El triunfo de
Mauricio Macri en la elección presidencial de Argentina tendrá impacto en la
dirección política y económica de toda América latina, en algunos casos de
forma directa y en otros por arrastre y persuasión, señaló el economista y
experto en análisis de entorno Benjamín Tripier.
Prensa. @elestimulo
En
Venezuela, “el impacto inmediato de la victoria de Macri sobre las elecciones
del 6D, será principalmente para el ánimo opositor por la consigna de “Si Se
Puede,”si todos salen a votar”, señaló el experto desde Buenos Aires, a dónde
viajó a acompañar las elecciones presidenciales del domingo 22 de noviembre.
“Los
conceptos de voto oculto y voto vergonzante deberían ser considerados como
lecturas para las encuestas en Venezuela, pues inducen un efecto distorsionante
que pueden sorprendernos el día de las elecciones. O bien que la oposición gane
por un margen abrumador o bien que el gobierno pierda por un margen mínimo…o
que no pierda”, analizó.
Macri,
un empresario de línea conservadora, ha criticado ampliamente el curso de la
democracia en Venezuela y la actitud del gobierno chavista de Nicolás Maduro
para con los presos políticos, especialmente por el caso de Leopoldo López, el sentenciado
del partido socialdemócrata Voluntad Popular.
Pero
Tripier, consultor gerencial y director de la Cámara de Comercio e Industria
Venezolano Argentina, cree poco probable que Macri radicalice su discurso
respecto a Venezuela, al menos en las próximas semanas.
“Sería
poco razonable que Macri hiciera algún tipo de declaración contra el gobierno
de Venezuela ya en su calidad de presidente electo (como candidato era otra
cosa) pues lograría un efecto contrario al esperado, que ayudaría a polarizar al
chavismo contra un enemigo nuevo y asimilado a la derecha continental”, en ese
caso l contribuiría definitivamente al cierre de la brecha que hoy sopla a
favor de la oposición.
“Posiblemente
después del 6D, el panorama sea distinto”, puntualizó.
“Podría
haber alguna relación causa efecto directo de Argentina sobre Venezuela por la
pertenencia a Mercosur y por el hecho de que Venezuela aun tiene pendiente
armonizar un conjunto de políticas en lo económico, que de no hacerlo podrían
llevar a su suspensión temporal”, dijo sobre la situación del país en el bloque
integrado además por Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay.
Pocas
horas después de haber sido electo, Macri ratificó que se dispone a invocar la
cláusula democrática de Mercosur para suspender temporalmente a Venezuela.
Los
tres países con economías más grandes en América del Sur tradicionalmente han
sido Brasil, Argentina y Venezuela. Los tres entraron casi simultáneamente (mas
menos un par de años) en una línea socialista con corte populista. Brasil con
el triunfo de Lula, Argentina cuando Néstor Kirchner conoció a Chávez y
Venezuela después del golpe del 2001, destacó Tripier.
Considera
que hasta la fecha los resultados sobre los tres países no fueron buenos.
“Excepto Brasil que fue exitoso en la disminución de la pobreza, Argentina y
Venezuela la mantuvieron o incrementaron. En lo económico los tres están en
problemas de recesión, inflación y pérdida de competitividad. Y en lo
geopolítico están más aislados que nunca de las grandes corrientes de bienestar”,
señaló.
La
base de sustentabilidad de los gobiernos populistas en estos tres países eran
los votos y las políticas que daban más preferencia a la parte más débil y
vulnerable de la sociedad.
Pero
ya hay una mayor toma de conciencia (entre los electores), especialmente a la
vista de los resultados que en Venezuela se muestran más descarnadamente, como
son la escasez, la inseguridad y la inflación.
Venezuela
aun cuenta con la posibilidad de una rápida recuperación que le permita
nivelarse para emprender decisiones estratégicas bastante más complejas, si el
gobierno tomara un conjunto de decisiones puntuales.
Entre
esas medidas recomienda una “despolarización asertiva”; legalización del
mercado cambiario libre encaminado a una unificación cambiaria; solucionar
deuda con proveedores para restablecer flujo de bienes y servicios;
flexibilizar los controles internos para evitar mercado negro y corrupción,
reemplazar subsidio a productos por subsidios a personas, crear un Equipo de
Respuesta Rápida ERR supra ministerial, para hacer viables estas estrategias.
“Argentina
tuvo que cambiar de gobierno para que se puedan tomar medidas y Brasil está
cerca de cambiar de gobierno si no rectifica profundamente”, observó.
La
influencia de paralelismos desfasados entre Argentina y Venezuela paso por tres
etapas, la primera de gran fuerza económica y política que terminó con el
affaire del maletín de Antonini, la segunda un poco más débil que terminó con
el fallecimiento del presidente Chávez y la tercera y más distante que
terminará el próximo 10 de Diciembre, cuando se transformará en algo diferente,
más institucional y más de conocerse y comprenderse mutuamente, resume Tripier.
“Concretamente
las respuestas no vendrán desde afuera. Venezuela deberá solucionar internamente
sus propios problemas y en todo caso Argentina podría ser un referente en el
proceso de transformación que necesariamente ocurrirá en Venezuela más pronto
que tarde, pues la situación no es sostenible si no se producen cambios!”,
agregó.
Sobre
el futuro equipo de gobierno de Macri, señaló que cuenta con gente valiosa y de
tradición en diferentes áreas y con gente nueva que concibe la política de una
manera diferente: menos discurso y más resultados.
“Y
creo que esta última frase es la clave de lo que debería ocurrir en América
latina. Creo que serán exitosos y que su ejemplo llevará a otras fuerzas
políticas a revisarse para poder responderle a una población que se
acostumbrará a resultados y a cosas bien hechas. Y ese ejemplo permeará al resto
de la región. Si creo que habrá cambios”, señaló en su análisis.
Macri
ganó con el 40% de los votos posibles. El 60% restante que no votó por él se
dividió entre 38% para Scioli, 19,60% abstención y 2,40% blancos, nulos o
impugnados.
“Va
a tener una gobernabilidad relativamente estable si se maneja bien en el
Congreso, donde tendrá que hacer alianzas y tejer un entramado de soporte que
puede darle más solides que si tuviera mayoría absoluta. De todos modos está
claro que no busca la hegemonía sino la gobernabilidad, que pueden parecer lo
mismo pero lo hegemónico es más vulnerable”, observó.
“Estamos
asistiendo al fin de la polarización como política de estado y dando pié a la
desconcentración de la opinión y el disentimiento.