Estos movimientos han
llevado a los tiburones tigre (Galeocerdo cuvier) fuera de las áreas
protegidas, por lo que ha dejado a estos en una delicada situación de
vulnerabilidad ante la pesca comercial. Es el depredador ápice de sangre fría
más grande de los mares tropicales y subtropicales, por lo que están limitados
por la necesidad de permanecer en aguas cálidas. Históricamente la costa
noreste de EEUU han sido demasiado frías para los tiburones tigre, pero las
temperaturas han subido significativamente en los últimos años, por lo que se
han convertido en aptas para estos singulares tiburones.
“Las migraciones anuales
de tiburones tigre se han expandido hacia los polos, paralelamente al aumento
de la temperatura del agua”, sostiene Neil Hammerschlag, autor principal del
estudio y director del Programa de Investigación y Conservación de Tiburones de
la UM. “Estos resultados tienen consecuencias para la conservación del tiburón
tigre, ya que los cambios en sus movimientos fuera de las aguas marinas
protegidas pueden hacerlos más vulnerables a la pesca comercial”.
Esta problemática ni es
nueva ni es exclusiva de los tiburones tigre. “El calentamiento de los océanos
puede ser provocado por el cambio climático a largo plazo o por la variabilidad
climática a corto plazo, como las olas de calor marinas, y los informes sobre
las respuestas de las especies a estos fenómenos climáticos están aumentando en
los ecosistemas marinos”, puede leerse en el artículo. Las respuestas son
variadas, pero lo más habitual son cambios o expansiones en su rango de
distribución hacia los polos. Un ejemplo son las olas de calor marinas severas
en el noreste del Pacífico, durante el periodo 2014-2016.
Se desencadenaron
expansiones de distribución hacia los polos en una amplia gama de especies,
incluidos crustáceos, cnidarios, aves marinas y teleósteos. “La variabilidad y
el cambio climático también están alterando la estacionalidad en el océano,
desplazando el ciclo anual de temperaturas superficiales hacia estaciones más
tempranas [...] Por ejemplo, las capturas de túnidos en el golfo de Vizcaya
durante sus migraciones de verano hacia le norte reflejan que el atún blanco
(Thunnus alalunga) y el atún rojo ( Thunnus thynnus) llegan 8 y 14 días antes
que hace 40 y 25 años, respectivamente”. En el estudio defienden que las
prioridades clave de investigación en la ecología del cambio climático son las
de determinar y predecir la velocidad, dirección y el momento de los cambios
asociados en el uso del espacio y los movimientos de especies, a partir de la
variabilidad y el cambio climático.
Hammerschlag y su equipo
descubrieron estos cambios provocados por el clima al analizar nueve años de
datos de seguimiento por satélite de tiburones tigre, que habían sido marcados
previamente. Se han combinado los datos con un análisis complementario en la
región de casi cuarenta años de información convencional de marcado y
recuperación proporcionada por el Programa Cooperativo de Marcado de Tiburones
de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), además de los
datos de temperatura del mar mediante satélites. Las capturas para el
etiquetado se han producido a principios de año, frente a la plataforma
continental de América del Norte (véanse cruces amarillas en la imagen).
“Los tiburones tigre
rastreados por satélite en el Atlántico Norte occidental entre 2010 y 2019,
revelaron una variabilidad anual significativa en la extensión geográfica y el
momento de sus migraciones a las latitudes del norte debido al calentamiento del
océano”, puede leerse en Abstract del artículo. Dicho estudio muestra que
durante la última década las temperaturas del océano fueron las más cálidas de
las que se tiene registro.
Por cada grado Celsius de
aumento de temperatura del agua sobre el promedio, la migración de tiburones
tigre se extiende hacia el polo en más de 400 kilómetros. Estos resultados
pueden tener fuertes implicaciones sobre el ecosistema. “Dado su papel como
depredador ápice, estos cambios en los movimientos del tiburón tigre puede alterar
las interacciones depredador-presa, lo que lleva a desequilibrios ecológicos y
encuentros más frecuentes con humanos”, afirma Hammerschlag.
Un depredador del ápice es
un depredador que está en lo más alto de la cadena alimentaria, es decir, no
tiene depredadores naturales se alimenten de él. Además de los tiburones, son
depredadores del ápice los tigres de Siberia (Panthera tigris altaica), lobos
de Alaska (Canis lupus pambasileus) o leones de Kenia (Panthera leo massaica),
por citar algunos ejemplos. En este caso, la problemática no es solo el
desplazamiento hacia el norte de los tiburones tigre sino que “se han producido
antes en el año, durante periodos con temperaturas superficiales del mar
anormalmente altas”, se afirma en el artículo.
Se sostiene además que
cuantificar los cambios asociados con el clima y el uso del espacio y los
movimientos de los depredadores de niveles tróficos superiores es
“particularmente importante dado que presenta un riesgo de extinción
relativamente alto y los cambios en sus distribución podría hacerlos más
vulnerables a la explotación”. Además, “podría cambiar la probabilidad de
encuentros con usuarios de aguas recreativas o alterar la dinámica del
ecosistema a través de nuevas cascadas tróficas”. La dieta general del tiburón
tigre incluye teleósteos, elasmobranquios, tortugas marinas, aves marinas y
mamíferos marinos.
El estudio, titulado Ocean
warming alters the distributional range, migratory timing, and spatial
protections of an apex predator, the tiger shark (Galeocerdo cuvier), se
publicó el 13 de enero de 2022 en la revista Global Change Biology. Los autores
son Neil Hammerschlag, Laura McDonnell, Mitchell Rider, Ben Kirtman de la UM
Rosenstiel School; Garrett Street y Melanie Boudreau de la Universidad Estatal de
Mississippi; Elliott Hazen, Lisa Natanson, Camilla McCandless de NOAA
Fisheries; Austin J. Gallagher de Beneath the Waves y Malin Pinsky de la
Universidad de Rutgers.
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