Prensa. Infobae
La tienda llena
de ropa para dama ubicada en el centro comercial Único, una urbanización al
este de Caracas, la zona por tradición con mayor poder adquisitivo, esconde uno
de los dramas que viven los venezolanos. Así lo reseña infobae.com
Por Aymara
Lorenzo / Caracas-Venezuela
“Boutique
su confidente” no es una tienda cualquiera, en la que los clientes pueden
encontrar prendas a la última moda. Se ha convertido en la única opción para
muchos caraqueños que solo pueden comprar ropa usada para vestirse a diario.
Son
las 10.30 de la mañana del martes de la segunda quincena de enero, justo el día
en el que en Venezuela las empresas pagan el salario a sus trabajadores. Las
personas que se encuentran dentro de la tienda están enfocadas en revisar los
largos percheros con la ropa que está ordenada por categoría: faldas,
pantalones, blusas, vestidos de fiesta, zapatos y lencería.
Al
percatarse de la presencia de la cámara dos de ellas comienzan a esconderse
para no ser alcanzadas por el lente, incluso una nos amenaza y nos dice que va
a partir la cámara contra el piso, acusándonos de no respetar “la miseria” por
la que está pasando buena parte de los venezolanos y que les obliga a buscar
ropa de segunda mano aquí.
Otra
cliente, que observa la situación se muestra dispuesta a relatar por qué está
en la tienda. Karen Buzca, es oficinista en una empresa, viene por tercera vez
a la tienda. Ha repetido los tres últimos meses porque asegura que los precios
son atractivos.
—
Es un ahorro significativo venir para acá. Me enteré de la tienda una vez que
vine al centro comercial y me llamó la atención la cola que vi en la puerta. He
comprado faldas, pantalones, camisas. Me he ido equipando aquí.
En
cada oportunidad que ha estado en la tienda ha gastado el equivalente a 0,80
centavos de dólar a la tasa de cambio del mercado negro (la única manera de
acceder a la divisa estadounidense), monto equivalente casi al 50% de su
salario mensual.
El
salario mínimo en Venezuela, con el último aumento decretado por el presidente
Nicolás Maduro el pasado 31 de diciembre de 2017, equivale a 0,99 centavos de
dólar a esa misma tasa de cambio del mercado negro que fluctúa a diario de
acuerdo a la oferta y la demanda. Con el salario mínimo, un venezolano ni
siquiera puede comprar un cartón de huevos que tiene 36 unidades.
Un
pantalón nuevo puede llegar a costar el equivalente a 11 dólares. Se necesitan
11 meses de trabajo con salario mínimo para poder pagarlo.
Es
una alternativa para tener ropa –continúa Buzca– porque aunque es usada para mí
es como nueva porque la estoy comprando y en la calle no van a saber que
alguien la usó antes que yo.
Pero
hay otros venezolanos, como Carla Melo, estudiante de cosmetología, quien a
pesar de la precaria situación en la que se encuentra todavía tiene disposición
para ayudar a otros.
—Es
la tercera vez que vuelvo a la tienda. Conozco a niños que tienen mucha
necesidad y es una opción para comprarles algo barato. Son niños de la calle a
los que quiero darles algo. Regalarle una sonrisa a alguien no tiene precio.
La
tienda de ropa usada tiene 31 años. Su dueño, Víctor Correa, explica que la
fuente de su mercancía para la venta es a partir de la ropa que llevan clientes
para vender. La razón por la que lo hacen hubiera resultado impensable para los
venezolanos en el pasado.
–De
diez personas que vienen en la semana a vender ropa dos me dicen que es para
comprar comida, es decir, el 20%. Venden la ropa porque tiene necesidad, porque
tienen hambre, porque no hay suficiente dinero, no les alcanza el que tienen y
además no se consiguen los alimentos, explica Correa.
Históricamente
en Venezuela en enero la oferta y la demanda disminuyen, porque hay baja en los
niveles de inventario y las personas han gastado sus utilidades en diciembre.
Pero enero de 2018 además inicia con la orden que dio el gobierno en diciembre
con la que obligó a 26 cadenas de supermercados a bajar los precios de los
alimentos, lo que originó compras nerviosas y que la gente gastara más de su
presupuesto mensual en adquirir para conservar el valor del dinero con los
pocos alimentos que habían en el mercado.
—En
enero siempre se vendía pero este mes ha bajado en comparación con años
anteriores. Vendimos 50% menos de lo que debimos haber vendido, sostiene
Correa, quien tampoco escapa de la hiperinflación que afecta a Venezuela. Al
iniciar 2018 recibió un aumento en el canon de arrendamiento mensual de 3.000%
El
Fondo Monetario Internacional espera para Venezuela en 2018 una caída de 15% en
la economía, y una inflación de 13.000%.
En
diciembre la tienda de ropa usada vendió veinte mil piezas. Su ganancia puede
llegar a ubicarse en el 100% de lo que paga por cada pieza de ropa.
Esta
tienda tampoco escapa al hurto del que puede ser objeto una tienda de ropa
nueva. De los zapatos es solo exhibido uno de cada par para evitar que alguna
clienta con “malos hábitos” se calce con la mercancía y deje los suyos en la
tienda.
Al
recordar cómo comenzó el negocio vendiendo en una tarde el closet completo de
él y de su esposa, quien tenía contacto con gente que se dedicaba a comprar el
mobiliario de personas que, por razones diferentes a las de ahora, emigraban de
Venezuela. Correa dice que nunca se imaginó que este país fuera a pasar por una
crisis de tal magnitud en la que comprar ropa usada fuera para muchos su única
opción.
—
Una vez llegó una señora con ropa muy fina de una niña como de 15 años que aquí
iba a tener poca salida. Le dijimos que no podíamos comprarle la ropa. La
señora se puso a llorar y me confesó que no tenía para las medicinas de su hija
que estaba muy enferma. No le compramos la ropa pero le dimos dinero para que
comprara la medicina.
La
resignación es el sentimiento dibujado en el rostro de quienes entran y salen
de la “Boutique su confidente”, en un país que a causa de un modelo político y
económico que no quiere ser rectificado por el gobierno sufre las consecuencias
del llamado socialismo del siglo XXI.