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Alias Pablito y Gustavo ya están
reclutando a miembros de las Farc que se oponen a los diálogos. Gustavo Aníbal
Giraldo Quinchía tiene 48 años, el control de la extorsión a petroleras en
Arauca, injerencia en las administraciones locales, hombres bajo su mando en
Boyacá, Casanare, Chocó, Cesar y Nariño, y la ascendencia suficiente en la
guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (Eln) para mantener cerrada la
puerta de los acercamientos de paz con el gobierno Santos.
Completa un año exacto en el llamado
Comité Central del Eln (Coce), al que lo llevaron con el propósito de que
dejara de ser una rueda suelta e incluirlo en la fase exploratoria de un
posible diálogo y posterior desmovilización.Pero Giraldo, conocido con el alias
de Pablito, tomó distancia del proceso y desató una ofensiva militar que hasta
ahora deja tres policías asesinados por francotiradores en Nariño, un conato de
paro armado en Arauca y Chocó y dos torres eléctricas derribadas en el sur del
Cesar que afectaron a 200.000 personas.
También se le atribuye el atentado que
cobró la vida, este viernes, de tres policías en Aguazul, Casanare, y que dejó
a siete heridos; del crimen de otro uniformado en Norte de Santander y del robo
de armas a una comisión del CTI en Cauca.
Aunque Nicolás Rodríguez Bautista, alias
Gabino, es el jefe natural del Eln, no ha podido alinear a toda la tropa en
torno a los acercamientos con el gobierno Santos, que adelantan desde el 2014.
Al respecto, fuentes oficiales confirman que ‘Pablito’ tiene el dominio sobre
el 60 por ciento del Eln, grupo que suma en sus filas cerca de 1.500
guerrilleros y a por lo menos 3.000 milicianos.
Ese poder lo consolidó al convertirse en
el principal financiador de los frentes de guerra, a través de rentas ilegales
como la extorsión y el secuestro, pero también legales como la apropiación de
parte de las regalías que reciben los municipios petroleros bajo su influencia.
Su poder es tal que se considera un
‘estado dentro del Estado’, y bajo esos parámetros está pidiendo que se
desarrolle una negociación política entre iguales: “El Eln no está dispuesto a
un sometimiento. El Eln está planteando una negociación política. Quieren
vernos como unos terroristas, y no lo somos”, advirtió en una de sus últimas
apariciones a través de un video que circula por internet.
Asesinos de policías
Se sabe que las actividades ilegales le
han dado un músculo económico a ‘Pablito’ que ha convertido en armas y
municiones para los diferentes frentes de guerra y en grandes predios con los
que consolidó su presencia y poder en las llanuras que limitan con Venezuela, a
través del frente Domingo Laín, la punta de lanza del llamado frente de guerra
Oriental.
‘Pablito’, oriundo de Bogotá, llegó en
los 70 a la región del Sarare, Arauca, y creció con el Laín, al que le ha
inyectado recursos y táctica militar con un alcance inusitado. Con 500 combatientes y una red de 1.500
milicianos, han hecho operaciones de guerra en departamentos vecinos como
Boyacá, en donde atacaron a una patrulla militar y mataron a 12 uniformados, en
octubre del año pasado.Quien ejecutó esa acción fue alias William, su hombre de
confianza y quien opera en Saravena, Fortul, Tame, Arauca, Arauquita (Arauca) y
Cubará (Boyacá). A solo el Laín se le atribuyen 426 incursiones armadas en los
últimos 5 años, y son responsables de más de 200 atentados al oleoducto Caño
Limón-Coveñas.
Pero ‘Pablito’ está buscando expandirse
por todo el país. Ya nutre de armamento al llamado frente de guerra
Suroriental, bajo el mando de alias Gustavo o HH, con quien viene copando los
espacios que las Farc dejarían tras el firma del acuerdo de paz en Cuba.
Con ‘Gustavo’, sus tentáculos se
extienden a 12 poblaciones de Nariño claves para el narcotráfico y el tráfico
de armas: Ricaurte, Barbacoas, Cumbitara, El Charco, Magüí-Payán, la Llanada,
Santa Cruz, Cumbal, Samaniego, Providencia y Túquerres.
Francotiradores del Eln de esas
estructuras fueron quienes asesinaron el pasado 15 de febrero, en Bocas de
Satinga, al patrullero Édinson Burbano y a los auxiliares de policía Jhon
Oquendo y Édison Montoya. También tienen en su poder a los soldados del
Ejército Jaír Villar Ortiz, secuestrado a principios del año, y a Ramón José
Cabrales, en poder de la guerrilla desde el 2015.
“En esa región montaron la Escuela de
Tropas Especiales y desde allí controlan narcotráfico, minería ilegal,
extorsión y tráfico de armas”, dijo una fuente de inteligencia. Y agregó que
alias Fernando y Harrison son las fichas de ‘Pablito’ en el Chocó.
Alianza con las Farc
Estos dos sujetos están reclutando a
guerrilleros de las Farc que no están con el proceso en La Habana. Además, son
la claves para el narcotráfico. Ya están recibiendo dividendos por el control
de rutas y alianzas con narcotraficantes, incluida la banda criminal de ‘los
Úsuga’.
“Están extorsionando a contratistas en
proyectos regionales y obtienen un flujo adicional de dinero con la minería
ilegal, especialmente en Mistrató, frontera entre Chocó y Risaralda. Controlan
el eje vial entre Quibdó y Medellín. Además hacen presencia en Quibdó, Medio
Atrato, Lloró, Bagadó (Chocó) y en Pueblo Rico (Risaralda)”, explicó el
investigador.
La alianza con un grupúsculo de
disidentes de las Farc ha resultado tan efectiva que gente del Domingo Laín ya
se empezó a mover al Chocó, y de manera silenciosa están obteniendo dividendos
por cuenta del narcotráfico.
Por todo esto, hace dos semanas, el
presidente Juan Manuel Santos advirtió que al Eln lo está dejando el tren de la
paz: “Se equivoca si cree que con vil asesinato de policías va a forzar
diálogos. Vamos tras responsables", agregó el viernes tras el atentado en
Casanare.
En los próximos días se sabrá si
‘Gabino’ logra alinear a ‘Pablito’ y si los diálogos exploratorios continúan.
Mientras eso se define, el Eln sigue siendo objetivo de las Fuerzas Armadas:
ayer, en Medellín, se desarticulo una red que lo nutría de armamento y a la que
le pagaban con coca.
El factor Venezuela
Algunos analistas y voces en el alto
Gobierno también atribuyen la postura de guerra de un sector del Eln a la
intención de reincorporar a la mesa exploratoria de diálogos a Venezuela, como
país mediador. No solo le conviene logísticamente a ‘Pablito’, que se siente
más seguro en el país vecino. Además, sería un mecanismo para darle un nuevo
aire político-internacional al gobierno Maduro, que atraviesa uno de sus
momentos más difíciles. En enero, el gobierno Santos reconoció que iba a
cambiar de sede de los diálogos porque Caracas se estaba convirtiendo en un
obstáculo. Pero ‘Pablito’ piensa diferente.
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