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Una nueva investigación, llevada a cabo por
miembros de la Harvard TH Chan School of Public Health (EE.UU.), ha encontrado
que comer unas cinco raciones de frutos secos a la semana (alrededor de 30
gramos), especialmente si se trata de nueces, almendras o pistachos podría
tener efectos beneficiosos en la salud cardiovascular de los pacientes con
diabetes tipo 2.
El estudio, publicado en la revista
Circulation Research, realizó un seguimiento a 16.217 personas antes y después
de ser diagnosticadas con diabetes tipo 2, las cuales cumplimentaron un
cuestionario sobre su consumo de frutos secos. En el tiempo que duró el
trabajo, desde 1980 hasta 2014, se produjeron 3.336 casos de enfermedades
cardiovasculares –2.567 coronarias y 789 de accidente cerebrovascular– y 5.682
fallecimientos –1.663 por patología cardiovascular y 1.297 por cáncer–.
Incluir frutos secos en la dieta protege la
salud del corazón
Aunque según los resultados las nueces eran
las más saludables, también mostraron que comer cualquier tipo de fruto seco
arbóreo (no salados ni fritos) podía tener beneficios para el corazón; así los
pacientes que comían cinco porciones de estos alimentos a la semana tenían un
34% menos riesgo de morir como consecuencia de un problema cardiovascular, un
31% menos probabilidades de morir por cualquier causa, un 20% menos de
desarrollar patologías coronarias, y hasta un 17% menos de incidencia de cualquier
enfermedad cardiovascular, en comparación con aquellos que tomaban menos de 28
gramos al mes.
Debido a sus nutrientes los frutos secos
podrían ayudar a controlar la presión arterial, el azúcar en sangre, el
metabolismo de las grasas y la inflamación
Los investigadores también observaron que los
individuos que aumentaron la ingesta de frutos secos tras el diagnóstico de
esta enfermedad endocrina, comparándolos con las personas que no cambiaron sus
hábitos de consumo de estas semillas tras conocer que tenían diabetes tipo 2,
tuvieron un 27% menos riesgo de muerte prematura por cualquier causa y un
riesgo un 25% menor de fallecimiento por enfermedad cardiovascular, un 15%
menos de problemas coronarios y un 11% menos de afección cardiovascular.
Gang Liu, y el resto de autores del estudio,
han explicado que incluso una ración pequeña de este tipo de alimento que se
añada en la dieta cada semana podría reducir un 3% el riesgo de patología
cardiovascular y un 6% las posibilidades de morir por una enfermedad de este
tipo. Esto, según el investigador, indica que nunca es tarde para empezar a
añadir de forma moderada frutos secos en nuestra dieta, pues hasta una cantidad
mínima puede tener un impacto positivo en tu salud.
Los frutos secos más eficaces en la prevención
cardiovascular
Los frutos secos arbóreos que mostraron mayor
eficacia en la prevención cardiovascular fueron los anacardos, las nueces, las
nueces de Brasil, las de Macadamia, las nueces pecanas, las almendras, las
avellanas y los piñones, y los que menos los cacahuetes, que en realidad son
legumbres, pues crecen bajo tierra.
Los investigadores han advertido que la
diabetes tipo 2 está asociada a la hipercolesterolemia, problemas de corazón y
accidentes cardiovasculares, por lo que los ácidos grasos insaturados, calcio,
magnesio, potasio, vitamina E, vitamina B9 o fibra que aportan estos frutos
podrían ser muy útiles en la prevención. Estos expertos apuntan que ingerir
alimentos con este tipo de nutrientes ayuda a controlar el azúcar en sangre, el
metabolismo de las grasas, la presión arterial y la inflamación, por lo que
recomiendan incluirlo en nuestra dieta.
Otras de las razones esgrimidas por las que
las nueces de árbol pueden ser más cardioprotectoras es que tienden a
consumirse con la piel o la cáscara externa, en la que residen la mayoría de
los antioxidantes.