Prensa. Nuevo
Herald.
El
presidente ecuatoriano Lenín Moreno afirmó el jueves que su predecesor, Rafael
Correa, no es perseguido político y lo instó a que regrese al país para
enfrentar un juicio por el secuestro de un exopositor. Moreno aseguró a la
prensa extranjera que en el proceso garantizaba la total independencia de la
justicia y afirmó que “desearía que (Correa) resulte inocente de lo que le
están acusando”.
Atendiendo
al hecho de que Correa, quien vive en Bélgica desde el año pasado, ignoró una
orden para presentarse ante la Corte Nacional ecuatoriana, ese organismo
solicitó en las últimas horas a la Interpol “que proceda a la inmediata
localización y captura” para fines de extradición.
El
expresidente está siendo procesado judicialmente en Ecuador por el secuestro en
agosto de 2012 del antiguo asambleísta opositor Fernando Balda en Bogotá. Al
consultar a Moreno sobre el argumento esgrimido por Correa --de que es un
perseguido político-- el presidente respondió: “lo mismo puede hacer (Joaquín)
‘El Chapo’ Guzmán. Cualquiera puede hacer lo mismo... y siempre encontrará un
abogado que encuentre argumentos graves como para declararse perseguido
político”.
“Lo
único que queremos es que haya verdad y justicia, nada más, la verdad se
defiende sola”, dijo. Moreno, quien fue vicepresidente de Correa en dos
ocasiones (2007 a 2013), opinó que no es “agradable” haber servido junto a una
persona “que posiblemente ha autorizado de manera clandestina, subterránea,
secuestros, violaciones de los derechos humanos y asesinatos”.
“Eso
me espeluzna, quisiera que eso no fuera realidad”, añadió. Horas antes, en una
entrevista con The Associated Press desde su hogar en Bruselas, Correa dijo que
la demanda de Ecuador de que sea extraditado es solamente una estratagema del
gobierno para acabar con la oposición y añadió que en lugar de ello lo llevará
a regresar a la política. También aseguró que no tiene planes de comparecer
ante la justicia de su país.
El
caso por el cual Correa es procesado empezó por las diferencias con Balda,
quien era un duro crítico del gobierno de Correa, al cual acusaba de
corrupción, mientras que el mandatario lo señalaba como autor de una presunta
trama para derrocarlo.
Cuando
las tensiones crecieron, Balda se refugió en Colombia, donde desconocidos
intentaron secuestrarlo, pero se salvó a última hora por la intervención de un
grupo de taxistas que alertaron a la policía y neutralizaron al vehículo al
cual habían subido al político ecuatoriano.
Las
investigaciones judiciales en Colombia determinaron que tres agentes de
inteligencia de la policía ecuatoriana habían contratado a delincuentes
comunes, ahora en prisión, para secuestrar al exlegislador Balda. En este caso
están vinculados también el viejo director de inteligencia de la policía,
general Fausto Tamayo, y el exsecretario nacional de inteligencia, Pablo
Romero.