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“Aquí
lo único que no está dolarizado es el sueldo. Es imposible que una persona viva
con 20 mil bolívares quincenales, eso vale un cartón de huevos que está entre
20 y 25 mil”, sentencia.
Por
lo que, para poder comer en Venezuela se necesitan por lo menos 350 dólares. La
aseveración corresponde a Miguel Santana, economista, quien asegura que las
personas que dependan de un salario mínimo en Venezuela van a morir de hambre.
Las
palabras del economista coinciden con el último informe publicado el pasado mes
de junio por el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación
Venezolana de Maestros (Cendas-FVM) en donde se asegura que para que las
personas puedan comer dignamente hacen falta por lo menos 2 millones 552 mil
836 bolívares mensuales.
“Se
requieren por lo menos 63.8 salarios mínimos para poder adquirir la canasta
alimentaria referida a una familia de cinco miembros. 85 mil 094 bolívares
diarios, más de dos salarios mínimos al día”, reza parte del informe.
Según
los datos que maneja el Cendas en el lapso entre mayo y junio todos los
productos de la cesta básica subieron de precio. Los granos (en estos momentos el
alimento más consumido por muchos venezolanos) vieron un incremento del 74,8%
mientras que las carnes y sus preparados aumentaron un 32,9%.
“Lo
que da es tristeza entrar a un abasto. Con lo que uno gana compra una cosita y
más nada. Todos los meses las amas de casa tenemos que peinar el mercado para
ver qué es lo que está barato y comer eso en la semana. Es un dolor de cabeza
tener que preparar almuerzos”, comenta Griselda Vásquez, ama de casa Los Olivos
al norte de Barquisimeto.
Tan
difícil está cubrir la canasta básica que en los supermercados es común ver a
personas que en un carrito de compras llevan tres o cuatro productos cuando
mucho.
“Aquí
va mi quince y parte de la de mi esposo”, decía la señora Francis Vásquez
mientras sacaba de su carrito de comprar un pan, una bandeja de jamón arepero,
un kilo de pasta y una salsa de tomate.
Además
del alto costo de las cosas la escasez también hace de las suyas pues los
últimos informes confirman que hay 29 productos como la leche condensada o la
cera para piso que brillan por su ausencia.