Prensa.
IARTES.
El
próximo lunes evocaremos la memoria de Víctor Valera, artista plástico
emblemático que nació en Maracaibo, estado Zulia, el 17 de febrero de 1927 y falleció el 5 de marzo
del 2013. En ese sentido, de manera particular recordamos las palabras que en
una oportunidad escribió sobre este creador emblemático para la plástica
nacional la curadora Gladys Yunes para
el catálogo Víctor Valera: libertad y creación:
“Al igual que muchos artistas de su
generación, Valera se inició como pintor con temas que reflejan cierto
esquematismo y después de trasladarse a París en 1952 se identificó plenamente
con el arte abstracto. Su participación en el Proyecto de Integración de las
Artes en la Ciudad Universitaria de Caracas a mediados de los años cincuenta,
da cuenta de su dominio en el uso programado de los elementos geométricos. En
1957 ejecuta Aroa, pieza que propone una nueva visión de la escultura en
nuestro país. Entre 1960 y 1968 su trabajo tomó un giro drástico hacia la
figuración y construye cuerpos con reminiscencias arcaicas. Hacia los años
setenta su producción adquiere un sentido constructivista; estos planteamientos
traen consigo las secuencias modulares, la desintegración de la forma, la
exploración de la luz, la segmentación del volumen y todo se reduce a un alfabeto
de estructuras primarias a fin de lograr efectos visuales, así como la
interacción del espectador, ejemplo de lo cual son Esquema en movimiento (1975)
y Homenaje a Canelita Medina (1982). En la década de los ochenta surgen los
«papeles perforados», cuyo soporte el artista esculpe, perfora y orada para
obtener relieves y hendiduras; evidencia de estas búsquedas es Gerbron, Gerbron
(1980)”.
A
juicio de Yunes la obra Valera se vislumbra como como un referente obligatorio
para la comprensión del arte contemporáneo venezolano y más adelante en el
texto indicaba:
“Al
cierre del siglo XX y comienzos del XXI, Valera profundizó en sus
investigaciones tanto en lo pictórico como en lo escultórico. En este período
construye y de-construye, decodifica los elementos expresivos para manifestar
el proceso de composición-descomposición en el que las piezas adquieren un
sentido minimalista en algunos casos o de exuberancia barroca en otros. Por
otra parte, propicia sinuosidades rítmicas, complejas, como se percibe en El
menito colorido (1997). Su paleta contempla lo austero y lo múltiple, los tonos
se vuelven audaces y encendidos”.
Sobre
Valera
Valera
inició su formación artística en 1941, cuando ingresó en la Escuela de Artes
Plásticas de Maracaibo, estado Zulia. En 1945 se trasladó a Caracas, donde se
inscribió en la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas y se incorporó al Taller
Libre de Arte. En 1952 se trasladó a París, donde frecuentaba los talleres de
arte abstracto, a la vez que se familiariza con el manejo de la escultura en
hierro.
A su regreso a Venezuela en 1954, introduce
las técnicas aprendidas en la capital francesa, lo que aporta una importante
renovación al panorama de la escultura nacional. Un año después participó en el
Proyecto de Integración de las Artes en la Ciudad Universitaria de Caracas y a
partir de ese momento desarrolla una dilatada trayectoria en el campo de la
abstracción geométrica. Expuso en numerosas muestras nacionales e
internacionales, además de representar a Venezuela en la Bienal de Venecia del
año 1966.
Fue
galardonado con varios reconocimientos entre los que se encuentran el Premio
Nacional de Escultura 1958; Premio Arturo Michelena 1972; Primer Premio I
Bienal Francisco Narváez y Premio AICA 1985. En 2002 recibió el nombramiento de
Doctor Honoris Causa de la Universidad Católica Cecilio Acosta, Maracaibo, y en
2009 el de la Universidad Central de Venezuela. Falleció en Caracas, a los 86
años de edad.