Prensa.
Voanoticias.
El tres de enero de 2020,
mientras el mundo seguía atento a una posible escalada de tensión en Medio
Oriente, tras la la muerte del general Iraní Qassem Soleimani por un ataque
aéreo de Estados Unidos, a miles de kilómetros de distancia, en Venezuela, el gobierno
en disputa de Nicolás Maduro se reafirmaba en su apoyo a Irán.
En un comunicado, el
mandatario condenaba el operativo con el que Estados Unidos terminó con la vida
del hombre más poderoso de la estructura militar iraní, a la vez que transmitía
sus condolencias al gobierno de Hassan Rohaní.
Las conexiones políticas
entre ambos países quedaban selladas una vez más ante los ojos de la comunidad
internacional. Pero si ante la luz del mundo ambos países no han dudado en
mostrar su afecto mutuo, no sucede lo mismo con las posibles conexiones má allá
de lo político o económico, y que el departamento de Estado de Estados Unidos
lleva denunciando insistentemente desde hace años.
Según reveló la portavoz
del secretario de Estado Mike Pompeo a Venezuela 360, el gobierno en disputa de
Nicolás Maduro le estaría dando refugio a integrantes de Hezbolá en Venezuela.
A mediados de este mes,
era el propio jefe de la diplomacia estadounidense quien aseguraba que el
ejecutivo de Maduro tenía conexiones con el grupo islamista chiíta libanés,
considerado como una organización terrorista por Estados Unidos.
Hezbollah, en la lista
Forbe de las más ricas
Conocido como “El Partido
de Dios”, Hezbolá fue fundado en el Líbano en el año 1982 como respuesta a la
incursión de Israel. Con un brazo armado, y otro político que cuenta con
representación en el parlamento libanés, sus efectivos paramilitares fueron
entrenados, organizados y fundados desde un principio por la Guardia
Revolucionaria Iraní.
De acuerdo con el
departamento del Tesoro de Estados Unidos, Irán es uno de los principales
financiadores de Hezbolá con 700 millones de dólares al año, que incluyen una
partida en armamento militar y apoyo político.
Según Hugo Achá, experto
en contraterrorismo y crimen organizado internacional, “Hezbolá es posiblemente
una de las organizaciones que mejor ha comprendido la nueva forma de hacer la
guerra. En ese sentido Hezbolá ha logrado tal nivel de sofisticación y
presencia a nivel mundial, que puede afirmarse, sin temor a equivocarnos, de
que es hoy día a la inversa. En vez de ser Irán el valedor económico de
Hezbolá, es Hezbolá y su gran capacidad financiera la que hoy en día sostiene
en buena medida las actividades iraníes a escala global".
Según la revista Forbes,
las arcas de Hezbolá gozarían de un estado de salud inmejorable, ubicando al
grupo islamista extremista como el más rico del mundo, con una fortuna estimada
de 1.100 millones de dólares en 2018, por delante del grupo afgano Talibán, que
contaría con 800 millones de dólares en sus arcas, o de la organización
palestina Hamás, que estaría en tercer lugar con 700 millones de dólares.
De acuerdo a la
publicación, la razón por la cual la milicia-partido Hezbolá atesoraría tales
cantidades de dinero sería la diversifición de sus fuentes de ingresos, que
irían desde el sector inmobiliario a grupos que operarían como organizaciones
no gubernamentales para recaudar fondos. Aunque la joya de la corona, asevera
Forbes, sería la industria de la droga y el dinero que vendría de las operaciones
de narcotráfico en América Latina.
“Venezuela el socio ideal”
En su libro de reciente
publicación, Infinitive War, Hugo Achá, junto a otros expertos, explican los
procesos mediante los cuales organizaciones como Hezbolá blanquean dinero
gracias a lo que califican como “circuitos establecidos”. Según Achá, gracias a
la corrupción en países como Bolivia o Venezuela las transferencias por la
venta de droga se hacen de forma no convencional, mezclándose con contratos
formales, lo cual permite que puedas mover dinero y cuentas que pocos
sospecharían”.
En este sentido, prosigue
en entrevista con Venezuela 360, “el sistema de blanqueo de capitales desde
países del hemisferio occidental comienza con el envío de droga desde países
como Venezuela o Bolivia a Estados Unidos y Europa. Los recursos generados se
centralizan digitalmente a través de operadores financieros de Hezbolá, que
tienen la capacidad de insertarlos en actividades legales a escala global” en
forma de acciones en Macao, apartamentos en Brasil o envíos de marcancía desde
Ucrania, asegura Achá.
Pero no solo se beneficiaría
Hezbolá de los ingresos por narcotráfico con Venezuela y otros países de la
región, sino también por la venta del petróleo que sale de Venezuela burlando
las sanciones impuestas por Estados Unidos. De esta forma, y de acuerdo al
autor de Infinitive War, el gobierno en disputa de Nicolás Maduro se habría
convertido en “el socio ideal de Hezbolá”, ayudando a engrosar aún más las
cuentas de la organización chiíta.
¿Pero cómo funciona el
esquema de venta de petróleo venezolano?. Según Achá, habrían sido banqueros
libaneses los que habrían convencido a navieras irregulars a llevar a cabo el
transporte. “Cuando tu ves los intermediarios de la gente que firma los
contratos para el shipping (envío), pertenecen muchos a la élite libanesa, y es
Hezbolá quien mueve los recursos donde quieras llevándose una participación en
comisión por mover el petróleo”, asevera.
En agosto de 2019 Estados
Unidos sancionó al banco con sede en el Líbano, Jammal Trust Bank SAL, y sus
subsidiarias, por supuesta facilitación de actividades financieras de Hezbolá,
según el departamento del Tesoro.
"Estados Unidos está
determinado a cortar el apoyo en el Líbano al grupo terrorista", indicó el
secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, agregando que “la mala
conducta de Jammal Trust socavaba la integridad del sistema financiero
libanés”.
Por su parte, en 2016, el
gobierno libanés, en un esfuerzo por cooperar con el departamento del Tesoro de
Estados Unidos, implementó la ley conocida como Hezbolá International Financing
Prevention Act que amenazaba con sanciones y cierre de cuentas de individuos
sospechosos de financiar a la organización.