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Voanoticias.
Venezuela y Nicaragua son
percibidos como los países más corruptos de América Latina, y Uruguay y Chile
como los más limpios, según un informe divulgado este jueves por Transparencia
Internacional (TI), que denuncia que la región ha sido incapaz de hacer
progresos significativos.
“Los gobiernos deben
abordar con urgencia el papel corruptor del gran dinero en el financiamiento de
los partidos políticos y la influencia indebida que ejerce en nuestros sistemas
políticos”, dijo Delia Ferreira Rubio, presidenta de Transparencia
Internacional.
El último puesto volvió a
ser para Somalia, con nueve puntos. Sudán del Sur, Siria y Yemen quedaron justo
por encima, por detrás de un grupo de naciones igualadas por la 173ra posición
que incluyó a Venezuela y Afganistán.
Uruguay, que empató con
Emiratos Árabes Unidos con 71 puntos, y Chile, con 67, fueron los primeros
países latinoamericanos de la lista en el 21er y 26to puesto, respectivamente.
En el lado opuesto de la balanza, además de Venezuela, se situaron Haití, 168vo
con 18 puntos, y Nicaragua, 161ro con 22.
El informe destacó la
situación de Nicaragua, que perdió siete puntos desde 2012, por ser una nación
en la que “la sociedad civil y los partidos de la oposición son excluidos
sistemáticamente del proceso político, mientras que los grupos críticos con el gobierno
operan en un clima cada vez más restrictivo”.
Estados Unidos y varias
potencias industriales líderes tratan de mantener el impulso en la lucha contra
la corrupción, según el reporte de Transparencia Internacional.
El Índice de Percepción de
la Corrupción (IPC) anual, elaborado por el grupo de monitoreo Transparencia
Internacional, mide la percepción de la corrupción en el sector público en 180
naciones. Emplea una escala donde 100 equivaldría a una nación muy limpia y
cero a una muy corrupta.
Los 69 puntos de Estados
Unidos, que recibió dos menos que el año anterior, fueron su peor resultado en
ocho años, según Transparencia Internacional. Además, se situó en la 23ra
posición de la lista, una más abajo que en la anterior revisión.
El reporte cita desafíos
como las “amenazas a su sistema de controles y balances” y “la influencia cada
vez mayor de intereses especiales en el gobierno”, así como el inicio del
juicio político a su presidente, Donald Trump.
Dinamarca, el país mejor
valorado el año pasado, empató por el primer puesto con Nueva Zelanda, ambos
con 87 puntos. Por detrás se situó Finlandia, y Singapur, Suecia y Suiza,
empataron por la cuarta posición. Noruega, Holanda y Alemania y Luxemburgo _
las dos últimas igualadas en el noveno puesto _ completaron la parte alta de la
clasificación.
Canadá perdió cuatro
puntos hasta los 77 y quedó en la 12da posición. Sacó la misma valoración que
Gran Bretaña, que obtuvo tres puntos menos, como Francia, que a su vez empató
con Estados Unidos.
Del resto de miembros del
Grupo de los Siete países más industrializados del mundo, Alemania y Japón, que
quedó en la 20ma plaza, no sufrieron cambios, y solo Italia ganó un punto para
sumar 53, que la dejan 51ra.
Transparencia
Internacional hizo hincapié en el avance de Ecuador, empatado con otros dos
países por la 93ra plaza con 38 puntos, porque “en los dos últimos años redujo
algunas restricciones a la sociedad civil”, agregando que, pese a esto, el
gobierno “mantiene un excesivo poder regulador sobre las ONGs”.
El grupo llamó también la
atención sobre Brasil (106to con 35 puntos), donde “la corrupción sigue siendo
uno de los mayores impedimentos para el desarrollo económico y social”. Desde
la elección de Jair Bolsonaro como presidente, el país “experimentó una serie
de reveses en sus marcos legales e institucionales anticorrupción” y “enfrentó
dificultades para avanzar en reformas de amplio alcance en su sistema
político”, agregó el reporte.
Más de dos tercios de los
países recibieron menos de 50 puntos y el promedio fue de apenas 43, señaló
Transparencia Internacional, agregando que los mejor situados en su índice
tienen una férrea aplicación de las leyes de financiamiento electoral.
“La frustración por la
corrupción gubernamental y la falta de confianza en las instituciones habla
sobre la necesidad de una mayor integridad política”, dijo la directora del
grupo, Delia Ferreira Rubio. “Los gobiernos deben abordar urgentemente el papel
corruptor de las grandes corporaciones en la financiación de los partidos políticos
y la influencia que tienen en nuestros sistemas políticos”.
El informe destacó también
que “la integridad en el país no siempre se traduce en integridad en el
extranjero, y múltiples escándalos en 2019 demostraron que la corrupción
transnacional está a menudo facilitada, permitida y perpetuada por los
aparentemente limpios países nórdicos”.
Armenia y Angola lograron
importantes avances este año, sumando siete puntos cada una para alcanzar los
42 (77ma plaza) y 26 (146ta), respectivamente.