Desde Lucha Internacionalista nos solidarizamos con todas las víctimas
del ataque de ayer y sus familias. Rechazamos este tipo de acciones que
pretendent sembrar el terror y el miedo entre la población, así como rechazamos
el fanatismo reaccionario que las inspira.
Prensa. Lucha Internacionalista. Andreu Pagès
Hoy no nos olvidamos de los miles de hombres,
mujeres y criaturas que mueren en las calles de Siria e Irak, en ataques
parecidos o bajo las bombas occidentales. Para nosotros no hay muertos de
primera y de segunda: rechazamos la hipocresía de los gobiernos de Europa, que
sólo se horrorizan cuando la sangre se vierte en París, Berlín, Londres, Niza o
Barcelona.
Es falsa la disyuntiva que nos plantean Rajoy o
Puigdemont: la “democracia” contra el “terrorismo”, la “libertad” contra la “barbarie”.
Y es lamentable que Colau –y parece que Podemos a tenor del comunicado de la
Mesa y la Junta de Portavoces del Congreso- se sumen a su llamamiento a la “unidad”.
¿De qué democracia hablan? ¿De la que nos llevó a la guerra de Irak? ¿La que
apoya al estado genocida de Israel? ¿La que con el rey en persona firma
millonarios contratos de armas con la sangrienta monarquía de Arbia Saudita? ¿La
que considera al criminal Al-Assad, un mal menor para Siria? ¿La que militariza las fronteras
europeas y condena a la muerte en el mar a miles de personas? ¿La que recorta
derechos y libertades y criminaliza las luchas en nuestro país? ¿La que condena
a la clandestinidad y la sobreexplotación a miles de trabajadores y
trabajadoras sin papeles? Todas estas políticas de las “democracias” europeas
al servicio de las multinacionales, son parte del problema, y no parte de la
solución. No podemos esperar que tanta violencia, tan cerca, no nos salpique.
Son estas políticas las que alimentan la espiral en que crece el fanatismo y
grupos como Daeix que –no debemos olvidarlo- se han hecho fuertes en Siria e Irak sofocando en sangre la lucha por
la libertad de sus pueblos.
Por eso no nos creemos las lágrimas de cocodrilo
de los gobiernos que son responsables también de esta violencia. Y no nos
pondremos detrás de sus pancartas, que sólo utilizarán para sembrar más sangre
y más miedo. Ya pasó después de los atentados de París, con el primer ministro
israelí Benjamin Netanyahu encabezando la manifestación al lado de los jefes
del imperialismo, la declaración del estado de emergencia y los bombardeos
franceses al día siguiente sobre Siria. No será en nuestro nombre, que se
validen y profundicen estas políticas una vez más. No será utilizando los
muertos inocentes de hoy en Barcelona que se legitimaran los bombardeos
indiscriminados del imperialismo sobre Raqqa o Mossul. Como gritamos después de
los atentados de Atocha, las bombas en Bagdad estallan en Madrid.
Tampoco en nombre de nuestra seguridad aceptaremos
la militarización de nuestras vidas, como presagia la convocatoria del Pacto
Antiterrorista anunciado ayer por Rajoy. Como tampoco que se cierren las
fronteras a la gente que huye de la guerra –y de un terror mayor al vivido ayer
aquí- o de la miseria. Ni tampoco, que se ponga en el punto de mira a los migrantes
o a los musulmanes.
Pero igual que no nos encontraran tras las
banderas del Estado encabezado por la Monarquía, saldremos a la calle a acompañar
las familias de las víctimas y a gritar muy fuerte todo esto: ¡los muertos son
nuestros, del pueblo, y no de la política de la violencia contra los pueblos de
aquí y de todo el mundo!