Mientras la FAO
propone que en 2016 los países incrementen la cosecha de las legumbres,
expertos estiman que diversos factores impedirán el éxito de esa política en
Venezuela durante años
Prensa.
Contrapunto.com
La
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO,
por sus siglas en inglés) decretó el 2016 como el Año Internacional de las
Legumbres, tiempo en el que buscará impulsar la producción mundial de legumbres
y la rotación de cultivos, entre otras tareas.
Pero,
de acuerdo con algunos expertos en la materia, Venezuela no podrá cumplir con
este proyecto por falta de maquinarias, escaso incentivo al pequeño productor,
así como desabastecimiento de insumos para que las tierras criollas produzcan y
abastezcan al mercado nacional no solo de legumbres sino de una gran cantidad
de productos del campo.
En
días pasados, Carlos Albornoz, presidente de la Federación Nacional de
Ganaderos (Fedenaga), aseveró en entrevista al diario El Nacional, que el
sector agroproductivo no está en capacidad de revertir el desabastecimiento en
los primeros tres trimestres de 2016 “debido a que el aparato productivo está
discapacitado por la falta de insumos, repuestos para las maquinarias, la
inseguridad y la política de importación aplicada por el gobierno”.
Ante
ello, Rodrigo Agudo, especialista en el sector agroalimentario y asesor de
Fedenaga, resaltó, en conversación con Contrapunto, que al hacer una
clasificación de los tiempos de cosechas de los productos agrícolas por sus
ciclos de crecimiento -corto (cereales, arroz, maíz y sorgo), mediano (caña de
azúcar, plátano y frutas tropicales), así como de la ganadería- éstos tardarán
años para que el mercado nacional pueda equilibrarse.
“Para
las cosechas de ciclo corto necesitamos 3 años para recuperar la estabilidad.
El problema no es que hoy no tengamos todos los recursos para sembrar, porque
aun teniéndolos -como insumos, semillas, fertilizantes y agroquímicos- no
tenemos la maquinaria para poder trabajar en ello”, precisó.
Al
respecto, detalló que en el país se registra un déficit de más de 15.000
tractores, así como de cosechadoras y sembradoras, sector cuya crisis se
agudizó, de acuerdo con sus palabras, desde hace cuatro años cuando comenzó a
“descapitalizarse” llegando a su climax más alto en 2014 “cuando no se
consiguieron repuestos y esa maquinaria no solo entró en obsolescencia sino que
está totalmente desarmada y reponerla nos llevaría dos o tres años”.
Agudo
continuó explicando que las cosechas de ciclo medio “como las musáceas y las
frutales tienen ciclos biológicos de reposición de 3 a 5 años, mientras que el
ciclo largo, como la ganadería, por razones biológicas se da en tres o 4 años y
su impacto entre 7 y 10 años”. Por ello, las soluciones al complicado panorama
descrito, pasan, según el especialista, por recuperar las tierras, reponer
maquinarias, estimular al productor y restablecer la seguridad jurídica.
Lo
que viene: el peor año
Al
ser interrogado acerca del plantemiento de la FAO para incrementar en el mundo
la siembra de legumbres, Agudo afirmó que en Venezuela será imposible sumarse a
la iniciativa por las razones arriba mencionadas y porque el 90% de los insumos
agropecuarios los concentra el Estado, específicamente en Agropatria.
“El
Gobierno no garantiza posibilidades para el pequeño productor de la zona de Los
Andes, la cordillera de la costa o el macizo oriental, y Agropatria concentra
el 90% de los insumos en fertilizantes, semillas, de fungicidas y abonos. Esa
empresa es un cerco de corrupción y su política es apoyar a aquellos que están
carnetizados”, dijo Agudo.
Para
el experto, otra de las razones de la coyuntura nacional agroalimentaria tiene
sus razones en la dependencia en la importación de los alimentos e insumos,
“bajo la falsa premisa de que siempre tendríamos un excedente por el ingreso
petrolero”.
“Acá
se destruyó la producción nacional. Acabaron con los distribuidores nacionales
que podían importar de forma independiente. La FAO hace una exhortación al
mundo que nosotros no podemos responder porque los pequeños productores no
tienen insumos ni semillas, y lo más triste es que tampoco tienen expectativas
de superación”, agregó.
Así
las cosas, vaticinó un escenario desolador para el 2016, debido a que, estimó,
que ese año “será el peor de la agricultura nacional en más de 70 años. Ya el
2015 fue, en términos de cosecha per cápita, el peor año en 70 años pero el que
viene superará el record”.
“Eso
sucederá por una política equivocada por tratar de desplazar a los productores
naturales, al pequeño y gran productor privado por un sistema donde el Estado
es el que tiene la producción y control de la gerencia y de la garantía y
sustentabilidad de esa producción”, zanjó.
La
dieta rendidora
La
investigadora Marianela Herrera Cuenca, de la Fundación Bengoa, dijo a
Contrapunto que producto de la situación económica que atraviesa el país la
alimentación ha decaído y lleva a buscar alternativas para cubrir las
necesidades fundamentales para la salud del venezolana.
“Estamos
atravesando un problema alimentario muy severo porque antes uno podía sustituir
las proteínas costosas como las carnes magras y los pescados con huevos y
granos, pero ahora todo eso se volvió inaccesible. Entonces, en la actualidad,
la dieta del venezolano se ha convertido en una dieta rendidora y de
sobrevivencia.”, lamentó la entrevista.
Recordó
que el venezolano se ve afectado por la utilización exagerada de los
carbohidratos como aporte de energía, “porque la alimentación de nosotros, hoy
en día, está marcada por un pobre acceso a los productos, que son muy caros o
no se consiguen”.
Sin
embargo, existen otras opciones como método de sustitución. Ante el elevado
costo de las carnes rojos, la especialista recomienda comer berro o las hojas
de las remolachas que aportan hierro.
“Pero
esos tips requieren campañas de reforzamiento y de educación, porque no son
alimentos que la gente esté consumiendo idiosincráticamente. Para eso hace
falta otras estrategias que tampoco son factibles a corto plazo”, apuntó.