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Variadas y costosas han sido las consecuencias que ha
dejado a su paso la pandemia por la región latinoamericana y que además la
acompañará por algunos años más. Sin embargo, para que el impacto vaya
suavizándose con el transcurrir del tiempo, y de esta manera los países de la
región comiencen a recuperar el terreno perdido y se reinserten en la senda del
crecimiento, existen algunas condiciones necesarias que deberán ser asumidas.
Al respecto, se han presentado algunas propuestas que
permitirían a los países sanear sus finanzas y reducir la brecha que los separa
de las economías desarrolladas, entre las cuales destaca el diseño de políticas
y mecanismos que les permitan recuperar la estabilidad presupuestaria y el
crecimiento.
Por todos es bien sabido que para afrontar los costos
asociados a la lucha contra el coronavirus, los gobiernos se endeudaron. Según
el Fondo Monetario Internacional, la deuda conjunta de la región estará por el
orden de 80% del PIB entre 2020 y 2025. El organismo multilateral ha prestado a
los países latinoamericanos unos 63.809 millones de dólares.
Otra de las propuestas es la referida a la
intensificación de la colaboración público-privada, con lo cual se podría
mantener el ritmo de la inversión y avanzar en el desarrollo de infraestructuras.
Se recomienda a los países de la región destinar un porcentaje adicional de su
PIB para cerrar brechas en los sectores ferroviarios, portuarios, digitales,
energéticas, entre otras. La CAF y el
BID son fundamentales al momento de impulsar proyectos de ese tipo.
Propiciar el retorno de los capitales extranjeros
podría constituirse en otro de los retos a asumir, ya que según cifras de la
Cepal se prevé una caída de la inversión directa durante 2021 de entre 45% a
55%, lo que se constituye en el mayor descenso del mundo.
Por su parte, el Institute for International Finance
estimó que durante el primer trimestre de 2021 podría darse una salida de
capitales de los países emergentes de más de 100.000 millones de dólares, de
los cuales un tercio corresponde a América Latina, según el FMI.
La recuperación del turismo en la región, podría ser
otra de las alternativas que deberían plantearse los gobiernos. A lo anterior
se suma la necesidad de diseñar estrategias que conduzcan al descenso de los
índices de informalidad laboral, tradicionalmente altos en América Latina y el
Caribe.
La integración regional también jugará un papel
decisorio en el marco de estas propuestas, pues el mundo se está despertando
hacia una nueva realidad en la cual el comercio deberá encaminarse más hacia
los países latinoamericanos. Para ello hará falta mejorar las infraestructuras
y la logística, así como propiciar el establecimiento de mecanismos que
permitan penetrar un mercado de 650 millones de habitantes.
Por Danilo Díazgranados.
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