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El
80% de las personas que viven con hepatitis no tiene acceso a los servicios
sanitarios básicos para prevenirla y tratarla. Con motivo del Día Mundial
contra la enfermedad, que se celebra cada 28 de julio, la agencia de la ONU
encargada de velar por nuestra salud resalta que esta dolencia es una de las
principales causas de muerte de origen infeccioso, pero la mayoría de los
líderes mundiales y el público en general siguen sin ser conscientes de ello.
En
vísperas del Día Mundial contra la Hepatitis, que se celebra este domingo, la
Organización Mundial de la Salud ha hecho un llamamiento a todos los países
para que aprovechen las recientes reducciones de los costos de diagnóstico y
tratamiento y aumenten sus inversiones para eliminar la enfermedad.
Según
un estudio de esta Organización, publicado por la revista especializada Lancet
Global Health, si se invirtieran 6000 millones de dólares anuales para
erradicar la dolencia en 67 países de pequeños y medianos ingresos, se evitaría
la muerte prematura de 4,5 millones de personas de aquí al año 2030, fecha para
el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y hasta 26 millones
después de ese año.
Para
que la hepatitis viral deje de ser una amenaza de salud pública en esos 67
países, harían falta 58.700 millones de aquí al 2030, lo que reduciría las
nuevas infecciones en un 90% y las muertes en un 65%.
“En
la actualidad, el 80% de las personas que viven con hepatitis no tiene acceso a
los servicios sanitarios básicos que necesitan para prevenirla, diagnosticarla
y tratarla”, ha asegurado el director general de la OMS, el doctor Tedros
Adhanom Ghebreyesus.
En
2016, sólo el 10%, unos 27 millones, de las personas con hepatitis B sabían que
estaban infectadas, y solo el 17% de estas, alrededor de 4,5 millones, recibían
tratamiento. En 2017, solo el 19%, en torno a 13,1 millones, de las personas
con hepatitis C sabían que estaban infectadas, y solo el 15% de estas,
aproximadamente dos millones, recibieron tratamiento curativo ese mismo año. En
general, entre 2014 y 2017, cinco millones de personas han recibido tratamiento
curativo para la hepatitis C.
Las
nuevas infecciones continúan
Al
mismo tiempo, siguen existiendo nuevas infecciones debido a la falta de
servicios de prevención. En 2017, 1,1 millones de personas contrajeron
infecciones crónicas de la hepatitis B, y 1,75 millones de la hepatitis C.
Juntas, representan el mayor número de nuevas infecciones, entre otras
enfermedades infecciosas importantes como el VIH y la tuberculosis. Es urgente
mejorar la reducción de daños, los servicios de control de la sangre y de las
infecciones y la vacunación contra la hepatitis B, asegura la OMS.
Invertir
en la lucha contra las hepatitis es una decisión inteligente para obtener
resultados de salud más generales, por ese motivo Ghebreyesus invitó a los
países a dar un paso valiente de liderazgo político por el que integren los
servicios para la hepatitis en su camino “hacia la cobertura sanitaria
universal”.
Además,
la inversión en el diagnóstico y tratamiento para las hepatitis tipo B y C
puede ahorrar los costos del cuidado a largo plazo de otros padecimientos como
la cirrosis y el cáncer de hígado, que resultan de no tratar el virus.
Las
infecciones crónicas de la hepatitis A y B pueden ser asintomáticas durante
años o decenios, pero lenta y silenciosamente dañan el hígado, y acaban por
causar cáncer. Más del 60% de los casos de cáncer de hígado se deben a la
detección y tratamiento tardío de esas infecciones. Dos tercios de estos casos
de cáncer son causados por la hepatitis B, y un tercio por la hepatitis C.
La
situación en América Latina
En
la región, en las Américas, alrededor de once millones de personas conviven con
el virus: 3,9 millones de personas viven con hepatitis B crónica y 7,2 millones
con hepatitis C crónica, lo que ocasiona más de 125.000 defunciones anuales.
El
cáncer de hígado es la cuarta causa principal de muerte por cáncer entre los
hombres y la séptima entre las mujeres del hemisferio occidental, lo que
representa un importante problema de salud pública.
Durante
2015 y 2016, los ministros de Salud de todas las Américas acordaron una serie
de acciones para reducir la carga de las hepatitis y eliminarlas como problema
de salud pública para 2030.
Una
historia de superación
Con
motivo del Día Mundial, la Organización Panamericana de la Salud, sucursal de
la OMS, cuenta el caso del lutier argentino Diego Villoldo, quien consiguió
superar la hepatitis C.
Desde
que recibió su diagnóstico en 2007, el camino fue largo y por momentos áspero,
pero el actual tratamiento para la enfermedad le permitió en tres meses ganar
un nuevo futuro que quiere dedicar a su afición por la música.