María
Mendoza invita a adoptar las cinco “c”: calma, conciencia, coherencia,
consistencia y, sobretodo, casa.
Prensa. Leonisia Cusati.
Sin duda, el coronavirus
es hoy el protagonista de una crisis de salud mundial, que a su vez está
arrastrando fuertes rasgos de ansiedad en la población. El hecho de que se
trate de un virus de fácil contagio, donde hasta el momento no hay vacuna y con
una tasa de mortalidad entre el 1% y el 3%, da pie a brotes de angustia e
incertidumbre en los seres humanos. De allí, la necesidad de contar con la
capacidad de adaptarse a un estilo de vida transitoria, que incluye modificar
sus rutinas y costumbres.
Ante esta situación, la
licenciada María Mendoza, especialista en evaluación y terapia psicológica
infantil, y parte del equipo de profesionales de la Fundación Centro Italiano
Venezolano (Fundaciv) invita a “respirar profundo para elevar el estado de
conciencia y actuar de forma asertiva, a los fines de evitar una pandemia de nuestra ansiedad”.
Mendoza pone el énfasis en
el trato que, desde la familia debe ser dispensado especialmente a los niños y
adultos mayores, comenzando por “concientizar nuestras propias acciones para no
generar mayor angustia y frustración en los receptores de la información”.
Entre las estrategias
básicas para evitar caer en pánico, señala: mantener la calma, tomando en
cuenta que el impacto emocional puede llevar a emitir respuestas erróneas;
responsabilizarse y centrarse, con el propósito de dirigir toda la energía a
enfrentar la emergencia; minimizar los daños para evitar complicar la crisis,
atendiendo entre otras, las medidas que exigen quedarse en casa.
De igual manera, la
evaluación consciente del problema, que implica documentarse debidamente,
acudiendo a fuentes confiables como el portal de la Organización Mundial de la
Salud (OMS), rechazando toda información amarillista; actuar y no reaccionar,
admitiendo que ya el coronavirus está entre nosotros, por lo que es preciso
permanecer en la cuarentena impuesta.
Finalmente, mantener una
actitud y predisposición positiva, acatando las normas establecidas por las autoridades de salud y adoptar una
gestión positiva del cambio, con la incorporación transitoria de mecanismos
diferentes a los habituales.
Los más vulnerables
“Es muy importante hablar
desde la calma, sobre todo con los niños y adultos mayores; brindarles toda la información posible y destacar la
importancia de permanecer en el hogar;
recordarles las medidas de higiene, así como la necesidad de modificar
hábitos y costumbres, tales como besar, abrazar, saludar con la mano, entre
otras, siempre haciendo referencia a que esta situación será transitoria.
En el caso de los niños
entre 1 y 5 años, es importante no alarmarlos con información que no pueden
manejar, sino concentrarse en la adopción de las medidas preventivas vitales.
Con niños entre 7 y 11
años, es beneficioso escucharlos y preguntarles sobre la información que manejan
respecto al virus y, “muy importante parafrasear lo que les cuentan y corregir
pensamientos negativos, brindándoles información real adaptada a sus edades, ya
que en esta etapa de sus vidas cobra un gran valor las frases tranquilizadoras”.
En el caso de los
adolescentes, que manejan más información y en quienes puede prevalecer la
molestia y la rabia por estar encerrados, es importante recordarles que no se
está de vacaciones, que el grupo familiar debe mantenerse en casa para evitar
el contagio.
La especialista considera
de vital importancia mantener rutinas en la casa, como dedicar unas horas a
actividades educativas, y otras al esparcimiento en familia mediante juegos de
mesa, u otras que ayuden a transitar por las emociones de incertidumbre, miedo,
desorientación, aburrimiento, entre otras. Indispensable es controlar el acceso
a las pantallas y video juegos, para
evitar adicciones. “En todas las edades, informaciones sobre la tasa de
mortalidad no es pertinente ya que esto solo puede generar ansiedad y temores”,
advirtió Mendoza.
Así mismo, puntualizó que
“lo que decimos bajo situaciones de estrés puede resultar balas certeras a la conciencia del niño, en
un momento de berrinche. No caiga en el error de gritarle, y menos amenazarlo
con que el coronavirus que vendrá a buscarlo y se lo llevará. Ya se reportan
casos de retrocesos en los hábitos de la higiene del sueño. La opción es dejarlos que se desahoguen y
acompañarlos en el trámite de la emoción; sea empático y hágale saber que lo
entiende y que esto pronto finalizará e incorpore alguna actividad que lo
distraiga”.
Mendoza recomienda la red
@psicoaprendo en Instagram, donde
publican actividades para trabajar en casa; así como recurrir a técnicas de
respiración profunda o de relajación muscular, entre otras. “No estamos de
vacaciones, es nuestra responsabilidad quedarnos en casa pero podemos
aprovechar ese tiempo en beneficio propio”.