¿Residuo de maíz
convertido en bombillos? Esta idea podría ser el futuro de la iluminación y una
de las fundadoras de la compañía es una joven venezolana.
Prensa. Vìa
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Kimberly
Carlotti Ng nació en Valencia (Estado Carabobo, Venezuela), de padres
venezolanos con ascendencia italiana (su papá) y ascendencia china (su mamá).
Junto a su esposo Nik Yakubovskiy y su equipo trabajan en China desde hace tres
años desarrollando un novedoso producto.Se trata de un bombillo LED que está
hecho con desperdicio de maíz. Su compañía, Sinergized produce bombillos que
consumen 80% menos energía que los focos incandescentes, ayudando a la
conservación del ambiente no solamente con un producto biodegradable sino que
además ayuda a bajar la generación de CO2.
Ahora están
promoviendo una campaña de recaudación de fondos a través de indiegogo.com para
que su compañía pueda comenzar la producción masiva de esta ingeniosa versión
del bombillo, ecológica y rendidora, que además tiene diseños atractivos. Su
meta es conseguir $25,000 para comenzar a fabricar y desarrollar la próxima
etapa de lanzamiento de esta compañía tecnológica. Conversamos con Kim, vía
e-mail.
¿Quién
es Kim Carlotti Ng?
Soy
venezolana, tengo 23 años y mi background es en economía y comercio
internacional. Resido en China desde hace varios años; y acá mi esposo y yo
desarrollamos estos bombillos hechos con desperdicio de maíz.
¿Qué
parte te corresponde en el proyecto?
En
términos oficiales me dicen Co-Fundadora y Directora Creativa. Mi rol dentro de
este desarrollo han sido ideas conceptuales y velar por el aspecto estético de
los bombillos. Además de todo el marketing, diseño digital y branding que ha
ido detrás de la marca. También soy la persona que elige que música se escucha
en la oficina y la persona que se encarga de pegar calcomanías de gatitos en
escritorios ajenos.
La
gran idea
En
Sinergized producimos bombillos ecológicos con un material derivado del desecho
de maíz. Nuestro foco es biodegradable, consume poca electricidad y además
tiene una apariencia super moderna. Combinando lo último en tecnología con una
ingeniera impecable; logramos desarrollar una estructura patentada que nos
permite ahorrarle a los consumidores hasta un 80% en electricidad.
Además
de eso, el foco solamente produce 14.2 gramos (9.41% ) en desperdicios
eléctricos, ya que todo lo demás es biodegradable o reciclable. Nuestra misión es generar un avance social en
términos de consumo reflexivo, paradigmas relacionados con sustentabilidad y generar consciencia sobre el impacto
ambiental que tiene la raza humana y como nuestro estilo de vida actual nos
está perjudicando y nos seguirá perjudicando a largo plazo.
¿Cómo
surge?
Originalmente
cuando Nik y yo abrimos Sinergy; éramos una compañía que de exportaciones y
servicios relacionados. Por un tiempo, yo le había insistido a Nik que era hora
de dejar de ser intermediaros y buscar la manera de volvernos la cadena de
distribución completa. Es decir; estar involucrados en la producción y ser el
vendedor final.
Durante
un proyecto relacionado con la industria LED; vimos mucho potencial y empezamos
a considerar seriamente en especializarnos. Y fue ahí donde a Nik se le prendió
el científico loco y empezó a desarmar bombillos que compraba por todos lados. En
resultado de todo este proceso fue que nos dimos cuenta que habían muchas
fallas en el diseño e ingeniería de los focos LEDs comunes y empezamos a
“pelotear” la idea de hacer nuestro propio foco. Sin embargo, el punto clave
fue un video que nos mostró el hermano menor de Nik.
Hace
un par de años se volvió muy viral en redes sociales un video sobre una isla
que no tiene habitantes humanos, sino puros pájaros, y estos pájaros se estaban
muriendo masivamente. Cuando fueron a hacer la investigación; las autopsias
mostraron que los pájaros se tragaban pedazos de plásticos que recogían del
mar, pensando que eran peces. Como era difícil para ellos digerir el plástico,
eso les causaba obstrucciones intestinales o les estallaba el estómago. Y como
Youtube es un sitio raro y oscuro; un video nos llevo a otro y yo terminé
llorando por varios días consecutivos gracias a las islas de plástico en el
medio del mar.
Fue
ahí donde el compromiso ambiental se calcó profundamente en nuestras
filosofías. Además de eso; vivir en China también nos ha abierto los ojos a las
realidades de la contaminación y el riesgo que representa para la salud. Lo
hemos presenciado, lo hemos vivido personalmente y lo cierto es que debemos
prevenir que ese estilo de vida se vuelva un denominador común.