El
papa Francisco clamó este domingo por que los mexicanos hagan de su país una
tierra de oportunidades donde “no haya necesidad de emigrar para soñar” y donde
no haya riesgo de caer en manos de los “traficantes de la muerte”.
Prensa.
AFP.
En una homilía pronunciada ante 300.000
fieles en el violento suburbio capitalino de Ecatepec, Francisco invitó a
“hacer de esta bendita tierra mexicana una tierra de oportunidad. Donde no haya
necesidad de emigrar para soñar, donde no haya necesidad de ser explotado para
trabajar”.
Hablando en una ciudad golpeada por la
violencia, especialmente contra migrantes y mujeres, el pontífice pidió hacer
de México “una tierra que no tenga que llorar a hombres y mujeres, a jóvenes y
niños que terminan destruidos en las manos de los traficantes de la muerte”.
“Es importante que lo haya dicho, es un
tema muy delicado (los traficantes de muerte) porque hace ver que las
autoridades no están haciendo nada para que eso termine, es algo bueno y una
llamada de atención al gobierno para que se ponga las pilas, qué bueno que lo
diga para que el mundo se entere de lo que está pasando aquí”, dijo Alicia
Tejeda, una contadora de 27 años después de escuchar la misa en Ecatepec. La ciudad donde habló el papa está
situada en una zona que es paso de emigrantes centroamericanos que buscan
llegar a Estados Unidos.
Cientos de fieles escucharon la misa en
pantallas gigantes colocadas en los alrededores del campo, muchos de ellos
sufriendo un sol inclemente después de haber pasado la gélida noche en el lugar
para ver pasar a Francisco en el papamóvil.
Poco antes en la misa, el papa advirtió
sobre las tentaciones del demonio de buscar el dinero, la fama y el poder. “Hermanas
y hermanos, metámoslo en la cabeza, con el demonio no se dialoga, no se puede
dialogar porque nos va ganar siempre. Solamente la fuerza de la palabra de Dios
lo puede derrotar”, expresó el prelado argentino, al reconocer que “sabemos lo
que significa ser seducidos por el dinero, la fama y el poder”.
La víspera, el papa presionó a líderes
políticos y obispos a combatir la violencia derivada del narcotráfico. Ecatepec,
de 1,6 millones de habitantes forma parte del estado de México, una región que
se volvió lúgubremente famosa por las alarmantes cifras de desapariciones de
mujeres y los hallazgos de muchos de sus cuerpos desmembrados flotando en el
río de los Remedios, a unos 20 km de la sede de la misa de este domingo.
Al menos 600 asesinatos de mujeres entre
enero de 2014 y septiembre de 2015 se han registrado en el estado, según
registros de la ONG Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio. Los
feligreses consideran que la visita del papa a Ecatepec debe ayudar a renovar
la fe de sus habitantes y despertar la conciencia de los criminales.
Así lo comentó Janis Alexandri Vargas,
un travesti de 31 años que acudió a la misa junto a otras tres personas con la
bandera de la diversidad sexual. “Sabemos que el papa apoya a la comunidad gay
y venimos para que se acabe tanta homofobia, los feminicidios y las violaciones
de niños, que sabemos que hay gente que son pederastas y que a ellos no los
juzgan como a nosotras”, dijo Vargas.
- Feminicidios -
Pero otros habitantes de Ecatepec
piensan diametralmente distinto. Karla Paola Romero, una estudiante de
sociología de 21 años, estuvo a punto de engrosar la cifra de desapariciones de
mujeres hace tres años, cuando dos hombres intentaron secuestrarla afuera de su
casa.
Al pie del Cerro Gordo, donde en
diciembre apareció el cuerpo desfigurado de una mujer con huellas de violación
sexual, Romero espeta rabiosa que el papa decidió visitar Ecatepec para “formar
una fe”, pero que se equivocó de lugar porque “esa fe está perdida”.
Antes de llegar a México, el pontífice
argentino dijo que hablaría claro sobre la corrupción y el alto índice de
criminalidad que afecta a varios puntos del país, con más de 100.000 muertos o
desaparecidos en una década. El sábado aprovechó su visita al Palacio
Nacional y a la catedral de la capital para exigirle a líderes políticos y
religiosos que hagan más gestos para devolverle la paz a los mexicanos.
Con el presidente Enrique Peña Nieto a
un lado, el papa dijo a legisladores y funcionarios del gobierno que tienen el
deber de darle a los mexicanos una “justicia real” y una “seguridad efectiva”. Más
tarde, en la catedral instó a los obispos y arzobispos a enfrentar el
narcotráfico “con coraje profético”.