Prensa. ShareAmerica.
Vincent
Mourou dejó atrás una exitosa carrera en publicidad en San Francisco y despegó
hacia Vietnam, donde se encontró con Samuel Maruta, que estaba tomando una
pausa luego de trabajar una década en el sector bancario. Juntos abrieron
Marou, una fábrica artesanal de chocolate con sede en la ciudad de Ho Chi Minh.
Establecida
en 2011, Marou participa en cada paso del proceso para fabricar chocolate,
confiando en los agricultores que cosechan y suministran el cacao. Mourou y
Maruta viajan por todo Vietnam, probando el cacao bolsa por bolsa. Ambos
trabajan de cerca con los agricultores, a los que consideran de la familia.
“El
agricultor es nuestro principal asociado. Sin ellos no estaríamos aquí”, dice
Mourou. “Muchos de los campesinos con los que trabajamos recibieron
capacitación de USAID, y los conocimientos y entrenamiento que recibieron nos
permiten a nosotros conseguir un gran cacao”, dijo, en referencia a la Agencia
de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional.
HBim
B’Krong, una agricultora dedicada a los árboles del cacao, de Dak Lak, figura
entre quienes recibieron entrenamiento de USAID. Actualmente el cacao es su
principal sustento. Ella reintegra a la comunidad capacitando a sus colegas
agricultores sobre las técnicas del cacao.
El
programa comenzó en 2003 en Vietnam como asociación entre USAID, el
Departamento de Agricultura de Estados Unidos, el grupo sin fines de lucro
ACDI/VOCA, organizaciones gubernamentales locales y organizaciones no
gubernamentales, con asociados del sector privado, entre ellos la Fundación
Mundial del Cacao y sus compañías afiliadas.
El
programa proporcionó capacitación a unos 22.000 pequeños agricultores al sur de
Vietnam y en las tierras altas centrales en la producción del cacao utilizando
prácticas de cultivo sostenibles. Los ingresos de los pequeños agricultores en
Vietnam aumentaron, lo que mejoró sus medios de vida al promocionar la
producción y el mercadeo del cacao. También establecieron normas de calidad
para los granos y proporcionaron monitorización y capacitación para asegurar
que los agricultores cumplan y mantengan el nivel de la calidad de los granos
requerido en el mercado mundial.
“No
se trata de solo una mercadería. Se trata de intercambio y se trata de la
unidad de la gente”, dice Mourou. “En cuanto a mí, como ciudadano de Estados
Unidos, se trata de compartir ese sentido de democracia, el sentido de la libre
empresa, el sentido de la generosidad”.
Una
versión más larga en inglés de este artículo se publicó en USAID/Exposure.