Se conmemoró el #StopCiberbullyingDay, y ESET realiza un repaso sobre
cuáles son algunos de los tipos de violencia digital más comunes para
concientizar a jóvenes y adultos de los riesgos que existen en Internet.
Prensa. Consultor 5.
El ciberacoso o
ciberbullying se da cuando una persona es víctima de algún tipo de violencia
por parte de un individuo o grupo. Estas agresiones pueden tomar distinta forma,
pero todas tienen en común que, además de condicionar la forma de actuar de una
víctima, pueden provocar daños que afecten tanto a la salud mental como la
física. En el contexto del #StopCiberbullyingDay, ESET, compañía líder en
detección proactiva de amenazas, repasa algunas señales que pueden servir de
alerta para reconocer si un familiar o persona cercana es víctima de
ciberacoso.
“El ciberbullying es una
problemática que afecta principalmente a niños y adolescentes debido a la
cantidad de horas que pasan conectados y porque, que en general, a estas edades
no terminan de tomar dimensión del alcance que puede tener las comunicaciones
que se realizan a través una aplicación de mensajería, red social o videojuego.
Igualmente, esto no quiere decir que esta forma de violencia digital no afecta
también a los adultos.”, comenta Cecilia Pastorino, Investigadora de Seguridad
Informática de ESET Latinoamérica.
Según cifras publicadas
por la fundación Cybersmile que promueve el Stop Cyberbulling Day, fecha que se
celebra cada tercer viernes de junio, el 60% de los usuarios de Internet ha
estado expuesto a alguna forma de ciberacoso. ESET, describe diferentes formas
o tipos de violencia digital relacionadas con los mecanismos más utilizados por
los acosadores para afectar o hacer sentir mal a la víctima y sus
consecuencias:
Hostigamiento: Consiste en
el envío reiterado de mensajes ofensivos de una persona o grupo hacia una
víctima. Pueden ser desde insultos, el uso de apodos, generar rumores o enviar
mensajes despectivos a través de redes sociales, aplicaciones de mensajería o
correo electrónico. Pueden incluso llegar a crearse grupos de hostigadores que
se coordinan para enviar varios mensajes a una misma víctima, como el envío de
imágenes que buscan afectar la moral y autoestima de la víctima.
Acecho o stalking: También
conocido como acoso predatorio, stalking o cyberstalking, tiene que ver con un
comportamiento obsesivo en el que una persona, desconocida o no, ya sea a
través de redes sociales, mensajes o llamadas telefónicas, monitorea la
actividad de una persona y busca llamar su atención de una manera que genera
aprensión y/o miedo.
Difusión no consentida de imágenes íntimas: El sexting o sexteo no es una forma de violencia, sino una práctica sexual que consiste en el envío de fotos o videos íntimos de manera consensuada. El problema es cuando se difunden esas imágenes sin consentimiento, ya sea de manera pública o a contactos cercanos de la víctima, para perjudicarla y avergonzarla. Además, se puede llegar a usar este contenido para extorsionar a la víctima, una práctica conocida como sextorsión. Es importante agregar que esta difusión no consentida de las imágenes puede ocurrir después de haber realizado sexting, o luego de un encuentro sexual en el cual alguien toma fotos o graba un video de ese encuentro (con o sin conocimiento de la víctima) para luego distribuir las imágenes, o también puede ocurrir que las imágenes sean extraídas de un dispositivo perdido o robado.
Fraping: Esta forma de
ciberacoso que se da cuanto un tercero logra acceder a las cuentas de las redes
sociales de un usuario y publica, en nombre de la víctima, comentarios o
mensajes agresivos y/o denigrantes para ciertas personas o grupos, afectando a
la identidad digital y reputación del usuario al hacer pasar esos comentarios
como opiniones reales.
Perfiles falsos: Consiste
en hacerse pasar por otro utilizando imágenes y/o el nombre de un individuo
para crear perfiles falsos para acosar, acechar u hostigar a una víctima. Lo
que busca el acosador a través de los perfiles falsos es actuar desde el
anonimato. Esto puede derivar también en el robo de datos personales o incluso
en el robo de identidad.
Exclusión y cancelación:
La exclusión consiste en la intención deliberada de no permitir que una persona
de un grupo social, ya sea laboral, escolar u otro, participe de dinámicas en
la que sí participan otros miembros, como pueden ser grupos de WhatsApp, juegos
online o cualquier otro tipo de actividad que realice en Internet. En el caso
de los más chicos, la exclusión puede afectar el desarrollo de la autoestima.
La cancelación consiste en dejar de consumir o seguir a un usuario como
represalia por tener una actitud cuestionable, puede ser en respuesta a
comentarios realizados y repercute negativamente en la percepción que otros
pueden tener sobre ellos.
Filtración de información:
Esta forma de violencia se da cuando se publica o comparte información personal
y/o sensible de un individuo sin su consentimiento. Esta información puede
afectar a la víctima de distintas maneras, ya sea su reputación o relación con
terceros, así como emocional y psicológicamente. La misma puede derivar en
casos de extorsión.
Grooming: Cuando hablamos
de grooming hacemos referencia a la práctica en la cual un adulto contacta a
un/una menor por Internet para ganar su confianza y amistad con la verdadera
intención de abusar sexualmente de la víctima. Vale la pena aclarar que el
abuso puede ser establecer una conversación de índole sexual con un menor,
pedirle que envíe fotos, videos o realizar prácticas sexuales. Estas
comunicaciones comienzan a través de redes sociales o de cualquier medio digital
que permita la interacción entre dos o más personas y en muchos países es un
delito y debe denunciarse.
¿Cómo actuar ante las
distintas formas de violencia digital? Lo primero es comprender que estás
problemáticas existen cotidianamente y que afectan a cualquier persona
independientemente de la edad, religión, orientación sexual o etnia. “Muchas
veces los niños o adolescentes víctimas de estas formas de violencia temen
contar a sus padres lo que les ocurre, por lo que es muy importante que los
adultos generen un espacio de dialogo y transmitan confianza a los jóvenes para
que se animen a avisar en caso de sufrir alguna de estas situaciones.”, agrega
Pastorino de ESET.
Asimismo, existen ciertas
señales que pueden indicar que un menor está siendo víctimas de alguna forma de
ciberbullying, como no querer asistir a clase, cambios físicos repentinos,
pérdida del interés por actividades que suele realizar, dejar de utilizar redes
sociales, así como cierto nerviosismo fuera de lo común o contestaciones agresivas
fuera de contexto.
“Si bien está claro que
los beneficios que aporta Internet son muchos como para renunciar a su uso, la
clave está en pensar dos veces qué información compartimos y con quién. Es
importante tener presente que lo que llega a Internet difícilmente puede
eliminarse por completo.”, concluye la investigadora de ESET.
De manera de aprovechar
siempre de manera segura las infinitas posibilidades que ofrece Internet, la
ONG Argentina Cibersegura comparte las siguientes recomendaciones:
• Ocupar un rol activo para dialogar como adultos con los más
pequeños acerca del mundo digital.
• Actuar de manera positiva y responsable en redes sociales.
• Cuidar la privacidad online y el acceso a la información.
• Reportar aquello que daña, es negativo o afecta a otros.
Para más información
relacionada visite Digipadres, una
iniciativa impulsada por Safer Kids Online de ESET, que busca acompañar padres
y docentes en el cuidado de los niños en Internet. Para conocer más ingrese a:
https://digipadres.com/
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