En esencia, podría decirse que los seres humanos somos
agua. Las tres cuartas partes del cerebro y el corazón se componen de agua y el
83% de los pulmones también, por poner un ejemplo. Hidratarse es un asunto
serio y más importante de lo que puede parecernos.
La importancia del agua
Beber una
cantidad adecuada de agua cada día es más que relevante, ya que el agua lubrica
las articulaciones y los huesos, regula la temperatura corporal y alimenta el
cerebro y la médula espinal.
Cuando nos deshidratamos, los receptores sensoriales en
el hipotálamo del cerebro liberan una señal de una hormona antidiurética que
llega a los riñones y provoca acuaporinas, unas proteínas que regulan el paso
del agua a través de la membrana celular y permiten a la sangre retener más
agua. La consecuencia visual más inmediata es que nuestra orina se vuelve más
oscura pero los efectos negativos van mucho más allá de esta coloración.
¿Qué ocurre si no bebemos agua?
No beber agua
puede causar fatiga, una disminución de la función cognitiva, alteraciones en
el estado de ánimo, una caída en la presión arterial y en la humedad de la
piel... Un cerebro deshidratado se contrae -literalmente- ante la falta de
agua, ya que requiere de un esfuerzo extremo para funcionar. Si la deshidratación
se prolonga durante varios días, el organismo experimenta secuelas más graves y
eventualmente la muerte. Sin líquidos, un individuo puede aguantar 15 horas en
un entorno extremo y 3 días en condiciones normales.
Si bebemos poca agua durante un largo período de tiempo también contribuimos a inclinar la balanza a sufrir problemas digestivos, diabetes, aumento de peso, problemas en la piel, colesterol alto, fatiga o estreñimiento.
No beber agua rompe el equilibrio del organismo. Para
evitar estas conclusiones tan nefastas para nuestro cuerpo, se recomienda beber
alrededor de 2,5 a 3,7 litros de agua para los hombres, y de 2 a 2,7 litros de
agua para las mujeres.
Mal humor
A menos que desee aislar a las personas en la oficina,
controle su régimen de bebida, ya que la deshidratación también puede volverlo
irritable y de mal humor. Dos estudios que se llevaron a cabo en la Universidad
de Connecticut estudiaron tanto a hombres como a mujeres en una serie de
pruebas cognitivas, y vieron que la deshidratación les provocaba mal humor,
somnolencia e incluso dolores de cabeza.
Comer en exceso
A veces confundimos la sed con el hambre, por lo que es
inteligente beber agua cuando nos pica el gusanillo de un antojo. Por eso es
una buena idea beber agua antes de sentarse a comer, ya que nos puede llevar a
consumir menos calorías y tendremos una mejor idea de nuestras señales de
hambre y apetito, como se muestra en un estudio de 2018 publicado en la revista
Clinical Nutrition Research. El agua puede evitar que tengamos mucha hambre a
la hora de sentarnos a comer, y escuchar nuestras señales de sed y hambre puede
darnos una idea de lo que el cuerpo realmente quiere.
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