Aunque por ahora, la
inmensa mayoría de profesionales de la comunicación social que se marcharon de
Venezuela no ejercen su oficio en otras naciones, se sienten agradecidos porque
laboran en faenas que les permiten cubrir sus necesidades básicas, y ayudar en
lo económico a sus parientes que están en la patria de Simón Bolívar.
JESÚS SEGOVIA
CNP 7.635
jesus63segovia@yahoo.es
El
ejercicio del periodismo no tiene horarios ni fechas en el calendario, es una
verdad que los profesionales de la comunicación social aprenden desde el
principio, desde el momento en que recorren las calles para cazar la noticia;
pero también es cierto que el periodismo tampoco tiene fronteras.
No
las tiene, especialmente para los periodistas venezolanos que emigraron hacia
otros países de América y de Europa en búsqueda de mejores condiciones de vida.
Rumbo a otras naciones, en estos tiempos de incertidumbre y de angustias, del
estado Trujillo se han marchado más de sesenta periodistas. Uno de ellos es
Luis Abreu, quien ya ejercía la locución antes de graduarse de licenciado en
Comunicación Social.
Residía
en Valera. Desde enero de 2018 anda en Bogotá, capital de Colombia. No trabaja
como periodista, que es su gran vocación y pasión; pero labora en un oficio
honesto y decente que le permite comer, vestir, comprar medicinas, hospedarse,
pagar servicios públicos, recrearse sanamente y ayudar económicamente a sus
familiares radicados en tierras trujillanas.
La
de Luis Abreu es una más de cientos de realidades y testimonios de periodistas,
locutores, reporteros gráficos y otros comunicadores sociales que no aguantaron
“la mecha” en Venezuela, y se vieron obligados a emigrar para favorecerse ellos
y beneficiar también a sus parientes. La de Colombia, cuenta Abreu, es una
economía sana, próspera, tanto, que la inflación en 2017 fue de 4.9%, mientras
que en Venezuela la inflación fue horrorosa porque subió a 2.616%, según cifras
de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional.
“Agradezco
a Migración Colombia que me otorgó un permiso de permanencia especial por dos
años, documento que utilizo como una cédula de identidad. Además, el gobierno
neogranadino apoya a muchísimos venezolanos que llegan acá soñando con mejorar
su calidad de vida”, manifestó.
¿Quiénes
más están con usted en Bogotá?
-Me
traje a tres hijos, dos nietas, dos yernas, y pronto viene mi esposa Maritza
Rojo de Abreu. Ella es mi compañera inseparable, en las buenas y en las malas.
Gracias a Dios.
LEYENDA:
Luis Abreu consiguió en Colombia lo que le negaron en Venezuela.