Especialistas
señalan la necesidad de evaluaciones psicológicas y neurobiológicas para una
detección temprana, y poder facilitar tratamiento farmacológico, conductual y
cognitivo según requiera el paciente.
Prensa. Leonisia Cusati.
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)
es una patología relacionada con el neurodesarrollo y la maduración cerebral,
que afecta específicamente al lóbulo frontal del cerebro, e influye en la conducta y en el
desenvolvimiento emocional y cognitivo de quien la padece. De acuerdo con cifras de la Organización
Mundial de la Salud (OMS) más del 4% de la población mundial tiene TDAH y entre
3-8% de los niños padecen este
trastorno.
Su diagnóstico, que generalmente se da en edad escolar, comprende
la evaluación de especialistas en diversas áreas como la neuropsicopediatría,
la neuropsicología, e incluso,en una
etapa muy precoz, puede ser detectado por expertos en neonatología y perinatología. “De
este trastorno, hay dos grupos: los que sufren de déficit de atención y los que
tienen hiperactividad, que no se quedan tranquilos en ningún lugar, son
impulsivos, no acatan normas”, explica el
neuropediatra Oscar González, del Grupo Médico Santa Paula.
Por su parte, la neuropsicóloga Beatriz Villalobos, quien
también forma parte del GMSP, señala que el abordaje para estos pacientes debe
ser multidisciplinario pues la función
de atención de un individuo, ya sea niño, adolescente o adulto, se puede
ver afectada por diversos factores como estrés, ansiedad, depresión u otras
causas que pueden no ser TDAH.
Explica Villalobos que el diagnóstico es muy importante, ya
que pueden haber dificultades atencionales que no corresponden con el TDAH,
sino a otras causas. “De allí la importancia de una evaluación a fondo, que va desde exámenes como tomografías o
resonancias, para determinar si hay una falla en la estructura cerebral, a un
trabajo en conjunto con neuropsicólogos, psiquiatras o los neuropediatras, para
el estudio de las alteraciones en las
funciones de la inteligencia, memoria, atención, concentración y razonamiento”.
Síntomas del TDAH
Quienes padecen TDAH manifiestan síntomas como: impulsividad,
hiperactividad, déficit de atención (que aparece en todas las áreas de la vida
del niño), dificultad de concentración, dislexia, epilepsia, trastornos del
sueño y discapacidad intelectual.
“Cuando se retrasa el diagnóstico, el trastorno va como ‘invadiendo’ el
funcionamiento del niño y puede presentarse hasta una discapacidad intelectual,
que no ocurre en todos los casos, pero está relacionado en cómo se aborda el
déficit de atención y en qué momento comenzó el tratamiento, señala Villalobos.
El diagnóstico generalmente ocurre entre los 5-7 años, cuando
el niño ya está en edad escolar, y los expertos coinciden en que usualmente las
maestras son las que detectan los primeros síntomas.
Tratamiento
“El TDAH no se cura, se controla. Se trata de
ayudar al paciente a que funcione lo mejor posible dentro de su trastorno a través de un abordaje multidisciplinario y,
dependiendo del caso, se incluye farmacología, terapia conductual o cognitiva”,
señala Villalobos.
La neuropsicologa explica que el abordaje farmacológico se
aplica para pacientes en los que se evalúa, entre otras cosas, si existen
afectaciones de las funciones cerebrales y resalta que no es la primera ni la
única opción. Así mismo, la terapia conductual ayuda a los niños a controlar
sus impulsos y entrenar su atención. El
abordaje intelectual-cognitivo busca rehabilitar funciones cerebrales como la memoria,
y el razonamiento.
En cuanto al abordaje desde el área de la psicopedagogía,
Villalobos explica que el profesional puede hacer ajustes curriculares y ayudar
en la organización del material de aprendizaje, por ejemplo. Otros
tratamientosincluyen atender problemas de motricidad fina y dislexia, que
pueden acompañar el TDAH.
Detección precoz
González señala que el GMSP cuenta una Unidad de Atención Neonatal, con especialistas en salud materno infantil, capaz de detectar, desde el
nacimiento o la gestación, cualquier
alteración del neurodesarrollo que pudiera desencadenarse en un TDAH. Asimismo, Unidad de Pediatríaatiende consultas y evaluaciones
cardiovasculares, endocrinas, psicológicas, psiquiátricas y otras
subespecialidades médicas de salud infantil.
“La Unidad de
Pediatría va de la mano con los servicios de Neonatología y Perinatología,
pues hay condiciones intra-utero que pueden
‘encender las alarmas’. Partiendo
de allí, los neonatólogos hacen el
seguimiento desde el punto de vista morfológico y neurológico, y los
neuropediatras podemos saber a qué nos vamos a enfrentar, siendo posible en
algunos casos una intervención temprana para evitar otras patologías
posteriores. Esa es nuestra filosofía en el Grupo Médico Santa Paula”, señala
González.
El neuropediatra explica hay factores o patologías que sufre
la progenitora y que pueden influir en el neurodesarrollo cerebral del bebé,
como la diabetes, así como también existen situaciones al momento del
nacimiento que pueden afectar el funcionamiento cerebral, como falta de oxígeno
o ictericia, por ejemplo, u otras que hayan obligado a los médicos a ingresar
al recién nacido en la Unidad de Terapia Intensiva neonatal.
Estos y otros aspectos de interés sobre esta patología serán
ampliados en la transmisión en vivo que llevará a cabo el GMSP, a través de su
canal de YouTube, este lunes 13 de julio, a las 5.00 pm
Programa de estimulación temprana para bebés
Aprovechando el periodo más sensible del desarrollo del bebé
y a los fines de proveerle de herramientas que le permitirán potenciar el desarrollo
natural de sus sentidos, cerebro y músculos,
nace el programa de estimulación temprana y movimiento Braining® Baby Gym, con el
cual también trabaja el GMSP.
Jenny
González, socio fundador de Braining® Baby Gym, explica que este programa ayuda
a robustecer el sistema sensomotor del
bebé, alejándolo de problemas no deseados, dentro de los que se encuentran los
trastornos que afectan la atención del niño.
“En tan solo 5 sesiones y de manera divertida, práctica y sencilla los padres aprenden a aplicar a su bebé repeticiones de interacciones y experiencias basadas en movimiento, permitiendo relajar y desplegar su cuerpo, despertar sus sentidos y fortalecer los músculos en la correcta secuencia del desarrollo. Beneficios secundarios incluyen un bebé relajado que se alimenta y duerme bien, que establece buen contacto visual, que se conecta y se une sin esfuerzo con sus seres queridos, así como lograr una buena estabilidad de la base y el control postural.”, acota González.