Prensa. Infobae.
La
ONU celebró este jueves el Día Mundial de los Refugiados, una forma de poner en
el centro de la discusión a un fenómeno que afecta directamente a 70,8 millones
de personas en el planeta, e indirectamente a muchas más, por las consecuencias
que genera en los países receptores.
Al
menos 25 personas por minuto tuvieron que dejar sus casas en 2018, huyendo de
la guerra, de la violencia y del hambre, según el informe anual del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). El promedio de desplazados
por día ascendió a 37.000 el año pasado.
El
organismo estima —haciendo cálculos conservadores— que en todo el mundo hay
70,8 millones de personas desplazadas. La mitad son niños, de los cuales unos
111.000 están solos, sin sus familias.
Es
una problemática en aumento: en la actualidad hay cerca del doble de
desplazados que hace 20 años y sólo en 2018 se incorporaron 2,3 millones a la
lista. El objetivo de declarar este jueves 20 como Día Mundial de los
Refugiados es poner el foco en este drama humanitario y en sus devastadoras
consecuencias sociales, económicas y políticas.
Si
bien no todos los desplazados son refugiados, son distintos estatus en el marco
de un fenómeno común. De acuerdo con los parámetros del ACNUR, son propiamente
refugiados quienes huyeron de su país por causa de conflictos políticos,
guerras o persecuciones, pidieron asilo y fueron aceptados por otro estado. En
este momento hay 25,9 millones de individuos en esa condición.
El
estadio previo es el de los solicitantes de asilo, aquellos que también
tuvieron que dejar su nación, pero están a la espera de que les permitan
quedarse en donde se encuentran o de que los envíen a otra parte. Son 3,5
millones.
El
resto son los desplazados internos, personas que debieron abandonar sus
hogares, pero en lugar de exiliarse buscaron refugio en otras regiones de su
país. Son 41,3 millones.
El
67% de los refugiados provienen de cinco países. En el tope está Siria, de
donde ya se fueron 6,7 millones. Luego vienen Afganistán (2,7 millones), Sudán
del Sur (2,3 millones), Myanmar (1,1 millones) y Somalia (900.000).
Las
otras dos categorías tienen a América Latina en el centro. La novedad de los
últimos tres años fue el colapso político y económico de Venezuela, que provocó
uno de los mayores éxodos de la historia de la región. En 2018 se convirtió en
el país con mayor número de solicitantes de asilo: 341.800.
La
huida de los venezolanos obligó a las naciones vecinas a coordinar esfuerzos.
"Para atender la situación de personas migrantes y refugiadas venezolanas,
once estados suscribieron en septiembre de 2018 la Declaración de Quito sobre
'movilidad humana de nacionales venezolanos en la región', seguida de un plan
de acción acordado en noviembre por ocho estados: Argentina, Chile, Colombia, Costa
Rica, Ecuador, Paraguay, Perú y Uruguay. El Proceso de Quito y su plan de
acción son una oportunidad para operacionalizar el principio de responsabilidad
compartida y ofrecer una respuesta regional integral con enfoque de derechos
humanos a la situación de las personas que huyen de Venezuela, fortaleciendo y
mejorando los mecanismos alternativos a la condición de refugio, como son los
permisos de residencia temporal", dijo Belski.
Aunque
el país que mayor cantidad de venezolanos recibió es Colombia, la mayoría de
las solicitudes de asilo se realizaron en Perú. Allí se hicieron 190.500 de las
341.800. El dato revela que el número de potenciales refugiados entre los
migrantes es muy superior, pero muchos permanecen en una situación informal,
invisibles para las autoridades estatales.
"Algunas
noticias son desalentadoras —continuó la directora de AIA—. En Perú, el segundo
país receptor de migrantes y refugiados venezolanos (más de 728.000 personas)
después de Colombia (que ya recibió más de 1,2 millones), el Gobierno adoptó
recientemente una lamentable medida restrictiva que consiste en solicitar visa
humanitaria a los ciudadanos que quieran ingresar al territorio nacional. Estas
restricciones migratorias generan mayor vulnerabilidad a quienes huyen de la inseguridad,
del hambre y de la falta de oportunidades".
El
segundo país de origen en cantidad de solicitantes de asilo a nivel mundial es
Afganistán, con 107.500. Lo sigue Siria, con 106.200, lejos del pico de 409.900
que tuvo en 2015. Luego vienen Irak, con 72.600, y la República Democrática del
Congo, con 61.100.
El
país con más desplazados internos es Colombia. Alrededor de 8 millones de
personas fueron forzadas a dejar todo y empezar una nueva vida en otra parte
como resultado del medio siglo de conflicto armado. En segundo lugar, está
Siria, con 6,1 millones, y tercero Congo, con 4,5 millones.
También
es dramático lo que ocurre en América Central, particularmente en Honduras,
Guatemala y El Salvador, que se convirtieron en expulsores de personas por la
violencia del crimen organizado. "Allí se observan acciones de bandas
armadas, que evocan a lo que algunos grupos armados, gubernamentales o no,
hacen en otros países", dijo Grandi.