Hoy es una exclusiva
urbanización situada en Hung Hom, en la gigantesca y bulliciosa Hong Kong, pero
durante años Whampoa acogió uno de los astilleros más potentes de China, un
vigoroso polo naval fundado en el siglo XIX que terminó en declive por los
envites de la Segunda Guerra Mundial y las dificultades financieras. En un
guiño a ese pasado los responsables del área tomaron una decisión cuanto menos
llamativa: varar un yate en mitad del barrio, justo en un viejo dique.
No un yate cualquiera, por
supuesto. El buque, de 109 metros de eslora y que no desentonaría amarrado en
los muelles de Puerto Banús, es en realidad un centro comercial dotado de
tiendas, restaurantes y un amplio supermercado en su nivel inferior. Situado a
escasos 300 metros del paseo marítimo, engarzado en una zona plagada de
edificios, el barco, bautizado Whampoa, tiene varias alturas, terraza,
cubierta, anclas e incluso está provisto de botes auxiliares, igual que un
navío que estuviera preparado para zarpar en el momento menos pensado rumbo al
Pacífico.
Como en un crucero... pero
sin mareos.
El yate es el principal
atractivo de Whampoa Garden, la amplia área residencial y comercial de Hung Hom
que hoy ocupa los terrenos de los antiguos astilleros. Aunque el entorno está
plagado de grandes edificios, dista mucho de los paisajes con rascacielos de
infarto del centro de Hong Kong. La razón: la proximidad del aeropuerto
internacional Kai Tak, que hasta finales de la década de 1990, cuando fue
reemplazado por la nueva terminal de Chek Lap Kok, acogía gran parte del flujo
de viajes de negocios y turismo de la ciudad. La cercanía obligaba a controlar
el nivel de los bloques.
El atractivo de Whampoa lo
convierte, de lejos, en el punto más fotografiado del entorno comercial de
Whampoa —The Wonderful Worlds of Whampoa—, por el que se reparten cientos de
negocios y restaurantes. En 2017 el fotógrafo Andy Yeung logró de hecho
convertirse en finalista del concurso National Geographic Fotógrafo del Año
gracias a una impresionante imagen del yate obtenida con un dron y en la que se
puede ver el buque comercial “encallado” entre edificios y calles. Para
reforzar aún más su atractivo, los responsables de Whampoa iluminan su cubierta
por las noches.
¿Qué se puede hacer dentro
de Whampoa? Pues además de sentirse a bordo de un barco atrapado en una balsa
de cemento y asfalto, el buque acoge un supermercado de AEON, un gimnasio y una
amplia gama de restaurantes y tiendas repartidaspor el segundo piso, con firmas
de moda, joyería, deportes, electrónica, ropa infantil y belleza y espacios
para el ocio. Las guías de viajes detallan que el entorno se completa, por
ejemplo, con una bolera y salas de juegos y cine. Casi, casi como estar en un
crucero. Solo que sin sufrir los efectos de la marea.
Imágenes GoogleEarth,
Gurmit Singh (Flickr) y Photocapy (Flickr)
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