Prensa.
Octavio Estrada.
El doctor Giuseppe
Figurelli, médico venezolano y amigo de la infancia del campeón, revela los
temores de Iván y comparte varias anécdotas personales del inolvidable centauro
fallecido durante el Gran Premio de Alemania de 250cc de 1989.
Durante la disputa de la
sexta válida del Campeonato Mundial de Motovelocidad de 1989, el Gran Premio de
Alemania en la clase 250cc celebrado el 28 de mayo, se registraba una caída
colectiva a la entrada del denominado Estadio o Motodrom del circuito de
Hockenheim, accidente que cobró la vida del venezolano Iván Palazzese. Tenía 27
años de edad.
El oncólogo venezolano
Giuseppe Figurelli acompañó en Caracas a su gran amigo Iván Palazzese en las
semanas previas a la partida del piloto hacia su nuevo reto: formar parte de la
escuadra oficial Aprilia con el modelo AF1V dotado de un motor Rotax austriaco,
equipo en el que iba a tener como compañero al belga Didier De Radigues.
A tres décadas de aquella
infausta tarde germana, Figurelli asegura que Palazzese tenía un oscuro
presentimiento acerca de la campaña que estaba a punto de encarar, confesándole
en repetidas ocasiones sus temores ante el peligro de verse involucrado en un nuevo
accidente, como el que protagonizó a mediados de 1988 en el peligroso trazado
belga de Spafrancorchamps.
¨El accidente que tuvo en la
temible curva Eau Rouge durante el Gran Premio de Bélgica de 1988 llenó de
dudas y temores a Iván - afirma Giuseppe Figurelli - En esa tremenda caída que
se produjo cuando luchaba entre los cinco primeros ante las motos oficiales,
llegó a sufrir un paro cardiorespiratorio de varios segundos, pero los médicos
lograron estabilizarlo. A partir de entonces creo que no volvió a ser el mismo.
Después de ganar en noviembre el Latinoamericano realizado en Turagua, fue a
Portugal a completar los primeros ensayos con la nueva Aprilia, pero sus
preocupaciones aumentaron, tanto que incluso le dije que podía prepararle una
justificación en la que podía descartarlo para competir por razones médicas,
pero me dijo que no, porque tenía un contrato firmado y tenía que cumplirlo¨.
Los últimos meses en la vida
de Iván Palazzese fueron bastante intensos, porque combinó la satisfacción de
apoderarse de su cuarto título latinoamericano (el primero en 250cc después de
vencer en tres ediciones consecutivas en 125cc entre 1977 y 1979), en un duelo
cumplido en el aragüeño circuito de Turagua, en el que saldó una deuda con su
amigo Luis Eduardo Lavado, el hermano menor de su antiguo compañero de equipo,
Carlos Alberto Lavado, mientras en el ámbito personal, contrajo nupcias con su
novia Irama, si bien todo se desarrolló de manera apresurada y en secreto,
porque hasta necesitó de la complicidad de algunos amigos para efectuar la
ceremonia privada.
¨Iván no quería correr con
la Aprilia en 1989 - de acuerdo a Giuseppe Figurelli -, porque desde el primer
contacto que tuvo con la moto, advirtió que contaba con un motor potente (Rotax), pero el chasis no le
brindaba buenas sensaciones, era muy inestable, calificándolo de ¨saponetta¨
(palabra italiana que significa barra de jabón, al compararlo con lo
resbaladizo de su movimiento). Él completó el primer test con la Aprilia en
Estoril a comienzos de diciembre de 1988 y sufrió una caída en la que se
fracturó una muñeca. Al regresar a Venezuela a pasar el fin de año, me dijo
muchas veces que no quería manejar esa moto porque la consideraba peligrosa¨.
Después de dos temporadas
alejado de las pistas tras su abrupta ruptura con el team Venemotos-Yamaha a
mediados de 1984, Iván Palazzese retornó al Mundial de la clase 250cc en 1987
como integrante de una pequeña y modesta estructura privada que lo tenía a él
como piloto y preparador, acompañado de los también criollos Víctor ¨Tusa¨
Cascarano y Roberto Jurado. Sobre una Yamaha completamente original y con el
respaldo de la empresa de su tío - los escapes de competencia MIVV - y de la
disquera venezolana Manoca, al culminar la campaña y con apenas 24 años, Palazzese
se adjudica el reconocimiento como el mejor piloto privado, con numerosas
presentaciones en las que culminaba mejor clasificado que los pilotos oficiales
de las fábricas Honda, Yamaha y Aprilia.
¨Como si de un mal
presentimiento se tratase, Iván volvió del Mundial 1988 con más incertidumbres
que alegrías - prosigue Figurelli - Él
que siempre había sido una persona tranquila y de un comportamiento que rozaba
en la timidez, ahora me hablaba repetidas veces de las muertes que sufrieron
los franceses Patrick Pons y Michel Rougerie (el primero arrollado en 1980 por
su compatriota en el circuito de Silverstone, mientras Rougerie corrió una
suerte similar un año después en Rijeka, la entonces Yugoslavia). La última vez
que lo hizo fue la noche antes de partir a Europa, los últimos días de enero de
1989: me regaló una chaqueta de su nueva escudería y me dijo que si volvía, nos
veríamos al culminar la temporada¨.
NIÑO PRODIGIO EN UNA ERA DE
PELIGROS IRREALES
Con apenas 15 años y dos
meses, en la primera edición del Gran Premio de Venezuela disputado en 1977 en
la pista de San Carlos, Iván Palazzese asombró al mundo al concluir en su debut
en el tercer lugar en la clase 125cc, celebración que encabezó el multicampeón
mundial español Angel Nieto, seguido del mecánico alemán Anton Mang y del
quinceañero venezolano nacido el 2 de enero en la localidad italiana de Alba
Adriática. El registro de Palazzese lo convirtió en el piloto más joven en
haber subido al podio, una marca que nunca más sería superada, ello a pesar de
la irrupción de decenas de adolescentes durante los últimos años noventa y la
entrada del nuevo milenio.
¨A Iván lo conocí en 1974 a
través de un primo suyo que estudiaba en mi colegio (Américo Vespuccio) - evoca
Figurelli - Su primo solía decir que corría karting, pero resulta que se
trataba de Iván, quien entonces tenía 11-12 años y comenzaba a destacar, aunque
en 1975 dejó el karting para pasarse a las motos donde de inmediato fue figura
por su talento y su edad. Nunca se me va a olvidar la vez que estábamos en San
Carlos en el arranque del Mundial, creo de 1979, y la batería de su moto (MBA)
se dañó el viernes y a mí me tocó regresar a Caracas, buscar una nueva que la
vendían en Baruta y costaba 5 mil bolívares que entonces era mucha plata, pero
la conseguí y logré regresar a tiempo el sábado en la mañana para que pueda
salir a clasificar: hizo la pole y el domingo estaba ganando la carrera de
125cc como con 5 segundos de ventaja, pero una manguerita o conducto del
combustible al carburador se soltó porque rozaba con el movimiento de su pierna
y perdió una carrera que nadie le habría podido quitar¨.
Al ser apenas un quinceañero
y tras intentar sin éxito recibir el permiso para participar en las válidas
mundialistas europeas donde no lo dejaron correr, Iván Palazzese dominó a
placer en los torneos de Venezuela y en los certámenes continentales y es
recién en 1980, al cumplir 18 años, cuando puede competir en los trazados del
Viejo Continente. Con una estructura muy modesta, acompañado de sus padres,
Iván ratifica sus condiciones y en 1982, en su tercera temporada en la clase
125cc, en la parte final del calendario se alza con las victorias en los
grandes premios de Finlandia (Imatra) y Suecia (Anderstorp), éxitos que lo
dejan en el tercer lugar final en el octavo de litro sobre una MBA con
asistencia de la casa italiana.
¨Para 1983 Iván firma con
Venemotos-Yamaha para correr junto a Carlos Lavado en 250cc - continúa el
doctor Figurelli -, pero definitivamente no tuvo suerte porque incluso antes de
arrancar la temporada, Andrea Ippolito, quien lo quería mucho, falleció en
febrero y sin el Maestro perdió un apoyo enorme, mientras en las primeras
carreras en Europa, Iván estaba ganando pero se cayó en Italia (Monza) en la
última vuelta junto a Sito Pons, después hubo otra carrera en la que también se
fue al piso cuando iba primero, y en Holanda (Assen), ayudó a Carlos que estaba
peleando por el título y completaron ese histórico 1-2. En 1984 las cosas
empeoraron, porque después de lesionarse la clavícula al irse al piso en España
(Jarama) cuando iba despegado en la punta con varios segundos de ventaja, una
vez recuperado termina cuarto en Bélgica (Spafrancorchamps), pero Ferruccio
Dalle Fusine, el jefe técnico del equipo Venemotos, le reclamó de mala manera
que no había sido lo suficientemente rápido, eso molestó mucho a Iván, hubo un
nuevo cruce de palabras y acusaciones y hasta una llave saltó por los aires, y
tras ese feo incidente, Iván decidió dejar el equipo y abandonó las carreras¨.
Decepcionado del ambiente de
las competencias, Palazzese comienza a trabajar en el oriente de Venezuela en
la empresa de construcción de su tío, apenas participa en en el Latinoamericano
de Ecuador 1985 donde es superado por Luis Lavado. Ese mismo año, Iván tiene
oportunidad de probar en Monza una KTM con motor Rotax, pero advirtió que era
una máquina no era competitiva. Su fantástico regreso al Mundial 1987 y la gran
temporada 1988 como piloto privado lo proyectan como posible candidato a
manejar una codiciada Honda, aunque al final acordaría con la italiana Aprilia,
si bien sus ilusiones de contar con el respaldo de un equipo de fábrica se
topan con el discreto rendimiento del fabricado de Noale, todavía en fase de
desarrollo. Ese año 1989 Palazzese coincidiría en el Mundial de 250cc con Luis
Lavado, quien como le ocurriera un lustro antes al propio Palazzese dentro del
equipo Venemotos, padecerá serios contratiempos dentro del seno de la escuadra
venezolana.
¨Como la mayoría de los
pilotos en ese ambiente donde el peligro estaba siempre presente - rememora
Figurelli -, Iván tenía algunas manías y costumbres, además, era muy católico,
y siempre llevaba una estampita del patrono de la región de Abruzzo: San Gabriele,
figura que se le olvidó colocar en su moto el día de la tragedia... Recuerdo
también cuando ganó el Latinoamericano en Turagua 1988: me pidió que le llevase
siempre la moto a la grilla de largada, que nadie más la tocara, entonces nos
hicieron una foto donde estábamos Iván, su padre Pietro y yo, pero luego esa
imagen se la entregué a otra persona y no la pude recuperar... Increíble, la
única foto que tenía con él en la pista y no la conservé. Iván ganó las tres
mangas de ese Latinoamericano y esa moto que estaba preparada por él mismo, se
la vendió después a Miguel González, yo mismo se la entregué porque ya Iván se
había ido a Europa para no retornar¨.
UNA VERSIÓN DISTINTA DEL DÍA
FATAL
A tres décadas de la
tragedia que cobró la vida de Iván Palazzese, su amigo Giuseppe Figurelli
maneja un relato del todo inédito acerca de lo acontecido en aquella tarde del
28 de mayo de 1989, cuando tras golpear la moto del austriaco Andres Preining
que había gripado el motor de su Aprilia, Palazzese se cae a la entrada del
denominado Estadio de Hockenheim y queda en medio de la pista y cuando se
incorpora, es embestido por la máquina del italiano Fabio Barchitta (Aprilia),
así como la del francés Bruno Bonhuill. Las lesiones sufridas por el venezolano
resultan fatales, ello a pesar de los desesperados esfuerzos para reanimarlo de
parte del veterano italiano Virginio Ferrari y del inmediato traslado en
helicóptero por parte de los servicios de emergencia.
¨Varias personas en Italia
me aseguraron que el accidente de Iván se produce porque el piloto que va
delante de él (Preining) tuvo que frenar de repente para no golpear un zorro
que salió del bosque y se atravesó en la pista - señala el doctor Giuseppe Figurelli
- Fue algo similar a lo que unas semanas antes había ocurrido en unas prácticas
privadas de Fórmula 1 con el inglés Nigel Mansell (entonces piloto de Ferrari),
al atropellar un zorro que se metió al circuito y no pudo esquivarlo, accidente
en el que destruyó su auto. Eso fue lo que me dijeron, pero fue algo que no
trascendió porque eso les habría hecho mucho daño a los organizadores
alemanes¨.
Antes de la carrera en
Alemania, Iván Palazzese venía de alcanzar en Italia (Misano) el séptimo lugar,
en su mejor desempeño con la Aprilia, ubicándose detrás del local Marcellino
Lucchi con otra moto de Noale, siendo hasta entonces la figuración más
destacada para la marca italiana. Durante los entrenamientos de la fecha
peninsular, el venezolano Luis Lavado protagonizó una fuerte caída en la que
sufrió la fractura de la cadera, percance que lo mantuvo alejado de las pistas
durante dos meses.