Estados Unidos y
Rusia incrementan las ventas de armas a Iraq y Siria, dos de sus aliados en
Medio Oriente, a pesar del temor de que parte de ese armamento termine en poder
del Estado Islámico (EI) y otros grupos insurgentes que combaten a las fuerzas
gubernamentales.
Prensa.
IPS.Thalif Deen. Naciones Unidas.
Entre
las ventas previstas de Estados Unidos a Iraq, por más de 15.000 millones de
dólares, se incluyen 175 tanques Abrams y 1.000 vehículos blindados Humvee,
junto con aviones de combate, helicópteros de ataque y misiles guiados por
láser. Cuando el EI capturó en octubre un tesoro de armas estadounidenses de
manos de soldados iraquíes que se habían dado a la fuga, uno de los líderes
insurgentes declaró, irónicamente: "Esperamos que los estadounidenses
cumplan con sus acuerdos y brinden servicio a nuestros helicópteros”.
Rusia,
por su parte, reforzó recientemente al asediado gobierno sirio del presidente
Bashar al Assad con aviones de combate, helicópteros artilleros y de
transporte, seis tanques de combate T-90, 15 obuses y 35 vehículos blindados de
transporte de personal, según informes publicados. Pero los beneficiarios
finales podrían llegar a ser grupos insurgentes – entre ellos el extremista EI,
la red Al Qaeda y el Frente Nusra – que capturen esas armas o las confisquen a
las fuerzas militares, que ya han abandonado sus armas varias veces en el
pasado al huir del campo de batalla.
El
diario estadounidense The Wall Street Journal informa que algunos legisladores
de Estados Unidos, conscientes de los riesgos, condicionan su aprobación a la
venta de armas a Iraq a las “garantías
de que las armas no caigan en manos del enemigo”. Se prevé que el presidente
estadounidense, Barack Obama, y el presidente ruso, Vladimir Putin, mantendrán
conversaciones bilaterales, en concreto sobre el futuro de Siria, cuando
visiten Nueva York el 28 de este mes para hablar ante la 70 Asamblea General de
la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El
secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, afirma que la guerra civil siria,
que comenzó en marzo de 2011, solo puede resolverse políticamente y no por la
vía de las armas. Estados Unidos protestó por la infusión de nuevas armas al
gobierno de Assad, pero Rusia sostiene que solo está cumpliendo los contratos
militares que firmó con Siria, que es un aliado militar que se remonta al
gobierno de Hafez al Assad (1971-2000), padre del actual presidente.
Según
fuentes de inteligencia de Estados Unidos, Rusia también es responsable de la
escalada militar en la ciudad portuaria de Latakia, al instalar cuarteles con
capacidad para alojar un máximo de 2.000 personas, presumiblemente para
asesores rusos.
Patrick
Wilcken, investigador de Amnistía Internacional, dijo a IPS que la mayoría de
las armas en poder de los grupos insurgentes “se capturaron en el campo de
batalla”, especialmente del arsenal iraquí, durante los avances del EI en 2014,
cuando el grupo extremista tomó las bases militares de Faluya, Mosul, Tikrit y
Ramadi, pero también en Siria, cuando se apoderó de las bases de Raqqa y
Tabaqa.
Si
bien es prácticamente imposible rastrear el armamento utilizado por el EI y
otros grupos armados en Iraq y Siria, Wilcken aseguró que se pueden sacar
algunas conclusiones generales en base a la evidencia disponible, como las
imágenes, vídeos y evidencia física recogidos por la organización Investigación
sobre Armamentos de Conflictos.
La
mayor parte de las armas que circulan actualmente en Siria e Iraq son de
producción soviética o de países que pertenecían al Pacto de Varsovia, como
variantes del rifle de asalto AK, que se fabrica en todo el mundo, explicó
Wilcken.
Muchas
de esas armas tienen más de 20 o 30 años de antigüedad, y algunas son de la
guerra entre Irán e Iraq (1980-1988), si no anteriores, precisó.
También
se comienzan a ver armas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte,
cuando los militares iraquíes, ya bajo la ocupación de Estados Unidos, se
equiparon con armas ligeras de esa alianza militar, agregó.
Guerras
en Medio Oriente son buen negocio para vendedores de armas
Cuando
el EI capturó en octubre un tesoro de armas estadounidenses de manos de
soldados iraquíes que se habían dado a la fuga, uno de los líderes insurgentes
declaró, irónicamente: “Esperamos que los estadounidenses cumplan con sus
acuerdos y brinden servicio a nuestros helicópteros”.
Algunos
de los ataques aéreos de Estados Unidos contra objetivos del EI,
paradójicamente, fueron contra helicópteros de fabricación estadounidense,
Humvees, vehículos blindados y piezas de artillería antiaérea suministrados
originalmente para las fuerzas armadas iraquíes y actualmente en poder del
grupo extremista. No es de sorprender que todos tengan la garantía de
mantenimiento y reparación de Estados Unidos.
El
mercado negro prosperó en Iraq desde la caída de Sadam Hussein, y sigue
creciendo, según Wilcken. Hay algunas pruebas de corrupción del ejército sirio
ya que, por ejemplo, municiones fabricadas en Rusia terminaron en el arsenal
del EI, no solo mediante su captura, sino también por su venta, aseguró el
activista.
“Una
gran cantidad de intercambio de armas se logró a través de las deserciones del
ejército y de las fusiones de grupos armados”, añadió.
“La
proliferación de armas en la región tiene un extenso pedigrí – al menos del lado
iraquí – y los futuros Estados proveedores tendrán que tener mucho cuidado para
evitar una mayor proliferación regional y sus consecuencias catastróficas”,
advirtió Wilcken.
Mientras
tanto, de acuerdo con el medio noticioso DefenseNews, con sede en Washington,
la venta de armas a Iraq en 2014 también incluyó 681 misiles antiaéreos
Stinger, 40 camiones lanzamisiles, radares Sentinel, tres baterías antiaéreas
con 216 misiles Hawk, 50 portatropas Stryker, 12 helicópteros y cientos de
millones de dólares en mantenimiento y apoyo logístico para miles de vehículos
militares fabricados en Estados Unidos.
Además,
Washington también acordó la venta de misiles Hellfire, tanques Abrams M1A1,
ametralladoras, rifles de francotirador, granadas y municiones por miles de
millones de dólares. Nadie
sabe cuánto de ese armamento terminará en poder de las fuerzas insurgentes.
Traducido
por Álvaro Queiruga