estado las actividades de estatización,
exploración y explotación del oro y que no solo criminaliza a todos los mineros
del sur del país, sino que abre cancha para la ilegalidad.
“Ese decreto está lejos de un plan de
gobierno, lejos de un plan sustentable, no es un camino para el futuro, menos
en un municipio minero por excelencia”, agregó Chancellor.
Además de Tumeremo, otros
poblados en el kilómetro 88, hacia San Isidro y en El Dorado, sufren la misma
calamidad de pasar hasta 3 horas de cola esperando suministro.
Las Cifras
20 y 120 minutos Pueden demorar
Los usuarios De Táchira Para comprar Gasolina. 800 y
1000 Bolívares se compra A
revendedores 200 litros de La gasolina
En el Delta
5.000 y 6.000 bolívares, Cuestan
200 Litros de gasolina en Guyana