Siete
millones de dólares. Ni usted ni yo tendremos los años suficientes para
entender realmente cuánto dinero es eso y en qué se puede gastar. Pero Rafael
Esquivel sí. De hecho tiene más, esto es solo el monto para que pudiera esperar
por su juicio en casa.
Prensa.
elestimulo.com
Según la agencia de noticias AFP,
el expresidente de la Federación Venezolana de Fútbol permanecerá en el área de
Nueva York y Florida con brazalete electrónico y será monitoreado por un
circuito de televisión las 24 horas del día. Los pasaportes, que le permitían
viajar por todo el mundo, ahora los tiene el FBI. Se ha convertido pues en un
personaje de Martin Scorsese: un Ray Liotta suramericano.
Siete millones de dólares, al
cambio que el gobierno venezolano anunció el pasado miércoles, son 1.442
millones de bolívares. Al mercado negro, 7 mil millones de bolívares. Para
citar solo un ejemplo, una camioneta último modelo cuesta en el país 42 mil
dólares. Con el monto que representa la fianza, se pueden comprar 167.
El abogado, especialista en
materia deportiva, Antonio Quintero, explicó en su columna para El Estímulo que
dos de los siete millones de dólares provienen de la familia. Los otros cinco
se derivan de las propiedades que el estado norteamericano le congeló a
Esquivel.
Según The New York Times,
Esquivel acumula ocho propiedades en territorio norteamericano. Cinco en la
ciudad de Hialeah, Florida, otras dos en 660 SW 149th Street de Miami y una más
el suroeste de la misma ciudad del estado sureño. A pesar de que esas
posesiones fueron transferidas por 100 dólares cada una a una sociedad creada
en 2011 –una estrategia muy común para evitar responsabilidades- el venezolano
siguió recibiendo directamente el dinero por las rentas.
Para Esquivel no es nuevo manejar
propiedades a su antojo. En el año 2000, mediante una cuestionable maniobra,
vendió el terreno de su propia familia a la FVF, para realizar el actual Centro
de Alto Rendimiento, que funciona en Margarita y donde entrena la selección de
Venezuela.
Y en la FVF no hay dinero
Si la vida de Rafael Esquivel se
llevara al cine, costaría que fuera original. Su historia es el lugar común de
los que se amparan en su influencia hasta que, obnubilados, se creen
intocables. Entonces, caen. Es la historia de los Capone, Corleone, Conway…
Porque si algo supo hacer
Esquivel durante sus 28 años como máximo dirigente del fútbol venezolano fue
realizar ofertas que nadie pudo rechazar, a lo Marlon Brando. Podemos recordar
los nombres que los criticaron abiertamente y terminaron trabajando con él –lo
cual no quiere decir que también sean corruptos-. Richard Paéz, por ejemplo,
fue uno de los grandes disidentes y su oposición fue castigada. Le fue negado
el cargo de seleccionador nacional hasta que la situación de José Omar
Pastoriza se hizo insostenible. Llegado ese momento, la jugada del presidente
de la FVF fue obvia: darle el cargo en el peor escenario para que se “quemara”.
Sin embargo, para bien del traumatólogo y de Venezuela, ocurrió todo lo
contrario.
Laureano González, quien le
relevaría en el cargo en la FVF, Jesús Berardinelli (fue opositor en unas
elecciones como se puede leer aquí), Nelson Carrero, Luis Mendoza (fue el
enlace en la última extensión del contrato de PDVSA como patrocinante de la
Vinotinto) y hasta el propio Noel Sanvicente (aseguró que no dirigiría a la
selección mientras estuviera en el poder), son nombres importantes, que
demuestran la capacidad de negociación de Esquivel.
Cuando la disidencia estaba en
minusvalía no negociaba. Simplemente aparecía su autoritarismo. Durante su
mandato, Meridiano Tv y prensa, Directv, SportPlus, estaciones de radio y
diferentes medios de comunicación del interior recibieron órdenes que fueron
acatadas ante la amenaza de perder los derechos para la transmisión del torneo
nacional o de la selección nacional. Varios comunicadores pasaron al
“congelador” (dejaron de narrar y comentar), como consecuencia de algún
comentario que Esquivel consideraba ajeno a sus intereses.
Ese poder absoluto le permitía al
hoy detenido en Estados Unidos eliminar y colocar patrocinantes. Sucedió con
Empresas Polar y Provincial. Cuando PDVSA se convirtió en el principal aportador
de la selección de Venezuela empezaron los problemas de caja. Sin embargo,
Esquivel resolvía desde sus cuentas personales. Obviamente, una vez congeladas,
el organismo que ahora está bajo el mando de González se declaró en emergencia.
Entonces tenemos la gran
paradoja: mientras Esquivel tiene dinero para esperar una sentencia, en
Venezuela se debate si los jugadores deben jugar solo por amor a la
camiseta. Y valga aquí también recordar
que a muchos futbolistas y técnicos no parecía extrañarles que algunos premios
llegaran a sus cuentas desde las firmas personales del directivo y no desde los
procesos naturales que establecen los contratos.
El llegadero
Sin billetes verdes, con PDVSA en
mora y un país económicamente en la bancarrota, los jugadores fueron advertidos
de la peor manera sobre la inminente desmejora en sus salarios. Al cuerpo
técnico debutante le tocó manejar esta situación con un nuevo presidente
(Laureano), quien demostró rápidamente la falta de capacitación en el
organismo.
¿Cuál ha sido el gran aporte de
Esquivel al fútbol venezolano? Tomó el poder en 1988 y Venezuela nunca ha
asistido a un Mundial de mayores. Durante más de 20 años, el arbitraje siempre
le restó fuerzas y a pesar de que llegó a ser vicepresidente de Conmebol, las
condiciones para cualquier selección nacional fueron infames por mucho tiempo.
Por estos días se repite la frase “con Esquivel esto no pasaría”. De la
entonación se entiende:
1: Que apagaba el incendio con
chequera.
2: Que solo él conocía el negocio
(FVF).
No obstante, la frase también
encierra una gran lectura sobre cómo entendemos y cómo actuamos en el país.
Como gremio, la falta de solidaridad y miedo permitió que Esquivel anulara la
crítica; dueños de medios o gerentes de programación impidieron que se hiciera
contraloría a la FVF; el Estado, desde la Copa América de 2007, alcahueteó sus
desatinos para luego exigirle que PDVSA apareciera en el pecho (sin olvidar la
extensión de equipos en primera división por decisión de los gobernadores); y
muchos jugadores que hace poco firmaron la carta pidiendo la salida de la
actual estructura, le hicieron la corte. Y, para la guinda, quienes hoy están
en la FVF –visto el presente-. nunca se preocuparon por revisar la salud
económica del ente.
¿Por qué Esquivel tiene siete
millones de dólares para pagar su fianza mientras el fútbol nacional está
quebrado? En el anterior párrafo tiene la cuenta.