Opinión.
Augusto Guevara Anzola
Apure
industrial: el Central Azucarero
Poderosos
intereses frenaron en seco desarrollo del Central Azucarero
Vamos a reactivarlo:
Cuando el candidato presidencial de
Acción Democrática en 1973, Carlos Andrés Pérez, visitó Apure, la Dirección
Regional del partido acordó que las comidas debían hacerse en las casas de los
dirigentes. Una de esas mañanas tocó en mi casa, calle Bolívar, No. 20, en San
Fernando. En un aparte, después del desayuno, CAP me formuló esta pregunta: ¿Tú
como joven, a qué atribuyes este tremendo subdesarrollo de Apure respecto al
subdesarrollo del país? Le contesté: “a que hemos tenido la mala suerte que los
presidentes designen gobernadores mayoritariamente “fuereños””. No creo que
quien resultó luego elegido presidente, le haya hecho caso a aquel muchacho
adeco.
Los mejores campesinos del mundo y 200
mil hectáreas
Pero, para buena suerte nuestra, designó
a un honorable, competente y digno hijo de Apure: Eduardo Hernández Carstens;
también designó a otro apreciadísimo hijo de Apure, David Coirán, como
presidente de Cenazucar, que era el organismo del estado que diseñaba y
regularizaba la actividad azucarera en el país, y como obtuvimos una sólida
mayoría en la Asamblea Legislativa del estado, elegimos como presidente al más
joven de los legisladores: José Gregorio Montilla, y a mí, que también fui
elegido legislador, me designaron como Secretario General de Gobierno.
Esos cuatro apureños nos impusimos la
tarea de lograr para nuestro estado, el desarrollo de una industria azucarera,
para lo cual contábamos con las siguientes ventajas comparativas: a) los
mejores campesinos del mundo, b) la existencia de 200.000 hectáreas de tierras
fértiles ubicadas en la troncal 19 (entre Biruaca y Apurito), y con el mejor
clima para ese fin. Así constaba en el estudio que encargamos, y c) realizamos
una encuesta entre los campesinos del sector, quienes aprobaron 100% el
proyecto.
Con esos auspiciosos resultados no se
podía vacilar jamás. Y con toda la energía de aquellos años, y de los de hoy,
nos lanzamos a buscar lo que conseguimos: el proyecto, el financiamiento y el
mercado. ¿Cómo?: con una estupenda negociación con el Reino de Persia, hoy
Irán, y con su soberano, su majestad el Sah Mohamat Reza Pahlevi, un hombre
moderno, civilizado, amigo de Occidente, luego depuesto por una horda de
bárbaros capitaneados por otro bárbaro, el Ayatolah Jomeini.
Contábamos con US$100.000.000
Mediante aquella operación, el Sah de
Irán se comprometía a financiar totalmente el proyecto de US$100.000.000, y
nosotros a vender a Irán toda la producción del Central Azucarero. Así se
inició la siembra de caña en fase experimental y se construyó la fábrica de
Pelet, ésta como fase previa para el Central. Y, teniendo el proyecto, el
financiamiento y el mercado ¿por qué no tenemos el Central? Permítanme
informarles: poderosos intereses económicos, con sus correspondientes
protectores políticos, nos frenaron en seco el desarrollo de aquella hermosa
obra para Apure. Ahora me pregunto ¿seguiremos de brazos cruzados? ¿Nos
dejaremos derrotar para siempre por esos poderosos? De ninguna manera,
resignarnos nunca.
Los apureños no somos tontos
Hemos de decir como el General Páez en
“Las Queseras del Medio”: “Vuelvan caras”. Tan feliz era aquella acción que el
mismo Sah de Irán nos visitó en Apure acompañado por la Primera Dama de Irán,
su majestad Farah Diba. ¿Seremos tan pendejos los apureños para no reaccionar
al grito paecista? Contesto por todos: pendejos no somos. Volveremos y más
ahora, cuando próximamente será elegido gobernador de Apure el más conspicuo de
los cuatro padres de la criatura, José Gregorio Montilla, con quien
indudablemente contaremos para este, y para cualquier proyecto que contribuya
al desarrollo definitivo de nuestro estado.
Promovamos una reunión inmediata con
Montilla
Montilla no sólo es uno de los padres de
la criatura, sino que es un gerente público progresista, audaz, amigo del
emprendimiento, del desarrollo de la empresa y de toda iniciativa que propenda
al mejoramiento humano. Claro que podemos contar con él, para ésta y para
cualquier otra obra de similares características, pero no podemos dejarlo sólo,
dispongámonos a la lucha. Empantuflados y enchinchorrados no lograremos nada.
Promovamos una reunión con el próximo gobernador a objeto de crear un equipo de
trabajo, juntos lograremos el despegue. Apure nos necesita a todos y no podemos
esquivar la responsabilidad, sobretodo que no se trata sólo de nuestro estado,
que ya es bastante, si no que la reactivación de la agroindustria apureña
incidirá en el abatimiento del hambruna chavista de Venezuela, ya sentenciada
con el próximo triunfo CONSTITUCIONAL, DEMOCRÁTICO y ELECTORAL de los
venezolanos, según las épicas jornadas de validación.