Opinión. Cesar
Miguel Rondon.
Es
rara y terrible la sensación de estar en medio de un desierto, apenas guarecido
por lo que queda de lo que alguna vez fue un generoso caserón y que devino
penosamente en destartalado rancho de tablas, cartón y un pedazo de zinc. Ver
que se han caído las paredes, el techo y que solo nos quedan la intemperie y la
desgracia. ¿Por qué pinto esta imagen? Porque es la única que me viene a la
cabeza luego de leer: “Nueve neonatos fallecieron en doce días en el Hospital
Jesús Maria Casal, de Acarigua, Estado Portuguesa. La causa de muerte en todos
es la misma, una sepsis neonatal por la contaminación del retén. El
especialista en ginecobstetricia, Carlos Casal, explicó que el retén no tiene
aire acondicionado, necesario para mantener a raya las bacterias y donde están
los bebes prematuros o con alguna condición especial, y por ende con menor
resistencia a las bacterias”.
Nueve
neonatos fallecen. Pero esta noticia, por frecuente, deja de serlo. Y, además,
qué importa. Nada importa en el alto poder. Un equipo de futbol, Trujillanos
FC, es humillado en el terreno de juego en Maturín, pero la verdadera
humillación vendría después cuando, en plena carretera, los secuestran en Boca
de Uchire. Seis delincuentes fuertemente armados les roban hasta los balones.
Otra noticia más, exagerada pero recurrente, que tampoco importa. La
inseguridad en las carreteras del país es legendaria en el continente.
A
todas estas, dice el Ministro Del Pino, a nombre del gobierno, que “el canje de
bonos de Pdvsa garantiza mayor rendimiento”. El diario El Mundo, oficialista,
titula: “Canje se hace atractivo para los grandes inversionistas”. Pero un
diario como Panorama, no precisamente adverso a la línea gubernamental,
desmiente: “Las condiciones del bono no apetecen a los mercados. Cupón para vencimiento
de este año es el mismo.” Y reseñan que
Standard & Poor’s ha rebajado la certificación de los bonos: “La
Agencia de calificación de riesgos Standard & Poor’s dijo ayer que rebajó
la calificación de la deuda de Pdvsa a grado CC con un panorama negativo, luego
de que la firma anunciara una propuesta de canjear bonos que vencen en el 2017
por un valor de 7.100 millones de dólares. La compañía ha enfatizado que la
oferta de canje es voluntaria, pero la agencia dijo que dadas sus condiciones,
si la operación se lleva a cabo significaría un incumplimiento de sus
compromisos”.
Al
respecto, la economista Tamara Herrera explica: “Cuando te pasan a ese nivel,
cuando te bajan de CCC a CC, se habla de “default inminente”, o sea alta
probabilidad de que incumplirás algunas de tus obligaciones.” Y añade: “A mi
modo de ver, la materialización de un default expresaría la llegada a una
situación caótica (casi inimaginable) como consecuencia de la lucha por la
supervivencia política a costa de la destrucción de la industria petrolera.”
¿Importará acaso esta noticia? A lo mejor
tampoco. Una noticia más, en definitiva. Ya ni siquiera la gallinita de los
huevos de oro tiene importancia, se quedó sin dolientes.
Tanto
pelear por la presidencia del Mercosur, y los cancilleres de los cuatro países
fundadores le dicen a Delcy Rodríguez -como Héctor Lavoe en su guaracha- “no te
me vistas porque no vas”, y ni siquiera la convocan a la reunión. Venezuela,
pues, queda por fuera. Total, qué importa el fracaso en el Mercosur después del
fracaso en la Cumbre de los No Alineados. Podrían cerrar la Casa Amarilla.
Y,
a todas estas, el Consejo Nacional Electoral que no deja de jugar con la
paciencia y la dignidad de los venezolanos. Leo en El Informador, de
Barquisimeto: “Luego de una reunión que comenzó con tres horas de retraso,
pasadas las 8 de la noche de este lunes, la directiva del Consejo Nacional
Electoral decidió continuar hoy la discusión sobre las condiciones para la
recolección de las firmas del 20% de los electores que permita activar el
Referéndum Revocatorio presidencial. La distribución y asignación de los
centros de votación donde deben acudir los votantes fue uno de los temas que
habría “trancado el juego”. Es decir, ayer tampoco hubo decisión. Y recordemos
que las rectoras nos la deben desde el viernes, cuando no se reunieron porque
se sintieron amenazadas, tan frágiles ellas. Pero qué importan los días.
“Existe
la nefasta posibilidad de que el CNE termine con sus manos manchadas de
sangre”. Frase tan fuerte, tan gruesa, es de Jesús Torrealba, Secretario
Ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática. Advierte que “el ente comicial
puede desatar un intenso periodo de lucha para preservar el derecho a salir de
la crisis en paz y a través del voto”.
¿Qué
decir ante tanto? ¿Qué decir ante tanta indiferencia, tanta impotencia? ¿Qué
decir cuando ya nada importa? Quedamos en el desierto. A la intemperie. Se nos
cayó completo el rancho y nadie a la vista para darnos una mano. Pero qué
importa, todo para que Nicolás Maduro siga en el poder.