La elevada
inflación hace que los más recientes anuncios oficiales de aumentos de sueldos
y otros beneficios se vuelvan sal y agua, y los trabajadores con ingresos
mínimos ven muy difícil poder comprar juguetes y estrenos para las festividades
decembrinas.
Prensa. @elestimulo
El
15 de octubre el presidente de la República Nicolás Maduro, decretó un amento
salarial de 30%, lo que se tradujo en que el ingreso mensual de los
trabajadores pasó de Bs 7.421, 68 a Bs.9.649, a partir del 1 de noviembre. Ese
mismo día el mandatario nacional dijo que, también sería modificado el cálculo
del bono de alimentación que pasará de 0,75 unidades tributarias a 1,5 UT y se
amplió a 22 a 30 días la base de cálculo, que en sumatoria daría Bs 16.399
mensuales, para los trabajadores.
Pero
ni los ajustes hechos por el gobierno ni los tres meses de aguinaldo (Bs
28.944) decretado por el gobierno resultan suficientes para hacer frente a alto
costo de la vida. Javier Tovar, trabaja como portero en un organismo de Estado.
Casado, padre de tres hijos: un jovencito de 13 años de su primer matrimonio,
que estudia primer año de bachillerato; una niña de cinco años de edad y otro
bebé que acaba de cumplir un año de edad, de su segunda relación.
Javier
vivía alquilado junto a su familia en un anexo de una casa ubicada en la zona
de Mariche, en el municipio Sucre. Allí pagaba Bs 3.000 mensuales, pero hace
dos meses entregó el inmueble pues le aumentaron el alquiler a Bs 5.000, monto
que ya no podía cancelar y se fue a vivir “arrimado” a casa de un tío en la
parroquia San José, en el municipio Libertador.
“Ese
aumento y los aguinaldos no alcanzan para nada, yo soy el único que trabaja en
casa, mi esposa se encuentra desempleada y actualmente mata tigres en lo que le
salga, pero el dinero no alcanza. Todavía nos estamos reponiendo del gasto que
realizamos para equipar a los dos niños grandes para el inicio del año escolar
y ahora, estamos sacando cuentas de qué podemos comprar con los aguinaldos”,
dijo Javier.
Se
acompañó a Javier y su familia a visitar unas tiendas en el centro de Caracas,
Catia y Petare, para sondear los precios de los productos.
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¿Precios justos? -
Llagamos
a una tienda de ropa en donde había venta de pantalones blue jean y tenían
etiquetas que mostraban precios justos entre Bs 12 mil y 15 mil cada pantalón,
las camisas Bs 7 mil y las franelas más sencillas Bs 3 mil.
“Entramos
a una tienda de zapatos y el par de botas que le gustó a mi hijo mayor marcaban
un precio de Bs 16 mil, unos zapatos deportivos entre 12 y 15 mil bolívares,
los más baratos me lo ofrecieron en Bs 6 mil, mientras que por un par de zapatos para el bebé pequeño me
dijeron que tenía que pagar entre 5 mil y seis mil bolívares. Es una locura”,
señaló Javier.
En
el caso de la ropa para la niña no cambiaron muchos los precios, un vestido
puede costar entre los Bs 4 y 10 mil, los más sencillos; un par de botas cuesta
Bs 10 mil y un unas sandalias entre Bs 7 y 10 mil.
En
el mercado de San Jacinto, los precios son igual de elevados. “Allí nos
ofrecieron pantalones a Bs 6 mil bolívares para cada muchacho, es decir, que si
compraba 3 piezas eran Bs 18 mil, y solo me quedarían Bs 10.944 de los
aguinaldos, para terminar de realizar las demás compras navideñas.
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Juguetes por las nubes -
Los
precios de los juguetes también son altos. Las muñecas Barbies originales
tienen costos entre los Bs 7 mil y 20 mil, pero si vienen con accesorios como
casas, caballos o carros, pueden costar hasta Bs 25 mil. “Mi hija quería una
bicicleta y los precios que vimos no bajan de Bs 15 mil, no podré complacerla”
señaló Javier.
Conversamos
con varios dependientes de las tiendas al observar poca variedad de juguetes y
nos informaron que este año no lograron obtener divisas para traer mercancía
importada y que solo podrán comercializar lo que tienen en existencia. Los
juguetes electrónicos, como son las consolas de juegos, son sumamente costosos
para el bolsillo de los trabajadores que ganen salario mínimo.
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Los buhoneros dejaron de ser opción -
En
busca de las ofertas y con el fin de estirar los aguinaldos, Javier se subió en
el metro y se bajó en el bulevar de Catia, donde encontró que los precios, en
muchos artículos estaban a igual nivel, pero otros eran muchos más costosos.
“Después
fuimos a la zona de Petare, a ver que nos podrían ofrecer los buhoneros que en
otros años nos había resuelto los estrenos navideños de los niños, pero nada
que ver, estos vendedores ambulantes tienen los mismos precios y en algunos
casos hasta más caros que en las tiendas y además te exigen que pagues con
efectivo, lo que me pereció una propuesta muy peligrosa ya que con los niveles
de inseguridad, sería una locura andar en la calle con dinero encima, ya que te
conviertes en una presa fácil para ser atracado en cualquier esquina”, afirmó.
Desesperanzados
por los precios, Javier Tovar y su familia volvieron a su casa sin comprar ni
un par de medias, ya que tienen que volver a calcular costos y ver cuáles serán
las inversiones que podrán realizar en estas navidades.”Ni el aumento ni los
aguinaldos sirven para nada, se los comió la inflación”.