CRÓNICA: Emilio Juan Abunassar un Palestino convertido en Guasdualiteño por Aljer “Chino” Ereú. - SenderosdeApure.Net

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jueves, 7 de julio de 2022

CRÓNICA: Emilio Juan Abunassar un Palestino convertido en Guasdualiteño por Aljer “Chino” Ereú.

Crónica. Aljer “Chino” Ereú.

Ojos que titilaron

en desiertos ardientes

y melancólicos.

Pensamientos que se tiñeron

de azul como el mar.

Pies que transitaron

caminos que anhelaban

su andar.

Manos que abiertas

contaban sus triunfos

y derrotas.

Sì, fue él, el palestino

políglota,

un mortal

con dos patrias,

y en su corazón

una sola.

 

SINOPSIS.-

La historia de Emilio Juan Abunassar Tabalach bien pudiera ser el argumento original de una valorada obra literaria basada en una vida protagónica, tan cerca  del contexto de la novela “Las Uvas del Tiempo” del aclamado John Steinbeck, ganador del nobel de literatura y autor de conocidas obras, escritor que inserta en la  trama principal de su narrativa, la lucha de una familia que emigra al país del sueño americano en búsqueda de mejores oportunidades, sorteando toda clase de vicisitudes.


Mientras que el sueño de Abunassar por asignes del destino no estaría signado para el norte, cambiaria de latitud, sería para la  Venezuela de los años  treinta del siglo pasado, que pone sus ojos y empeño de triunfo. Decidido recoge sus bártulos y sale del estado de Palestina, ubicado en el Levante Mediterráneo del Próximo Oriente, con el propósito de lograr sus quimeras, hecho que con trabajo y responsabilidad lograría en nuestra tierra, haciéndose un guasdualiteño de labor y respeto. Sin vacilamiento puede afirmarse que, la existencia terrenal de este estimable y universal hombre estuvo marcada por el firme deseo de  superación y compromiso, así como por su total honestidad, virtudes que mantuvo inalterables hasta el final de sus días, siendo gratamente recordado por quienes tuvieron la ventura de conocerlo.


En ese orden,  poco a poco fuimos conociendo aspectos privativos  del señalado, al punto de motivarnos a estructurar una espontánea recopilación de vida que se presenta en los párrafos siguientes, esto como forma justa de valorar nuestra complexa y heterogénea genética guasdualiteña, para así mantener en alto el valor de nuestro gentilicio, linaje local que ha demostrado en el tránsito presuroso del tiempo crecerse ante las dificultades, superarlas y abrir camino con pasos resueltos, por lo que me resulta grato invitarlos a conocer parte  de lo que fue la existencia digna y útil de este buen hombre.


RESUMEN DE VIDA.-

PRIMEROS AÑOS

Emilio Juan Abunassar Tabalach asoma al mundo el 06 de marzo de 1901, en Nazareth (ciudad bíblica en la región de Baja Galilea de Israel)  en el hogar conformado por Juan Abunassar y Jamile Tabalach, una pareja de maestros dedicada a la enseñanza pública, en el inicio del llamado siglo de la vanguardización, mismo año cuando se establece el Fondo Nacional Judío en el V Congreso Sionista en Basilea, cuyo objetivo era adquirir Palestina y judaizarla.


Sus primeros abriles transcurren en su tierra natal bajo el techo familiar junto a sus hermanos Amira, Nassra, Amín, Joseph, Amine y Baheye. De sus genéticas patriarcales al igual que su hermano Amín hereda la facilidad para la cultura lingüística, llegando con los años a ser considerados poliglotas aventajados. Siendo un entrado adolescente emigra hacia la República Árabe  de Egipto, en el país bañado por el Mar Rojo se emplea en el Canal de Suez (unión del golfo con el Mar Mediterráneo) en labores se mantendría allí por pocos años.


Dispuesto a lograr sus metas fija rumbo a Marsella (sur de Francia) realizando un periplo por buena parte de Europa, permanece en el antiguo continente hasta inicios de la década de los treinta del siglo pasado. En 1932 pisa tierra americana, sería en Guantánamo (Cuba) donde es contratado en una modesta perfumería. En la bahía caribeña entabla buenas amistades con otros foráneos que veían en el territorio sureño las oportunidades para lograr el bienestar económico.


LLEGADA A GUASDUALITO.-

Al finalizar la primera guerra mundial (1918) su hermano Amìn entra a nuestro país por el puerto de La Guaira, próspero ancladero  ubicado al centro-norte de Venezuela, a 30 km de la ciudad de Caracas. Éste Amín, hombre de iniciativas exitosas, se establece en la ciudad capital, prosperaría rápidamente, de vendedor de telas a lomos de burro pasaría a ser un triunfante comerciante cuya visión de avanzada lo llevó a internarse por el portentoso río Orinoco hasta llegar a ciudades llaneras y poblaciones apureñas para comerciar sus productos, y adquirir plumas de garza, pieles y artículos naturales, visitaría por varios años las litorales de San Fernando, El Yagual, Arauca, Guasdualito y otros pueblos, además de esto se había esforzado en construir un gran depósito en la población de Puerto Nutrias y un formidable almacenaje en la ciudad portuaria  de Hamburgo (Alemania) lo que le permitía una actividad operativa comercial muy provechosa y rentable, hasta casi la mitad de la segunda confrontación bélica mundial cuando fue destruido el centro de almacenamiento.


Amín decide entonces radicarse en Guasdualito, poblado incipiente pero con gran ventaja geográfica, en el villorrio de cuatro retículas como calles el comercio fluvial activado por la flota de la compañía Anónima Venezolana de Navegación (CAVN) impactaba considerablemente en otros sectores, además de esto, teniendo enfrente a la villa de Arauca (Col) y de allí a la Orinoquia colombiana, eran razones válidas que abrían ojos a visionarios para fijar metas y negocios provechosos, en la otrora intendencia llegó a ejercer funciones como agente naviero. El bohemio Amín llama a su hermano Emilio y lo anima a venirse a Guasdualito, corría el segundo lustro de la década del treinta. Luego de un difícil trayecto, finalizando el decenio arriba a Emilio Juan Abunassar Tabalach a Guasdualito. De inmediato se granjea el sincero aprecio de sus nuevos coterráneos, funda Almacén Abunassar apoyado por su consanguíneo Amín.

 

EL FLECHAZO DE CUPIDO: ROSITA BESTENE

En su nuevo lar Guasdualito, se establece en la casa cedida por Alfonso Grieco, ubicada al final de La Calle Real con intersección con la corredera conocida como La Costa del Caño.  Con el surtido almacén logra prosperidad económica, centra su actividad en la comercialización de telas, víveres y mercancía en general. En 1943 en una visita a su hermano en Arauca conoce a la esbelta jovencita Rosita Bestene, araucana de nacimiento, hija de Antonio Bestene y Victoria Matta, quien retornaba de Bogotá, se conocen e inician el noviazgo, luego del protocolo formal van al altar en 1943, tendrían la luna de miel en la ciudad de Caracas. De la unión matrimonial nacerían nueve hijos siendo las mayores Yamile, Afife, Nassra, vendrían Emilio, Amín, Juan, Carlos, Nayib y Ricardo, todos ellos herederos de los principios y valores de sus progenitores. Don Emilio, como empezó a ser llamado, y su esposa Rosita, se mantuvieron unidos desde el día de su casamiento hasta la partida física del primero.  


EL ALMACEN Y OTROS ASPECTOS.-

Sería fundado en 1932 por don Emilio y Amín,  y se mantendría vigente durante varias décadas. En el negocio se llegaron a comercializar gran variedad de mercancías desde licores importados de Europa, motores Evinrude, bicicletas Benotto, víveres de todo tipo, artículos de ferretería, telas, productos cárnicos, entre otras venterìas, convirtiéndose en el punto de preferencia de aquella clientela pueblerina. En la inundación del 23 de mayo de 1943 el establecimiento de  los Abunassar Bestene abastecería en conformidad a los afectados del desbordamiento de la cuenca Sarare, en un tiempo de limitaciones y precariedades sus puertas se mantuvieron abiertas hasta llegar el bajante de las aguas. Pasaban céleres los años y fue creciendo aquel negocio.

 

En las décadas cincuenta y sesenta de la centuria caducada  El Almacén Abunassar le suministraba los alimentos al comedor escolar que llegó a funcionar frente a la policía del pueblo, igual proveeduría para la guardia nacional, así como a instituciones públicas y a grandes hatos como El Caimán, La Victoria, a las posesiones  fuenteras y a los feudos  de la familia Briceño, por solo mencionar algunos. De esta actividad y época su hijo Nayib rememora lo siguiente : “Yo recuerdo que cada hato dejaba la lista del pedido y eso nos molestaba, porque no podíamos salir a jugar pelotas, trompos o metras, ya que teníamos que ponernos a pesar y empacar las arrobas de pasta, arroz cebolla etc.

 

Al otro día llegaba una camioneta tipo power wagon a llevarse los víveres. En la época de trabajo y venta del ganado se reunían algunos dueños de hatos en la tarde a conversar con mi papá y  comenzaban a beber coñac francés traído de Europa directamente por èl. También había unos señores que en verano transportaban en camiones las mercancías, les decían ¨Los Quiboreños” porque al parecer eran de ese pueblo larense. Le hacían fletes a mi padre desde Caracas. Algunos se quedaron en Guasdualito y se casaron como fue el caso Dilcio Algarra. En invierno la mercancía llegaba por vía aérea o por el rio en bongos y chalanas. Como anécdota, una vez llegaron en camiones casi mil cajas de jabón FAB, hasta en las habitaciones de la casa metieron esas cajas, recuerdo el olor a jabón todavía. También periódicamente la Guardia Nacional hacía la inspección de las guías de venta de licores, se instalaban en una mesa en la casa todo el día, mi papá les obsequiaba licor y en la tarde salían borrachísimos”. Además de la dinámica comercial don Emilio administraba eficientemente un aserradero ubicado en las costas de  Uribante llamado Induma.

 

ETAPA FINAL.-

Finalizando los 40 llegan a Guasdualito las empresas petroleras norteamericanas e inician exploraciones, en vista de su condición de políglota es requerido por varias de ellas para que les sirviera  de intérprete, surgen ofertas laborales, se le invita a trabajar en otras partes del país, pero allí estarían sus amigos el doctor Ricardo Arria Ruiz, Pedro Goss y Francisco Antonio Padilla, para hacerlo desistir de la idea, quedándose definitivamente en su tierra guasdualiteña.


En 1954 adquiere  una casa en la esquina de la calle Sucre con carrera Urdaneta a Evaristo Sánchez, dueño del hato Santa Elisa, a quién le decían el tuco, debido a que había sufrido una amputación de una de sus piernas ocasionada probablemente por una fractura abierta durante una faena llanera. En los primeros años de la década del sesenta se le diagnostica la enfermedad diabetes mellitus, en 1963 se le forma una úlcera diabética en un pie que, terminó en una complicada gangrena. Él mismo llamò al dr. Lisandro Latuff quien era el padrino de una de sus hijas y trabajaba para la fecha en Caracas. Es internado en el Hospital Universitario donde fue tratado quirúrgicamente. Al regreso siguió trabajando en su almacén. Se hizo socio del Club de Leones y, viajaba frecuentemente por ciudades como San Cristóbal, Mérida, Maracaibo, Valera entre otras capitales nacionales en compañía siempre de su esposa.


El almacén se mantendría en buen funcionamiento, pero la salud del patriarca Emilio fue desmejorando gradualmente, en 1967 en un viaje con destino a Bogotá, en el que lo  acompañaba su concuñado el dr. Jaime Alvarado, estando  en Cúcuta le sobreviene un accidente cerebro vascular y fallece a los pocos días. Su cadáver fue enterrado en el campo santo de Guasdualito. Luego de su deceso, en reunión familiar se acuerda que sería su hijo Carlos Alberto quien se quedara con la madre ayudándola en el almacén, debido a que la hermana mayor trabajaba y estudiaba y,  el resto de los hijos cursaban estudios en distintos niveles, en otra reunión la orden impartida y acatada fue que todos continuaran sus estudios, y así fue. Con la administración de  doña Rosita el comercio prosperó mucho, logrando gran esplendor, hasta que ya concluidos sus preparaciones académicas sus hijos la convencen  para que tomara su descanso, el establecimiento fue traspasado a Irma Godoy de Gómez, hija adoptiva, tendría un nuevo nombre: Amín Jota, ya en los últimos años fue decayendo hasta prácticamente cerrar sus puertas, quedando solo en el recuerdo el otrora emblemático almacén que llegó a ser el establecimiento preferido por varias generaciones de guasdualiteños.

 

Lo presentado en los ajustados párrafos anteriores,  fue parte de la vida de un inmigrante llamado Emilio Juan Abunassar Tabalach, un palestino que se hizo guasdualiteño y, que contribuyò en forma tangible al desarrollo de la economía y  el comercio local.

Crónica. Aljer “Chino” Ereú.

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