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Estimulo.com.
El Plan Conejo diseñado por Freddy Bernal, en su
nuevo cargo de Ministro de Agricultura Urbana, es una de las propuestas del
gobierno de Nicolás Maduro para hacer frente a la “guerra económica”. Expertos
lo consideran desacertado. Para cubrir las proteínas que necesita una familia
en un año, se necesitan 1.080 animales.
El gobierno de Nicolás Maduro atribuye el hambre que
afecta a más de cuatro millones de venezolanos, de acuerdo con la Organización
de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), a la
“guerra económica” con la que lucha el presidente –sin mucho éxito- desde que
asumió el poder. Y, según Freddy Bernal, esa guerra se ganará con desapego.
El nuevo ministro de Agricultura Urbana pidió en un
Consejo de Ministros que se hagan “campañas de radio, televisión, caricaturas,
por todas partes, para que la gente entienda que el conejo no es una mascota,
son 2 kilos y medio de carne, con alta proteína y sin colesterol”.
Entre las risas del gabinete en pleno, Bernal
sugirió no ponerle nombres y ni lazos a los animales para criarlos y luego
comerlos. “Una coneja pare 12 conejitos, en dos meses tenemos un conejo de 2
kilos y medio. Una coneja puede tener hasta 90 conejos al año”.
La carne del conejo es rica en proteínas, no tiene
colesterol ni ácido úrico. Sin embargo, la cría de conejos no puede realizarse
en cualquier espacio y tampoco es recomendada como una salida a la crisis
alimentaria que vive el país. La nutricionista Susana Raffalli explica que el
conejo es uno de los animales comestibles con más alto porcentaje de desecho,
que ronda el 60%.
Así, luego de retirar las partes no comestibles, una
familia requeriría unos tres conejos medianos para cubrir su requerimiento de
proteína. Si se utiliza este animal para reemplazar las carnes
de pollo y vaca, como propuso Bernal, se necesitarían 1.080 conejos al año. “La peor variedad para aumentar el consumo de
proteínas son las aves y los conejos. ¿Dónde está la asesoría de la FAO? La
carne de vaca se prioriza porque tiene un factor de desecho más bajo y le sacas
mucha más carne”.
Raffalli, experta en seguridad alimentaria en
situaciones de emergencia y desastres, recomienda que se rescate la industria
nacional en lugar de buscar soluciones que requieren más esfuerzo y dinero. “Antes que el Plan Conejo había que sentarse con
Fedenaga. ¿Cómo se abandona la ganadería para producir conejos? Es como
abandonar los maizales, y pedirle a la gente que coma carne de auyama”.
Sin cultura
El patrón de consumo de alimentos de los venezolanos
revela que los conejos no están entre las principales fuentes de proteínas
preferidas.
La Encuesta Condiciones de Vida de 2016, elaborada
por las universidades Central de Venezuela, Simón Bolívar y Católica Andrés
Bello, mostró que 44,1% de los encuestados compra carne; 43,6%, pollo; 32,3%,
pescado; y 23,6% huevo.
El problema, encontró en ese momento la Encovi, era
económico. La falta de dinero ha hecho que la gente migre de productos animales
a vegetales.
Algo similar reflejan los datos de la Industria de
Alimentos Concentrados para Animales, que indica que en Venezuela el promedio
de consumo de pollo al año está en 8 kilos por persona, cuando el balance
general de la región está entre 40 y 50 kilos.
Entonces, si el problema es económico, la carne de
conejo puede no ser la solución. Luis Blanco, criador, estima que, para la
venta, el kilo de conejo cuesta 24.000 bolívares, y que es necesario uno de al
menos 1,600 kg para una comida de 4 personas.
Ese almuerzo, contando solo la proteína, costaría
34.000 bolívares, más que los 17.500 que pueden gastarse en un pollo en el mercado
de Quinta Crespo y que alimentan a la misma cantidad de gente.
“El problema es cómo nos vamos a abastecer de carne
de conejo si no somos productores ni consumidores. Es un parche muy pequeño a
la crisis, porque habría que tener criaderos, graneros. Nada de eso existe”,
critica Marianella Herrera, miembro de la directiva de la Fundación Bengoa.
Para la nutricionista sería más viable rescatar la
industria existente de aves y reactivarla. “El pollo es un animal cuyo ciclo
permite avanzar rápidamente hacia la estabilización de la producción para
satisfacer la demanda y la gente ya tiene en su mente las preparaciones, y eso
también es muy importante”.
La barrera cultural se convierte así en otra traba
para el éxito del programa que propone Bernal.
La cría también cuesta
Luis Blanco
tiene una parcela con 500 madres en una parcela en Aragua. El criador reconoce
que no es viable consumir conejo al mismo ritmo que el pollo y la carne de
vaca. “Eso aquí es un lujo. No es un plato habitual es caro”.
Además, para producirlo hacen falta materiales que
no están disponibles.
Los conejos deben ser desparasitados mensualmente
-la ivermectina cuesta 180.000 bolívares el frasco de 500 mililitros-,
necesitan consumir vitaminas y, en caso de que se enfermen, antibióticos (tan
buscados por los humanos).
La cunicultura debe hacerse en lugares habilitados
para eso y no dentro de los hogares, recuerda la Sociedad Venezolana de Salud
Pública. En situaciones normales los conejos no representan
un peligro para la salud del hombre, a menos que se produzca una mordedura,
haya alguna herida que se contamine con heces, o se entre en contacto con las
excretas del animal.
Sin embargo, estos animales pueden transmitir a los
humanos leptospirosis, campylobacteriosis, salmonelosis, coriomeningitis
linfocitaria, hantavirosis, pasteurella multocida, tularemia o fiebre de los
conejos, bordetella, encefalitozoonisis, tiñas, sarna, cheyletiella y pulgas.
A una semana del anuncio de Bernal, no se ha
producido la primera campaña a favor del consumo de conejo ni se han anunciado
medidas que favorezcan la cunicultura en el país. Las risas del consejo de
ministros quizás fueron un indicio.