Este virtuoso
de formación académica, que desde 2011 es integrante del prestigioso Canadian
Brass, el ensamble de metales más famoso del mundo; explora la riqueza de la
música venezolana en su sexta producción discográfica como solista y primera
del proyecto Cuatrombón, presentada en el mercado internacional este mes de marzo, en la que también
participan el cuatrista Jorge Glem, el maraquero Manuel Rangel y el bajista Bam
Bam Rodríguez.
Prensa. Yubirí
Arraiz Pinto.
Uno de los trombonistas más célebres de su generación,
Achilles Liarmakopoulos ha hecho de su instrumento un medio para la
convergencia multicultural. Bien desde el Canadian Brass, donde con brillantez
desempeña su labor como trombón solista; desde el mundo académico, en el que
despunta como profesor en universidades de elevada reputación, o desde el
sendero discográfico, donde con firme paso ha ido explorando diversos universos
sonoros, este músico nacido en Atenas, Grecia, el 29 de agosto de 1985 ha construido
un discurso musical muy propio, con un trabajo que refleja una trayectoria en
la que la emoción y el virtuosismo confluyen.
Así lo muestra en su nueva producción, Volar, disco de
tímbrica deslumbrante y excelentes arreglos que afianza el valor de un periplo
profesional y personal a través del cual Liarmakopoulos explora el pasado y lo
dibuja en presente con remozados trazos para rendir tributo a Venezuela, cuya
música forma parte de la banda sonora de su temprana infancia en la que pasajes
de Juan Vicente Torrealba se alternaban con cantos y tonadas de Lilia Vera,
Cecilia Todd, Gloria Martín o Soledad Bravo, inspirándolo a conocer más del
país y la región de origen de su madre.
Es por eso que la presencia de compositores como Beto
Valderrama Patiño, Héctor Pérez Bravini, Omar García, Otilio Galíndez, Douglas
Velásquez, Marcos Granados, Paquito D´Rivera, Ricardo Mendoza y Ricardo
Sandoval supone la metáfora de un proceso vital en el que, estimulante y
evocadora, fluye la variedad estilística, la calidad sonora y el buen gusto que
da sentido a una búsqueda artística que, musicalmente, se resume en los nueve
temas que conforman este trabajo: El Avispero, Los Helechos, El Rezongón,
Pueblos Tristes, Besos de sal, La Bella, Vals Venezolano, Portachuelos y Soñar
es volar.
Confluencias
Volar es el sexto álbum como solista de Achilles
Liarmakopoulos y primera grabación de Cuatrombón, proyecto que nació en 2018,
cuando el trombonista conoció al destacado cuatrista cumanés Jorge Glem y
decidió experimentar con los ritmos venezolanos. Con la adición del maraquero
Manuel Rangel y el bajista Bam Bam Rodríguez, completó el cuarteto que toca en
este fresco trabajo.
Mezclado por el multiganador del Grammy, David
Darlington y masterizado por el gran ingeniero colombiano Diego Ávila, el
lanzamiento de Volar estaba pautado para 2020 pero fue postergado por la
pandemia mundial. Sin embargo, para Achilles estos meses le permitieron madurar
y decantar aún más la propuesta.
“Este es un disco único, que tiene al trombón como
protagonista, combinación inusual en este tipo de música donde la flauta y el
clarinete son habituales. También tenemos algunos invitados increíbles como
Nathasha Bravo, una de las mejores jóvenes cantantes de ese país, hoy radicada
en Nueva York, quien interpreta el clásico de Otilio Galíndez, y el aclamado
flautista Marco Granados, que toca con nosotros su propia composición. La
última pista del álbum es con la súper estrella de la trompeta, integrante del
Canadian Brass, Brandon Ridenour, quien muestra su sonido mágico en el
fliscorno”, afirma el trombonista.
Versátil y curioso, en dos de sus anteriores
producciones también indagó en el estilo y repertorio de otros países de
Suramérica a través del lenguaje del trombón.
“Respetando la tradición, siempre quise experimentar
agregando el trombón en la música tradicional de América Latina, región que
tiene algunas de las melodías más hermosas e inspiradoras que se han escrito.
Por ejemplo, en mi primer disco, Tango Distinto, editado en 2011 por el prestigioso
sello Naxos Classical, toqué música de Astor Piazzolla reemplazando el violín y
la flauta por el trombón. En mi álbum de 2015, Trombone Atrevido, dedicado al
choro de Brasil, tomé las melodías del cavaquinho. Ahora, en Volar, tomo las
melodías de la flauta, la mandolina o la bandola. Espero que al público le
guste tanto como a nosotros”, comenta.
Agrega que quiere dar continuidad a Cuatrombón.
“Seguiremos interpretando, grabando y explorando otros tipos de música con esta
combinación única: Trombón, cuatro, bajo y maracas. Nos gustaría recorrer el
mundo, compartir esta música con públicos de distintos países y hacer que estos
hermosos géneros sean tan conocidos y populares como la salsa”.
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