Prensa. Voanoticias.
Mary,
una venezolana de 50 años que presta servicios de limpieza en viviendas en la
ciudad de Meridian, Mississippi, Estados Unidos, se desmoronó esta semana por
una seguidilla de mensajes de texto que llegaron a su teléfono celular.
El
primer aviso, de uno de sus patronos, suspendió de golpe su oficio de cada
lunes con un parco saludo: “hola, Mary, no vengas”. Los recados sobre el resto
de sus citas llegaron luego en cascadas: “mira, por favor, ven después”, “no
vengas mañana”.
La
mujer envía remesas mensuales de 80 dólares a su familia, de cinco personas, y
patrocina los estudios universitarios de un joven en Venezuela. No pudo
reanudar su ocupación luego del receso vacacional de verano, como le es
habitual desde mayo de 2001, cuando se mudó a Estados Unidos.
“Esto
sí me afecta mis ingresos. El dinero que envío a Venezuela no lo voy a poder
enviar”, asegura, acongojada, desde la ciudad estadounidense. La
razón de sus empleadores es el aislamiento social por miedo a contagiarse del
nuevo coronavirus, una infección respiratoria que ha matado a al menos 9.000
personas en el mundo en cuatro meses.
“La
gente tiene mucho miedo”, asegura Mary, quien pide reservar su apellido por
temor a posibles represalias del gobierno en disputa de Venezuela contra su
familia en su país natal. Los
efectos del COVID-19 también han impedido la entrega de una caja de alimentos y
artículos de primera necesidad que envió por barco a Venezuela hace tres
semanas.
El
gobierno en disputa de Nicolás Maduro decretó esta semana la cuarentena
colectiva en Caracas y las 23 regiones del país para minimizar el riesgo de
contagio de los ciudadanos. “Estoy
devastada por no poder enviar dinero. Ellos no podrán” comprar comida o
medicinas sin su aporte desde Estados Unidos, dice, impotente, con la voz hecha
añicos por el llanto.
Contracción
segura
Miles
de venezolanos enviaron un aproximado de 3.500 millones de dólares en remesas a
sus familiares y amigos en el país suramericano hasta 2019, según estimaciones
de la firma Ecoanalítica con base en la data del Fondo Monetario Internacional
y la encuestadora Gallup.
El
promedio individual de la ayuda fue de 90 dólares, precisa Asdrúbal Oliveros,
socio director de la compañía. Cuarenta por ciento de los remitentes envió
dinero “eventual”, no cada mes, indica. Ecoanalítica preveía que el monto de
remesas a venezolanos ascendería este año a al menos 4.000 millones de dólares.
La
recesión económica mundial por la pandemia del nuevo coronavirus en la economía
mundial, sin embargo, contraerá la asistencia de particulares desde el
extranjero a niveles aún por definir, calcula Oliveros.
“Muchos
de los migrantes venezolanos en el exterior no tienen probablemente condiciones
de ciudadanos. El paquete de ayuda que los distintos países puedan estar
diseñando, probablemente, no les va a tocar. Algunos están en condición de
ilegalidad y muchos están ligados a sectores que han perdido un dinamismo muy
fuerte por la crisis, como el sector de comercio y servicio”, explica.
El
economista espera, sin duda alguna, que los flujos provenientes del exterior se
vean trastocados.“Es seguro que se va a contraer el estimado de monto de
remesas de 4.000 millones de dólares. Lo que es difícil de entender, por lo
menos en esta coyuntura, es el tamaño de la contracción”, apunta.