Cuando
vivía en Nigeria, Margee Ensign fue testigo de las dificultades de jóvenes
desesperanzados sin empleo que eran vulnerables al reclutamiento de Boko Haram
para las filas de sus terroristas. “Una persona sin formación es fácil de
manipular. Si no puedes imaginar que tu vida vaya a mejorar” entonces se está
en más riesgo, dijo la educadora estadounidense. Los extremistas “ofrecen un
propósito, aunque sea un propósito malvado”.
Durante
siete años, Ensign fue presidente de la Universidad Americana de Nigeria, la
primera universidad de estilo occidental en el África subsahariana. (Hoy es la
presidenta del Colegio Universitario Dickinson en Carlisle, Pennsylvania). La
Universidad Americana en Nigeria fue fundada por Atiku Abubakar, un hombre de
negocios, filántropo y entonces vicepresidente de Nigeria, que creía que esa
institución era la más adecuada para producir líderes que resolvieran los
problemas sociales y económicos de Nigeria.
“La
educación puede cambiarlo todo”. -Margee Ensign
En
Nigeria, Ensign trabajó en Yola, capital del volátil estado nigeriano de
Adamawa, que se inundó con 300.000 refugiados que huían del terror de Boko
Haram. Trabajó con líderes cristianos y musulmanes en la Iniciativa de Paz
Adamawa, que utilizó organizaciones humanitarias para alimentar a los
refugiados. Las organizaciones continúan enseñando a los jóvenes a leer y
escribir. Los capacitan para dominar habilidades tecnológicas, y los reúnen
para practicar deportes.
“Llegamos
a decenas de miles de niños y podemos documentar que ninguno se unió a Boko
Haram”, dice Ensign, especialista en desarrollo africano. Ensign ha ido con su
jefe de seguridad a territorios hostiles para recuperar a las niñas que
escaparon cuando los terroristas islámicos secuestraron a 276 niñas escolares
de Chibok en abril de 2014. Dos docenas han comenzado clases de recuperación y
varias están haciendo estudios universitarios. (La revista Smithsonian Magazine
cuenta la dramática historia, en inglés)
Alrededor
de cien niñas de Chibok que han sido liberadas están ahora en Yola continuando
su educación. El gobierno paga sus estudios en la universidad. Cuando se criaba
en California, Ensign viajó por el mundo desde una temprana edad con sus
padres, pioneros de la industria aérea. “Vi diferentes culturas, diferentes
idiomas, diferentes formas de organizar [sociedades]”, dice ella.
“Siempre
intentaba encontrar conexiones entre la enseñanza y las becas y la solución de
problemas. Para mí, aplicar el conocimiento que aprendemos es absolutamente
esencial”. En Dickinson, la primera universidad establecida en Estados Unidos
después de la guerra de la independencia estadounidense, está igualmente determinada
a conectar el campus con el mundo. Dickinson es un terreno fértil para el
compromiso. Banderas del mundo flanquean sus caminos, el 60 por ciento de sus
estudiantes estudian en el extranjero, y uno de cada 10 de sus estudiantes es
extranjero.
VIDEO: De cómo un educador luchó contra “Boko Haram”