La reapertura de
embajadas es el primer avance concreto desde que los dos países anunciaran el
17 de diciembre el descongelamiento de las relaciones, al que le siguieron
meses de negociaciones
Prensa. Emen.-
Estados
Unidos y Cuba formalizarán el lunes el restablecimiento de sus relaciones
diplomáticas, con la reapertura de embajadas en Washington y La Habana, un paso
definitivo que deja atrás más de medio siglo de ruptura y desconfianza.
Por
primera vez desde 1961, cuando los países rompieron relaciones, la bandera
cubana ondeará en la mansión de piedra caliza que hasta ahora era la Sección de
Intereses de Cuba en Washington.
El
canciller cubano, Bruno Rodríguez, oficiará la ceremonia, en la que también se
develará una placa con el nuevo estatuto de la legación y se celebrará un acto
con unas 500 personas en el centenario edificio, ubicado en línea recta de la
Casa Blanca.
Rodríguez,
el primer canciller cubano en Washington desde 1959, se reunirá luego con su
par estadounidense, John Kerry, en la sede del Departamento de Estado, donde
también se izará el pabellón cubano.
Mientras
tanto en La Habana, al macizo edificio de hormigón que aloja la representación
estadounidense le espera una callada transformación a embajada, sin actos
oficiales previstos hasta el momento.
Pero
a efectos prácticos los dos países habrán restablecido sus relaciones
diplomáticas, cerrando el último capítulo de la Guerra Fría en el continente
americano.
Todo
es resultante de “este nuevo ánimo pragmático que moldea el ambiente” entre los
dos países, dijo a la AFP Ted Piccone, especialista en Cuba del Brookings
Institute.
De
hecho, la reapertura de embajadas es el primer avance concreto desde que los
dos países anunciaran el 17 de diciembre el descongelamiento de las relaciones,
al que le siguieron meses de negociaciones.
El
presidente cubano, Raúl Castro, lo definió esta semana como la conclusión de
“la primera fase” del proceso de “normalización”, que tiene como principal
escollo el embargo comercial contra la isla, vigente desde 1962.
El
20 de julio “comenzará entonces una nueva etapa, larga y compleja, en el camino
hacia la normalización de las relaciones, que requerirá voluntad para encontrar
soluciones a los problemas que se han acumulado en más de cinco décadas y
afectan los vínculos entre nuestros países y pueblos”, añadió.
La
agenda bilateral que sigue es amplia: aviación civil, ambiente, lucha contra el
narcotráfico, así como el interés de educadores y empresarios estadounidenses
en incrementar los intercambios. Los dos países “deberán moverse rápidamente
para aprovechar la reapertura”, dijo Piccone.