Prensa. Venezuela RED Informativa.
Una
abogada venezolana tomó la decisión de salir de su país tras rehusarse a
cumplir órdenes de funcionarios del gobierno de Nicolás Maduro para que
realizara su “trabajo de una manera no correcta” en organismos estatales. Su
negativa ocasionó que la amenazaran y atentaran contra ella, su esposo e hijo.
Al
carecer de una visa estadounidense, optaron por arriesgarse a viajar a México
para luego cruzar la frontera sur de Estados Unidos. En la ciudad mexicana de
Nuevo Laredo, se anotaron en una lista de las autoridades de Inmigración
estadounidenses para presentar su caso de asilo y fueron a un refugio que tenía
un solo baño para unas 40 personas, donde durmieron en el piso en una
colchoneta.
María,
que pidió no usar su nombre real por temor a poner en peligro su solicitud de
asilo, dijo que la frontera está llena de traficantes de personas que se
aprovechan de los migrantes que buscan cruzar, reseña un reportaje de El Nuevo
Herald.
En
la noche cuando mi esposo fue a comprar comida lo interceptaron dos coyotes
(traficantes de personas) ofreciéndole pasar la frontera por $800 por cada
persona. Nos entró la desesperación, la temperatura era de 3 grados
centígrados, el frío era súper fuerte. En esa desesperación te incitan a pasar
con los coyotes”, relató María en una entrevista desde Boca Raton, donde reside
desde que pudo ingresar a los Estados Unidos en julio.
Mientras
estaban en Nuevo Laredo, las autoridades trasladaron a la familia del refugio a
otro lugar en el puente internacional que une Nuevo Laredo con Laredo, Texas,
donde tuvieron que dormir a la intemperie. La niña se enfermó y al cabo de
varios días, un funcionario de inmigración de Estados Unidos les dijo que
podían entrar por un año para resolver su petición de asilo político.
“La
niña se estaba poniendo azul del frío y nadie nos socorría. Luego nos separaron
en una especie de celda. La niña cayó en depresión, vomitaba mucho, estresada,
y en ese momento un funcionario nos dijo que nos daría el acceso a EE.UU.”,
expresó.
El
caso de María es solo un ejemplo de una tendencia creciente: los venezolanos
solían volar a Estados Unidos con una visa, pero ahora son cada día más los que
optan por ir a la frontera sur a pedir asilo político, desconociendo el
procedimiento, los peligros de la travesía y que las posibilidades de ser
admitidos son pocas. El éxodo se produce a medida que las condiciones de vida
continúan deteriorándose en Venezuela y Estados Unidos aumenta la presión
contra el gobierno de Maduro.
Instrucciones
‘express’ para cruzar la frontera
Patricia
Andrade, directoria ejecutiva de Venezuela Awareness Foundation, una
organización de derechos humanos en Miami, muestra preocupación porque cada día
son más los que optan por viajar a la frontera sin saber a qué se enfrentan.
La
activista dijo que la situación en la frontera se ha complicado y las personas
deberían saber las consecuencias de cruzarla ilegalmente.
El
problema de la mayoría de los venezolanos es que se lanzan a la aventura sin
informarse de qué va a pasar y cómo debes estar preparado. Salen de Venezuela y
piensan que debe haber una que otra cosita, pero no se imaginan que ahí hay una
maldad con otro nombre”, comentó.
En
redes sociales los venezolanos obtienen información precaria sobre cómo
realizar la travesía, de quienes lo han logrado o de amigos con familiares que
han viajado a la frontera. Y con frecuencia lo describen como algo fácil y que
solo tienen que ir dispuestos a pasar “unos tres meses en la cárcel”.
Las
instrucciones también se transmiten mediante mensajes de voz por WhatsApp. El
Nuevo Herald obtuvo algunos de esos audios. “Esa vuelta es fácil, esa vuelta no
está tan difícil. O sea, difícil es que te van a meter preso, pues. Uno tiene
que ir mentalizado que uno va a ir para allá. Eso es todo. Es lo más legal que
puede haber: Pedir asilo. Es lo más legalito del mundo”, explica una persona a
una mujer en uno de los audios.
En
otro audio, advierte que cada caso de asilo es diferente: “tú tienes que llevar
tu cuento bien echado. Tú sabes que el principal fundamento de un asilo
político es el miedo, entonces tú tienes que demostrar miedo”.
“De
todos los que yo conozco, todos han pasado, no tengo ni uno que hayan devuelto
(…) Se han ido hasta con niños y listo, pa’ dentro”, afirmó.
Andrade,
mediante su programa Raíces Venezolanas, que ayuda a los venezolanos en
condiciones precarias, recibe semanalmente más de 20 mensajes de personas que
lograron cruzar y se encuentran en el sur de la Florida sin trabajo, sin casa
y, lo que es más preocupante, sin recursos para contratar a un abogado que los
ayude a presentar sus casos de asilo antes las autoridades de Inmigración.
Por Trinidad
Martel.
Con
información del Nuevo Herald.