Prensa. Diario Líder.
La
Serie Mundial de los wildcards se definirá en el máximo de siete juegos. Después
de 16 innings consecutivos en el que sus bates estuvieron enmudecidos en San
Francisco, el retorno a casa fue el mejor antídoto para los Reales de Kansas
City, que aplastaron el martes 10-0 a los Gigantes.
Al
encontrarse contra la pared en la postemporada por primera vez desde el partido
de comodines contra Oakland hace casi un mes, los Reales zarandearon tanto al
abridor Jake Peavy como al relevista Yusmeiro Petit en una parte baja del
segundo episodio en la que emplearon 34 minutos para anotar siete veces.
Hubo
de todo dentro del vendaval de nueve hits del segundo acto, que tempranamente
liquidó el juego y encaminó a la victoria al novato Yordano Ventura en una
apertura que dedicó a su compatriota dominicano Óscar Taveras, fallecido el
domingo en un accidente vial en la República Dominicana.
Todo
lo que bateaban los Reales acababa en hits, desde machucones hasta bombitos. El
colmo fue un rodado saltarín de Alcides Escobar entre el montículo y la primera
base, en que el venezolano superó en la carrera a la almohadilla al inicialista
de los Gigantes Brandon Belt.
Además,
Mike Moustakas, Eric Hosmer y Billy Butler empalmaron dobles durante el segundo
acto. Jake Peavy, con la oportunidad de conducir a los Gigantes a su tercer
campeonato en cinco años, apenas pudo sacar cuatro outs al permitir seis hits y
cinco carreras.
El
mánager Bruce Bochy apeló a Petit, quien llevaba 12 innings sin permitir
carreras en sus tres apariciones previas en la actual postemporada. Pero el
relevista venezolano no pudo contener a los Reales en una situación con las
bases llenas y acabó tolerando sus primeras dos carreras en este octubre.
Fue
una paliza sin paliativos. Cuando Omar Infante disparó un doble en el tercero,
cada uno de los nueve bateadores de Kansas City ya contaba con por lo menos un
hit. Sólo Butler, el bateador designado que volvió a la alineación tras los
tres partidos en el estadio de la Liga Nacional, no pudo anotar. El campeonato
se definirá el miércoles en el Kauffman Stadium y Tim Hudson abrirá por los
Gigantes contra Jeremy Guthrie, según adelantaron ambos mánagers.
Si
es por antecedentes, los Reales pueden entusiasmarse con sus opciones. Los
equipos de casa han ganado en las últimas siete ocasiones que el Clásico de
Otoño se fue al límite. Habría que remontarse a la edición de 1979 para
encontrar al último visitante que se consagró en casa ajena. Esos fueron los
Piratas de Pittsburgh, que se impusieron 4-1 sobre los Orioles en el séptimo.
En
su quinta aparición de la postemporada, Ventura finalmente se apuntó la
victoria. Y el derecho de 23 años supo tirar el pitcheo necesario que mantuvo
la desigual diferencia en el tercero. Luego de congestionar las bases con un
boleto, Ventura obligó que Buster Posey bateara para doble play al primer
ofrecimiento.
Para
Ventura, fue una noche en la que tuvo presente a su amigo Taveras, sepultado
horas antes en la localidad dominicana de Sosúa. Taveras escribió el número 18
que usaba Taveras, además de la leyenda ``RIP O.T.''
``Todo
por ti mi hermano donde quiera que estes siempre te recordare mi bro no sabes
el dolor que dejaste en mi (sic)'', escribió Ventura en su cuenta de Twitter
antes del juego. Con
una amplia ventaja a su favor, Ventura dominó al emplear 100 pitcheos para
cubrir siete innings en blanco. Permitió tres hits, con cinco boletos y cuatro
ponches.
Ventura
se convirtió en el quinto lanzador dominicano en llevarse una victoria en la
historia de la Serie Mundial y el primero desde que Pedro Martínez lo logró
para Boston al imponerse en el tercer juego ante San Luis en 2003. Los otros
dominicanos en abrir y ganar un juego del clásico son Joaquín Andújar, José
Rijo y Ramón Ortiz.
Los
Reales aumentaron la diferencia al rayar en el tercero, quinto y séptimo. Las
primeras carreras fueron con dobles de Lorenzo Cain y Escobar, respectivamente.
Moustakas la desapareció en la baja del séptimo, el primer jonrón de la serie
desde el segundo juego. Se
esperaba una Serie Mundial de partidos parejos, pero en algo inédito, cinco de
los primeros seis se han decido con márgenes de cinco o más carreras.
Y
el patrón del segundo clásico entre conjuntos que se clasificaron a los
playoffs como comodines es idéntico a la del primero, en 2002. En esa ocasión,
los Gigantes picaron por delante como visitantes en el primer juego, perdieron
los siguientes dos y después ganaron dos en fila para irse arriba 3-2 contra
los Angelinos. Al viajar de vuelta a Anaheim, San Francisco estuvo al frente
5-0 en el sexto juego, pero acabó perdieron 6-5. Los Angelinos se proclamaron
campeones la noche posterior.