Prensa. AFP
El
gobierno de Nicolás Maduro y una oposición fracturada se embarcan el viernes en
República Dominicana en nuevas negociaciones para resolver la grave crisis
venezolana, con una agenda centrada en la devastada economía. Luego de tres
acercamientos fallidos entre 2014 y 2017, las partes volverán a la mesa para
intentar poner freno al choque de poderes y al profundo deterioro social.
La
opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) plantea como principales puntos
“un canal humanitario” para la entrada de alimentos y medicinas, en severa
escasez, y “condiciones justas” de cara a las elecciones presidenciales de
2018. En tanto, Maduro exige a la MUD que abogue por el cese de las sanciones
de Estados Unidos, que prohíben a funcionarios y entidades de ese país negociar
nueva deuda de Venezuela y de su petrolera PDVSA.
“La
política es un elemento fundamental, pero los dinamizadores de la negociación
son económicos”, dijo a la AFP Luis Vicente León, presidente de la encuestadora
Datanálisis. La ronda de conversaciones, que se extenderá hasta el sábado,
tendrá lugar luego de que el miércoles el vicepresidente Tareck El Aissami
anunciara que Maduro buscará la reelección.
Según
dirigentes opositores y analistas, los comicios previstos para diciembre de
2018 podrían ser adelantados para el primer trimestre, aprovechando las
fracturas en la MUD y antes de que la crisis económica empeore. “Sería un
adelanto tipo Pearl Harbor: un ataque por sorpresa. Pueden fijarlas incluso en
enero o febrero. Debe ser un punto para la oposición en las negociaciones:
fijar fecha y condiciones claras”, dijo a la AFP el politólogo Luis Salamanca.
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“Presión económica” –
Los
cancilleres de México y Chile -propuestos por la MUD- y de Bolivia, Nicaragua y
San Vicente y las Granadinas -aliados del gobierno- acompañarán el proceso.
Paraguay, invitado por la oposición, se excusó de participar en esta cita. Los
diálogos ocurren mientras Maduro trata de refinanciar la deuda externa,
estimada en unos 150.000 millones de dólares. Para ello necesita la aprobación
del Parlamento, de mayoría opositora, y declarado en desacato por la justicia.
Ante
atrasos en pagos de intereses de bonos, Venezuela y PDVSA fueron declaradas
recientemente en default por un grupo de acreedores y calificadoras de riesgo. Los
venezolanos enfrentan un oscuro panorama, pues al desabastecimiento se suma la
inflación más alta del mundo, que el FMI proyecta en 2.300% para 2018. El
gobierno “no se sienta en la mesa por presión política, sino por presión
económica, porque tiene una crisis brutal y sanciones internacionales que
reducen su margen de maniobra”, subraya León.
La
MUD, por su parte, necesita éxitos para superar las divisiones que se
acentuaron tras la derrota en los comicios de octubre, cuando el oficialismo
ganó 18 de 23 gobernaciones entre denuncias de fraude.
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“¡Diálogo es traición!”
Sin
embargo, la oposición está lejos de respaldar en bloque las reuniones en Santo
Domingo. Entre gritos de “¡diálogo es traición!”, diputados opositores se
enfrentaron el martes cuando el Parlamento aprobaba un informe en apoyo a la
negociación. Un sector estima que las conversaciones denotan incoherencia tras
masivas protestas que exigían la salida de Maduro y dejaron unos 125 muertos
entre abril y julio.
Evocan
además el diálogo celebrado a fines de 2016, a instancias del Vaticano, que
fracasó con acusaciones mutuas de incumplimiento de acuerdos. “Sabemos a lo que
nos enfrentamos. No somos ingenuos”, pero “es un deber” intentar que “se abra
la cooperación internacional con medicinas y comida”, defendió Julio Borges,
presidente del Legislativo.
El
gobierno considera que esa iniciativa abriría las puertas a “una intervención
militar”. Borges encabeza la comisión de negociadores de la MUD, respaldada por
un grupo de asesores que incluye a empresarios, sindicalistas y activistas de
derechos humanos. Maduro pidió
expresamente a Borges mediar para que Washington levante las sanciones que
denuncia como “una persecución financiera”.
Según
el mandatario, esas medidas fueron aplicadas por pedido de la MUD. “Mandé a
exigir a la oposición que desde ya lleguemos a un acuerdo para que haya
elecciones presidenciales con garantías económicas”, expresó. Maduro enfrenta
una creciente presión internacional, pues varios países lo acusan de haber
quebrado el orden democrático con medidas como la convocatoria a una Asamblea
Constituyente que rige con poderes absolutos.