Opinión
Regional. José Jiménez. San Fernando.
En Venezuela, siempre se ha dicho que
“el poder es para el pueblo”. En las utopías de mi mente, yo suelo pensar que
es así… Pero nada más alejado de la realidad que esa frase.
Chávez y Maduro… (¡Sí! hablare un poco
de él)… Intentó dar poder al pueblo, partiendo de una idea personal nacida del
resentimiento de una sociedad contra la oligarquía del momento y sus
beneficiarios. Su idea se alimentó primero del resentimiento de pocos, luego de
muchos, luego de miles, y después ¡millones de venezolanos! que soñaron con la
idea de cambiar a Venezuela para bien, transformándola en una nación gobernada
por el pueblo y para el pueblo... Pero como era lógico suponer (para una mente
lúcida): ¡Chávez fracasó!, y solo sustituyó a una oligarquía, por otra.
¿Por otra?...
Revolución
de Camisetas
Chávez y su revolución solo lograron
para el pueblo, un cambio de camisetas. ¡Yo tengo la mía! ¿Y tú?... Si no la
tienes, en la próxima elección te darán hasta para usarlas de coleto en tu
baño. ¡Ya los contratos para traerlas de China, se están cocinando! (Me lo dijo
un Jauarito).
Y hablaría ahora de la economía y los
problemas del país. Pero mejor sigamos mirando arriba, entre los poderosos.
Dejemos a Maduro con su fabula de revolución, y a sus contrarios con su fabula
de estar luchando contra el castro-comunismo…
Los
titiriteros
Los poderosos titiriteros existen. Son
una realidad. Tienen nombres que no conozco (ni me interesa conocer), pero sé
cómo piensan y cuál es su objetivo final… ¿Cómo piensan?: No tienen ideología
política; No son ni de izquierda, ni derecha; No tiene fe (aunque los veamos
vestidos de Papas, imanes, santones, o santeros)… Y su objetivo final es
simplemente mantenerse en lo más alto de las líneas del poder.
Época
dorada de la revolución
Esta es una época muy prospera para los
titiriteros. Sin leyes que limiten a los títeres del régimen, los titiriteros
pueden meter sus manos en jugosas comisiones por el saqueo del país, vía
Cadivi, Sicad, Pdvsas, fondo chino, contratos para etc, etc. A los titiriteros, poco les importa si el
títere se viste de rojo u otro color. Pero es indiscutible que la libertad para
robar que hoy reina, es del agrado de los titiriteros. Así que esta es la época
dorada que nos prometió Chávez.
¡OJO!... No lo estoy insultando al
difunto Chávez. Pues usando la óptica deformada del finado: los ladrones que
gobiernan son el “pueblo”. Así que, aunque el pueblo está pasándola muy, pero
muy mal, según la "óptica Chávez": es el pueblo el que está en una
“época dorada”. ¡Horrible juego de palabras cargadas de realidad!
El
balance de la revolución de Chávez
El pueblo sufre. Chávez no sabe el mal
que le causó a Venezuela. En la burbuja de adulación que vivía, no pudo ver
cuán mal está el pueblo. No pudo entender, porque gente como yo lo adversábamos
en los barrios. Chávez aró en el mar. Crio cuervos y Maduro dijo que el
paquetazo era orden del comandante galáctico. Su revolución no solo destruyó la
vida de las generaciones presentes, sino también de varias generaciones
futuras.
Resentimiento
forzador de cambios
El resentimiento que engendró a Chávez
hace 17 años atrás, se ha multiplicado a niveles históricos. Ya no son solo los
sectores populares los que están resentidos, ahora es también la sobreviviente
clase media… Que obligada por la necesidad, ha tenido que volver la mirada
atrás, para ver a los sectores populares que dejaron atrás sus abuelos del
barrio. La clase media ha comenzado a entender la madures y escepticismo de la
gente de los barrios, ante los políticos que prometen la gloria pasada. ¿Cuál
gloria?... Mucha gente en la clase media, ha descubierto que allá, en los
barrios del sur de San Fernando, a los pobres se los lleva el canal de cintura
de excrementos de la indolente ciudad. La clase media sufre ahora, una muestra
del hambre, escasez, delincuencia, e injusticia, que los sectores populares han
sufrido continuamente ¡los últimos 57 años!... Y ese entendimiento está
abriendo la puerta del cambio… Y bla, bla, bla, consignas bonitas, etc, etc.
Sin
apuros
El cambio de gobernantes viene, porque
la sociedad está unida en su resentimiento. ¡Somos un pueblo de resentidos!,
que Dios mediante este año, va a sustituir a una clase política por otra. Y si
no, ¡Paciencia, clase media! Porque si hemos esperado 57 años en los barrios,
todos podemos esperar un poco más, mientras nos entendemos mejor como sociedad,
para poder acordar hacer un cambio ¡juntos!, que garantice a los sectores
populares mejoras, y no solo otro simple cambio de camisetas.
Los cambios ocurrirán en el escenario
teatral. Habrá cambio de títeres a petición del pueblo. Pero los titiriteros
seguirán allí. Como los dioses del Olímpo. Jugando con nuestras vidas. Quitando
y poniendo semidioses: Chávez, Maduro, Capriles, Leopoldo.
La
leyenda continúa
“El poder es para el pueblo”, dice la
leyenda. Y ojala, que los dioses titiriteros nos den héroes que saquen de la
extrema pobreza a los nietos de la señora inocente que siempre me grita “no volverán”, aunque ella no tenga idea de
lo que dice, ni sepa que existen los dioses titiriteros del poder.