Columna. Orlando
Nieves.
Hablar
de este pintoresco y excéntrico personaje, es hablar de uno de los amantes más
fervientes de la cultura apureña. Quien no ha disfrutado del baile de la burra
madre, su vestuario y sus accesorios hacen del uno de los bailes que más
disfruta la gente, lo que si es cierto, es que solo o acompañado nos muestra su
versatilidad, entusiasmo y carisma que divierte a niños y adultos por igual.
Elvis es uno de los cultores que contra viento y marea luchan incansablemente
por mantener viva nuestras tradiciones y costumbres. Para nadie es un secreto
lo difícil que es promover la cultura en nuestro Estado, sin embargo, algunos
pocos entre lo que se encuentra Elvis, lo hacen por amor a la cultura.
Son
innumerables las escuelas y las comunidades donde lleva su arte, dicta
talleres, ayuda a quien lo necesita en materia cultural sin mezquindad y sobre
todo con cariño. ¿Bohemio? Indudablemente lo es, en las redes sociales nunca le
falta una foto de un friteo de caribe, una buena parrilla, carne en vara o
marrano asado y para animar la fiesta siempre tiene un chiste, un cuento o una
anécdota que contar de alguno de los contertulios. Si algo lo caracteriza es la
sinceridad, quien lo conoce lo sabe, dice lo que piensa tal cual como lo piensa
(con groserías incluidas) “lo importante es que les digo la verdad así no les
guste”, es de esos pocos amigos sinceros que aún quedan.
Los
reconocimientos a su trabajo son incontables, en cualquier parte de Venezuela
donde se baile la burriquita allí seguramente esta Elvis demostrando su
talento, endulzándole el corazón con caramelos a los presentes y si puede
hacerle alguna broma a un amigo o enemigo lo hace sin remordimiento de
conciencia. Recuerdo en una ocasión en Arauca Colombia, a Elvis se le ocurrió
tirársele encima con burra incluida a las autoridades presentes y justamente le
cayó al director del Das colombiano, quien media como siete cuartas, rodando
por el suelo entre sillas y zapatos, al levantarse este señor que manejaba la
inteligencia en Arauca, lo miraba con cara de pocos amigos y me imagino que pensando
que tortura le iba a hacer por tan grande humillación, gracias a Dios y a la
diplomacia existente no paso a mayores y la burra madre sobrevivió sin mayor
contratiempo, claro al terminar el acto la delegación regreso a Venezuela de
inmediato, como dijo el veguero, por si a las moscas.
Lo
que sí puedo decirles de Elvis es que es un buen amigo, de esos con quien
puedes contar, es trabajador y siempre dispuesto a ofrecer una mano amiga a
quien lo necesite, su trabajo cultural habla por sí solo, se mantiene y se
mantendrá en el tiempo gracias a su constancia y empeño. Definitivamente Elvis
es uno de los más valiosos cultores de nuestro pueblo.