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Venezolanos
en el exilio: sus compatriotas de aquí, no tenemos por ustedes más que
agradecimiento ya que se convirtieron en nuestra caja de resonancia en todo el
planeta
Por
razones de trabajo -que en mi país me niegan- he tenido que viajar al exterior
con alguna frecuencia. En cada aeropuerto al que he llegado, siempre hay un
venezolano esperando a otro venezolano, con su mirada cargada de nostalgia, de
recuerdos y hasta de esperanza.
Un
par de veces al tomar el taxi, el conductor ha resultado ser un compatriota que
para más señas, fue botado de PDVSA. La abrazan a una como para percibir el
olor de nuestra tierra, para sentir esa calidez tan venezolana. ¿Cuántos
jóvenes, recién graduados, hombres y mujeres nos hemos topado en hoteles,
cafeterías y supermercados realizando trabajos dignos, pero que nada tienen que
ver con los estudios por ellos realizados? Cuántos arquitectos como meseros,
ingenieros de cajeros, abogados de maleteros, médicos cirujanos haciendo el
trabajo de enfermeros, administradores como cocineros en cadenas de comida
rápida, en fin, están por todas partes, haciendo de todo, con la esperanza de
volver pronto a sus afectos y paisajes, olores y sabores, ríos, mares, montañas
y sabanas.
También
nos topamos en los medios de comunicación internacionales con decenas de
colegas, técnicos y artistas que dan lo mejor si para demostrar, en la tierra
que les recibió, que los venezolanos “tenemos con qué”, que somos preparados,
eficientes y responsables. Incluso trabajadores sin horarios, no sólo por la
necesidad de percibir un salario mayor que les permita una vida digna en un
país que no es el suyo, sino también por entrega, por pasión de hacer bien el
trabajo encomendado. Ese es el venezolano y venezolana que reconozco y
encuentro fuera de nuestra patria.
Emprendedores
todos, con ganas de superarse y abrirse camino para ellos y sus familias. Ser
extranjero no es fácil, no ser nacional del país donde se reside te coloca en
minusvalía con relación a los propios. Y es lógico, los gobiernos brindan
protección y oportunidades a sus nacionales, ellos son su prioridad. Así que
los compatriotas en el exterior no la tienen fácil, pero tienen seguridad
física, esa que nos robo la revolución. He conocido a muchos más de los que
quisiera… Lamentablemente, se agranda la diáspora venezolana día a día.
De
los perseguidos y exiliados políticos de verdad, de esos que el
chavismo-madurismo amenazó con cárcel por pensar distinto, hay historias en
demasía. Estudiantes torturados, humillados y violados quienes tratan de
olvidar los golpes pero que llevan el tricolor tatuado en la piel. Otros, ya no
tan jóvenes, que llevan 10, 12, 14 años sin poder pisar su tierra, que han
llorado a solas la muerte de padres, madres, hermanos y amigos a quienes no
pudieron darles el último adiós.
Venezolanos
en el exilio: sus compatriotas de aquí, no tenemos por ustedes más que
agradecimiento ya que se convirtieron en nuestra caja de resonancia en todo el
planeta. En la voz de millones de hombres y mujeres a quienes pocos en el mundo
escuchaban sobre el horror de la dictadura venezolana. Ustedes lograron abrir
los sentidos a la comunidad internacional para que pudiese conocer de primera
mano, la grave crisis humanitaria que vive nuestro pueblo. Gracias, mil gracias
por sus esfuerzos, la unión de voluntades, la firmeza en la palabra al contarle
a los pueblos que les dieron protección y cobijo, que millones de venezolanos
dentro y fuera de nuestras fronteras luchamos por el rescate de la libertad y
la justicia, la instauración de la democracia y la re-institucionalidad en
Venezuela y que esperamos su acompañamiento.
Por
Nitu Pérez Osuna
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