Prensa. El Nuevo
Herald.
Los
venezolanos, que por años recibieron con los brazos abiertos la inmigración de
sus vecinos, parecen estar agotando la hospitalidad del resto de América Latina
en momentos en que las naciones fronterizas comienzan a colocar trabas para
protegerse de la avalancha de refugiados que huyen del país petrolero.
Las
recientes decisiones de Ecuador y Perú de exigir la entrega del pasaporte,
documento que desde hace meses dejó de ser otorgado por el régimen de Nicolás
Maduro, está deteniendo el flujo de los millones de venezolanos que con pocos
recursos pretendían dirigirse por tierra, muchas veces caminando, desde la
frontera con Colombia hasta Perú. Previamente, un número significativo de
venezolanos había estado realizando el recorrido portando sólo la cédula de
identidad.
Y
en lo que también está impactando el flujo migratorio hacia Brasil, un
campamento de inmigrantes venezolanos en la localidad brasileña de Pacaraima
fue atacado el sábado por residentes enojados por informes de que el dueño de
un restaurante local había sido robado, golpeado y apuñalado presuntamente por
inmigrantes venezolanos.
Grupos
de hombres cargando piedras y palos, incendiaron tiendas de campaña y otros
artículos pertenecientes a los venezolanos. El incidente forzó a unos 1,200
migrantes a regresar a Venezuela y al gobierno brasileño a militarizar la zona.
Ingrese
un correo electrónico
Pese
a la situación de tensión que se vive en la zona, Brasil anunció el lunes que
no cerrará su frontera con Venezuela. Cerrar
la frontera es una acción ilegal y no ayudaría a aliviar la situación en la
localidad fronteriza, dijo el lunes el ministro de Seguridad Institucional,
Sergio Etchegoyen.
Aun
cuando no hay números exactos de la migración de venezolanos por la región, más
de 2.5 millones de ellos podrían haber cruzado la frontera en los últimos 12
meses para escapar del colapso económico que padece el país petrolero, donde
uno de cada tres habitantes solo come una vez al día producto de la escasez y
la hiperinflación.
El
total podría superar los tres millones y ese número de venezolanos está
generando grandes fricciones entre los habitantes locales.
Aún
así, la población venezolana tratando de escapar de la pesadilla generada en
Venezuela por los regímenes chavistas de las últimas dos décadas necesitan de
la ayuda y de la solidaridad de sus vecinos, instó el lunes desde Cúcuta la
diputada del país petrolero, Gabriela Arellano.
POR ANTONIO
MARIA DELGADO
adelgado@elnuevoherald.com