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Demecia
Yat de Xol apenas tenía 28 años cuando fue forzada a la esclavitud sexual por
el ejército guatemalteco en la pequeña aldea de Sepur Zarco. El 26 de febrero
de 2016, a los 61 años, Doña Demecia se presentó ante el Tribunal de Mayor
Riesgo de Guatemala, a la espera de un veredicto. Iba acompañada por otras 10
sobrevivientes, respetuosamente llamadas “las Abuelas de Sepur Zarco”.
Treinta
y cuatro años más tarde, y después de 26 días de deliberaciones y 22
audiencias, la jueza Iris Yassmín Barrios Aguilar, presidenta del Tribunal “A”
de Mayor Riesgo de Guatemala, anunció el veredicto mediante el cual las 11
mujeres q’eqchi’ sobrevivientes finalmente recibirían justicia.
El
tribunal condenó a dos exoficiales militares de crímenes de lesa humanidad por
delitos de violación, asesinato y esclavitud en Sepur Zarco.
Esteelmer
Reyes Girón y Heriberto Valdez Asij recibieron una condena de 120 años y 240
años de cárcel, respectivamente. Lo que es más importante, el Tribunal
resolvió, además, que se concedieran reparaciones a las Abuelas de Sepur Zarco
y a sus comunidades en su conjunto.
Con
los 36 años de conflicto en Guatemala (1960-1996) como telón de fondo, un
enfrentamiento en que murieron más de 200.000 personas, principalmente
indígenas, la bucólica aldea de Sepur Zarco fue el escenario de la violación
sistemática y la explotación de las indígenas q’eqchi’ desde 1982 hasta 1988.
Las
mujeres de Sepur Zarco fueron utilizadas por el ejército guatemalteco como
sirvientas, violadas y obligadas a vivir en condiciones de esclavitud. Sus
maridos, que reclamaban la tierra, habían sido desaparecidos, detenidos o
asesinados.
En
sus declaraciones finales ante el tribunal, Doña Demecia, quien habló en
representación de todas las víctimas y sobrevivientes de Sepur Zarco, agradeció
a los magistrados y subrayó: “Hemos venido a decir la verdad y hemos dicho la
verdad. Hemos escuchado a los acusados negarse a aceptar lo que han hecho, pero
nos preguntamos, entonces, ¿dónde están nuestros maridos?”