Este es un
artículo de opinión de Alexandru Cujba, secretario general del Comité Directivo
para el Desarrollo Sostenible Sur-Sur (SS-SCSD) y director general de la
Organización Internacional para la Cooperación Sur-Sur (IOSSC). stas niñas
viven de lo que encuentran en la basura en las Zonas Tribales de Administración
Federal, Pakistán. La ONU adoptará una nueva agenda de desarrollo que incluirá
17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Prensa. NACIONES
UNIDAS (IPS). Ashfaq Yusufzai
Se
prevé que 144 jefes de Estado y de gobierno se reunirán en la cumbre de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU), del viernes 25 al domingo 27 en
Nueva York, en una reunión plenaria de
alto nivel de la Asamblea General. La cumbre de este año es especial en muchos
aspectos. Conmemora el 70 aniversario de la ONU en un momento crítico para la
paz y la seguridad internacionales, y adoptará una nueva y ambiciosa agenda de
desarrollo que sucederá a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), cuyo
cumplimiento vence a finales de 2015.
Los
ODM son ocho objetivos centrados en el desarrollo sostenible de los países del
Sur global, acordados por todos los estados miembros de la ONU en la Cumbre del
Milenio, celebrada en septiembre de 2000. Los ODM pretendían reducir a la mitad
la pobreza extrema y erradicar el hambre, detener la propagación del VIH/sida y
lograr la enseñanza primaria universal, entre otras metas. La Asamblea General
de la ONU tiene el mandato de promover, respaldar y documentar el progreso de
los Estados miembros en la consecución de los mismos.
No
es todos los días que la ONU recibe calificaciones altas por su trabajo. Y,
para ser justos, los ODM tuvieron resultados mixtos en algunas áreas. Pero
ahora que se le acaba el tiempo a esta histórica iniciativa política y los
gobernantes se preparan para adoptar a sus sucesores, los Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODS), la Asamblea General merece elogios por liderar la
agenda de desarrollo global en los últimos 15 años.
Al
impulsar los esfuerzos sin precedentes de los gobiernos y el sector privado por
atender las necesidades de los más pobres, la Asamblea General asumió una
posición de liderazgo como nunca en sus 70 años de historia. La Asamblea
General, uno de los principales organismos de la ONU, no solo activó mecanismos
más fiables para calibrar la evolución de la agenda de desarrollo sostenible,
sino que también ayudó a fomentar un nuevo ambiente rico en potencial para la
cooperación entre los países del Sur.
Sin
duda, la promoción de la cooperación Sur-Sur no es una nueva tarea para la
Asamblea General. El concepto se inició en la década de 1960, cuando se gestaba
un marco para colaboraciones iniciadas, organizadas y gestionadas por los
países del Sur global, que promovía el intercambio de recursos, tecnología y
conocimiento entre ellos.
Para
1974, la idea había avanzado tanto que la Asamblea General creó la Unidad
Especial para la Cooperación Sur-Sur, dentro del Programa de Naciones Unidas
para el Desarrollo, para que difundiera las mejores prácticas y las lecciones
aprendidas. Con el nuevo siglo, los gobernantes adoptaron los ODM y el 12 de
septiembre fue declarado el Día de las Naciones Unidas para la Cooperación
Sur-Sur.
Surgieron
otras iniciativas, impulsadas por los países en desarrollo, y alianzas con el
sector privado y la sociedad civil. Pero no fue hasta febrero de 2010, con el
experimento de los ODM en plena marcha, que se creó la Organización
Internacional para la Cooperación Sur-Sur (IOSSC) en la sesión 16 del Comité de
Alto Nivel sobre la Cooperación Sur-Sur.
Para
entonces, era evidente que el valor real de la cooperación entre los países del
Sur en desarrollo no solo radica en el intercambio de las mejores prácticas,
sino más en garantizar la aplicación de las mismas.
Y
así la IOSSC se encargó de apoyar los esfuerzos de desarrollo de la ONU, el
intercambio de conocimientos y las mejores prácticas en el ámbito de la
cooperación Sur-Sur y triangular, y la generación de alianzas entre los
gobiernos de los países en desarrollo y las empresas del sector privado.
Ahora
en su quinto año, la IOSSC forma parte del Comité Directivo para el Desarrollo
Sostenible Sur-Sur (SS-SCSD), una iniciativa presentada en la sesión 68 de la
Asamblea General de la ONU, con numerosos programas que abarcan el mundo de la
diplomacia, la política, los negocios, la filantropía y el desarrollo
internacional.
El
26 de septiembre se llevarán a cabo en el neoyorquino hotel Waldorf Astoria los
Premios Sur-Sur, uno de los programas emblemáticos de la organización, en
colaboración con los Estados miembros y las agencias y programas de la ONU,
entre otros, en honor a los logros y contribuciones de los jefes de Estado y de
gobierno, así como de representantes del sector privado y la sociedad civil, en
la promoción del desarrollo sostenible en el Sur global.
Este
es un año especial para el SS-SCSD y la IOSSC, y la selección de los ganadores
del premio refleja la importancia de la ocasión. Entre ellos se encuentran
líderes de los países del Sur en desarrollo que cumplieron importantes ODM y un
grupo de médicos que ayudó a combatir el brote de ébola en África occidental.
También
un filántropo cuya fundación distribuye audífonos gratuitos en los países
pobres y varias personalidades del mundo del entretenimiento y las artes que
abogaron por diversos aspectos del desarrollo sostenible con su obra. Pero es
probable que la verdadera estrella de la noche sea la Asamblea General de la
ONU, que será celebrada por su liderazgo en la implementación de los ODM.
Pero
el organismo no debe dormirse en los laureles.
Con
la adopción de los ODS, la Asamblea General debe permanecer fiel a la misión
central de la agenda de desarrollo de la ONU y mantener firmemente el enfoque
en el desarrollo sostenible de los países del Sur global. Más
específicamente, debe redoblar los esfuerzos para fortalecer el comercio y la
cooperación técnica entre los países del Sur global, y ofrecer nuevas vías para
que estos países generen alianzas público-privadas para realizar sus objetivos
de desarrollo.
Vivimos
un momento crítico en la actualidad. El panorama económico y político mundial
pasa por un cambio importante. China se convirtió en la segunda mayor economía
del mundo, siete de las diez economías de mayor crecimiento se encuentran en
África, y el sudeste asiático sigue con una expansión económica sin precedentes
en su historia poscolonial. A todo esto, la comunidad internacional responde
con mecanismos de cooperación y marcos políticos cada vez más nuevos.
Con
el SS-SCSD y la IOSSC, e instituciones internacionales similares – en
particular del sistema de la ONU -, los países del Sur tienen a su disposición
medios adicionales para promover sus programas de desarrollo, no solo entre los
inversores privados y las fuentes tradicionales de financiación multilateral,
sino entre ellos mismos.
Y
la Asamblea General debería seguir guiar e inspirar a sus esfuerzos. Las
opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad del autor y no
representan necesariamente las de IPS – Inter Press Service, ni pueden
atribuírsele.
Traducido
por Álvaro Queiruga