Columna. Crónicas Alto Apureñas. Aljer
“Chino” Ereú.
EL GAMERO
PARTE DE SU HISTORIA
El Gamero con
sus gentes
con sus
lanchas y curiaras
con sus
bongos de paneta
y sus balsas
conuqueras
hechas con
madera y guafa
que llegaban
bien repletas,
con topocho,
yuca y plátanos,
y las traían
los vegueros,
que lograban
la cosecha
con el sudor
del trabajo.
Por eso si me
preguntan
a donde tengo
mi casa
alzo la
frente y contesto
con un
orgullo de casta:
En
Guasdualito de Apure,
puerto de la
tierra llana
ese es mi
pueblo que quiero
un pueblo de
fuerte raza.
BREVE
INTRODUCIÒN.-
En
continuidad con la sección Guasdualito y sus barrios, se presenta en los
párrafos posteriores un ajustado resumen
sobre el primer fragmento territorial fundado en el pueblo nuevo
conocido como Barrio El Gamero. Agradeciendo la colaboración de algunos de sus
habitantes que llenos de orgullo y pertenencia trasmitieron a este escribiente
valiosa información oral, la cual se confrontó con la documentación investigada
y analizada, para así estructurar de forma organizada los aspectos más
relevantes del populoso e histórico barrio. Se aclara que no es la pretensión
que lo reflejado en la reseña sea lo total y único, ya vendrán en un corto
plazo nuevos cronistas e historiadores, que movidos por el espíritu alentador
de la identidad telúrica, efectúen nuevos aportes que enriquezcan aún más
nuestra cultura histórica, mientras tanto cumplimos con el llamado de la musa
dorada Clío, dejando que sus bisbiseos nos orienten en la tarea propuesta de
escribirle a nuestro terruño mientras el Dios Eterno y Único lo permita.
ASPECTO
HISTORICO.-
El Gamero,
populoso barrio del Guasdualito nuevo, cuya historia ancestral ha sido testimoniada a lo largo de las centurias por
las aguas turbias del tributario Sarare, siendo merecedora de indagación y
estudio para la preservación en el horizonte temporal de su particular
gentilicio e idiosincrasia. Respecto al ámbito histórico, por obligatoriedad se
tiene que recurrir a los aspectos inaugurales de nuestro pueblo para tener
claridad y objetividad sobre la conformación progresiva de dicho sector. En este
sentido, los registros históricos señalan como evento fundacional el año de
1771, sin embargo, suposiciones retraen el acto a 1770, sin quitarle méritos a
José Ignacio del Pumar y Traspuesto, Marqués de la Rivera de Boconò y Masparro,
Vizconde del Pumar, siendo el preclaro barines quien daría estructura y
conformación valida al poblado colonial, excuadrando la primera plaza,
señalando el lugar de construcción de la iglesia y procediendo a la concesión
de solares a las dignas cepas que lo acompañaban en el acaecimiento, dándole
organización estatutaria al nuevo asentamiento. Cabe destacar que la fundación
de Guasdualito entraría tarde a los registros históricos, teniendo en cuenta
que desde la llegada de los colonizadores habían transcurridos casi trescientos
años.
MUDANZA AL
PUERTO.-
De la
fundación del primer Guasdualito pasarían cincuenta años para que se iniciara
un éxodo lento de los pobladores precursores, obligados por la guerra de
independencia, lo insalubre y cenagoso del entorno, las pestes recurrentes,
entre otras calamidades, a emigrar hacia el Puerto de Periquera (procedente de
las aves psitaciformes). Observamos entonces que serían dos pueblos los que
nacen entre la séptima década del siglo XVIII y las primeras décadas del siglo
XIX. Sin miramiento seria la decisión de la mayoría de aquellos habitantes,
encontrarían a pocos metros de la confluencia de los ríos Sarare y Apure, un
mejor sitio para habitar y cultivar, así como la ventaja de aprovechar el
turbio caudal como medio fluvial. En esto tomaría parte el honorable Concejo
Municipal de 1834, poniendo en ejecútese la Resolución de 1831, en la cual se
emplazaba el traslado de la ciudad de Guasdualito a orillas del río Sarare, en
el lugar que orientaba la autoridad, y en donde se alentaba a los habitantes de
los poblados a conformar uno solo, con el objeto de darle estructura a una
nueva parroquia, lo que ciertamente sucedió. Lo anterior puede corroborarse en
La Intendencia del Ejército y Real Hacienda, perteneciente el documento al Archivo
General de Las Indias en Sevilla (Esp) del cual extraemos (tal y como fue
manuscrito) unas interesantes líneas: “consta que con superior permisión en el
año de mil y setecientos y setenta, en que ejercía el empleo de teniente de
gobernador …con superior aprobación y permiso allanó y pacificó el sitio de
Guasdualito, jurisdicción de esta ciudad, distante de ella cerca de cuatro días
de camino, lugar que se hallaba desierto, solitario e inhabitable, por ser el
centro, abrigo y madriguera de indios bárbaros y por ello de gravísimo riesgo
para los transitantes…(sic).
ORIGEN DEL
NOMBRE.-
Aspecto
prestado para varias conjeturas debido a rubricas estampadas con difícil
probatoria. Una de las hipótesis más conocidas es que la toponimia de la
barriada viene a ser porque en el sector habitó una familia de apellido Gámez, versión corroborada a nuestros oídos
por varias personas de avanzada edad del barrio, quienes aseguran que de la
capital de la republica llegaría una alcurnia con el referido patronímico,
estableciendo su morada campestre en las cercanías del afluente, esta
interpretación proviniendo directamente de la fontana oral es aceptada para
fines históricos, a pesar que en nuestra exhaustiva investigación censal entre
1930-1940 no encontramos por ningún lado el registro ni poblacional ni
comercial de alguna persona con tal apellido. Consultado el poeta Dante Fontana
sobre esta apreciación, señaló: “de venir el gentilicio por la alcurnia Gámez
lo definido seria “gamecero. Ante la
duda quedó para el autor de esta publicación
la indagación genealógica que
permitiera atar los cabos sueltos respecto al punto.
La segunda
hipótesis en cuestión resulta igualmente de consideración y atención, esta refiere que la bautismal deriva de un hispánico acompañante del fundador de
Guasdualito, la presunción pareciera entrelazar
al verídico origen. En un detenido rastreo heráldico en la documentación
del Instituto de Historia y Heráldica Familiar (Esp) encontramos que el apellido Gamero es de origen vasco
derivado de los antiguos cazadores de gamos, su escudo es: “En campo de plata
un gamo bajo un árbol de sinople superado de un lucero; el apellido se
extendería por Palma del Río (Córdoba) y
en Jerez de la Frontera (Cádiz)”.
Profundizando
al respecto, apoyado en los índices heráldicos de los siglos XV-XVI, y por crónicas de historiadores de la época
podríamos afirmar que este escudo u otro muy similar a él surgió en la campaña
del rey Sancho VII, en 1215, formando parte de las tropas que conquistaron
varias localidades valencianas y, que el pontífice Honorio III reconoció su
mayorazgo en 1216. Ahora bien, retrocediendo a 1770 al sur occidente del estado
Apure, con el Vizconde del Pumar vendría en la travesía colonizadora don
Francisco de Gamero, de noble estirpe, y en parentela con los Gamero de la
provincia española de Valencia, quien
en su afán exploratorio y autorizado por
don José Ignacio abriría meses después senda en la espesa fronda tropical hasta
llegar a la orilla del imponente río bautizado como Sarare (Darari) nombre
indígena derivado de la palma de seje, muy común en las adyacencias. Don
Francisco de Gamero establecería su feudo a trescientos metros de la margen
derecha, que sería una hacienda de caña sudamericana con algunas reses y recua
caballar, allí se quedaría, laboraría con esfuerzo y allí quedarían sus restos
mortales sembrados en la fértil
tierra pero sobre inundada zona.
En otra revisión, en los archivos del Ministerio de Obras Públicas, con fecha
de 1939, capitulo X, referente a Guasdualito, se señala: “consta a margen
derecha un lote de terrenos perteneciente en otrora a un comisionado
fundacional, otorgado en herencia a sus sucesores…p.45”. Atendiendo a estos
fundamentos nos atrevemos a afirmar y respetando las teorías y folklorismos
populares, que el origen real del barrio viene de este inquieto explorador,
cuyo apellido se extendería a las siguientes generaciones con el tránsito de
los años a distintas regiones del país, en vínculo directo con la familia
establecida a principio de la segunda década del siglo XX en el sector.
POBLAMIENTO.-
El
poblamiento tanto del nuevo Guasdualito como de lo que empezó a conocerse como
El Gamero tendría su arranque progresivo a partir del siglo XX. En torno a esta
afirmación el anacoreta y erudito presbítero Daniel Delgado, en su testimonio
escrito titulado “Excursiones por Casanare” estamparía lo siguiente: “el pueblo
es uno de los más importante del Alto Apure, tanto en el aspecto histórico como
cultural, las casas de construcción ligera, techados con palma o con zinc,
calles donde se observan las cercas, empalizadas y mangas de bambú o alambre de
púas, lo que delataba la presencia del ganado suelto, pero no había iglesia ni
sacerdote…” (Delgado, 1909-111). Mientras la anterior descripción era el
panorama observado en las cuatros calles iniciales, a escasos cien metros de
las barrancas del lioso y portentoso fluvial nacido en El Páramo El Almozadero,
conocido como Sarare, aparecerían las primeras casas sostenidas en pilares o estacas
afincadas (palafitos) cuyos constructores suponemos llegarían en algún barco de
chapaletas de la Compañía Venezolana de Navegación (CAVN) siendo conocedores en
amplitud de la arquitectura palafìtica, técnica cuyo origen se ubica en la época meso india, abarcando el periodo
intuido entre el 5.000 y el 1.000 aC., según la ciencia antropológica.
PRIMERAS
FAMILIAS Y OTROS ASPECTOS.-
Con la
entrada del tercer decenio del siglo XX dignas prosapias se fueron
estableciendo en el puerto y sus cercanías, originarias unas y otras venidas de
otras latitudes, dándole identidad propia al originario gamereño, entre los
apellidos predecesores están los: Merchán, Linares, Mora, Izquierdo, Quintero,
Tortolero, González, Contreras, Galìndez, Chávez, Camacho, Arroyo, Veliz, Novoa, Caballero, Pereira, Rivero, Pantoja,
Baldallo, Mejías, Gómez, López, Rico, Mejías, Lugo, Colmenares, Valero, Cabriles,
Venegas y muchos más raleas que se radicarían en el sector, expandiendo sus
renuevos generacionales sus patronímicos, religando con otras estirpes el
abolengo gamereño. En cuanto al crecimiento del barrio, el punto de inicio es
la calle principal, antiguo terraplén que desde los inicios de la centuria fue
transitado por carreteros y cargadores en mula, comisionados por acaudalados
comerciantes a la descarga de las mercancías y suministros de los barcos de
vapor que llegaban vía fluvial desde ciudad Bolívar y la capital del estado
Apure. A las costas gamereñas atracaban en temporada invernal aquellas modernas
embarcaciones de la época surcando las arterias fluviales de la orinoquìa
venezolana, para suministrar al pueblito campestre de lo necesario para el comercio
y sustento, el retintín de sus estruendosos silbatos escuchados en la lejanía
era el anuncio de días feriales, ya anclados en la hondonada el panorama se
mostraba dinámico y alentador.
BATALLA DE
GUASDUALITO DE 1921.-
Llegaría el
19 Junio de 1921. La fecha quedaría grabada para siempre en la memoria de los
habitantes de Guasdualito, como uno de los días más sangrientos de su historia.
Tropas revolucionarias comandadas por el doctor Roberto Vargas (a) “El Tuerto”
(comandante en jefe), secundado por Fermín Toro (jefe de estado mayor), general
Emilio Arévalo Cedeño (jefe de la primera división), general Pedro Pérez
Delgado (jefe del batallón Aramendi) entre otros, intentarían sin éxito tomar
la plaza de Guasdualito la cual estaba defendida por 270 hombres apertrechados
en el Cuartel Militar (hoy Casa de Gobierno) comandados los mismos por los
oficiales gomecistas: general Benicio Giménez, coronel Antonio Pulgar y coronel
Jesús Antonio Ramírez, veteranos militares que sin pestañeos ni titubeos ordenaron
a sus hombres defender el cuartel a costa de sus vidas. Treinta y seis horas de
plomo limpio con los Winchesters 30-30, y el continuo relampagueo de los
machetes Collins, fueron más que suficiente para inundar las cuatro calles del
pastoril y apacible pueblo con el purpuro liquido humano, líquido vital que la
tierra adoquinada y humedecida por el invierno mezclaba con el légamo sin
menosprecio alguno. Respecto al enfrentamiento el letrado Dante Fontana en su
texto 33 Horas, relata un hecho para consideración muy vinculado a El Gamero,
leamos:
“Por El
Gamero entró el general Silvano de Jesús Uzcategui con un pequeño grupo de
soldados procedentes de Puerto Nutrias, a reforzar al gobierno en la batalla de
1921. En las cercanías de ese barrio tuvo lugar una escaramuza con fuerzas de
Maisanta, de la que salió bastante afectado, pues perdió tropas, caballos y
armamentos. (C.XXV, El Refuerzo de Uzcategui, p: 103, 104, 105). (Fin de cita).
Terminaría la
cruenta lucha con la retirada de los insurgentes a las Sabanas del Caimán entre
diatribas y culpas. El excelso poeta palmariteño Alexis Heredia Orozco
perpetuaría el hecho en un estremecedor poema titulado: La Guerra de Maisanta,
haciendo mención a la acción en las adyacencias gamereñas.
CRECIMIENTO
DEL BARRIO.-
Llegarían los
años 50, pronto cesaría el comercio
fluvial. En 1952 se observaría por
última vez en amarre a orillas del Sarare el vapor Arauca, trayendo desde
ciudad Bolívar componentes de los motores principales del nuevo Acueducto que
surtiría del vital líquido a la población. A finales de la década el puerto con
escalinatas de argamasa empezaría su metamorfosis, ya en los 60 y 70
aparecieran subdivisiones en el barrio, que expandirían hacia los cardinales
este y oeste la superficie poblada. Barrio Loco (designado por su crecimiento
desordeno), La Pica, Barrio Bueno, Los Almendros, El Malecón, serian algunos de
las fracciones territoriales que surgirían en forma espontánea, por no decir
sin ningún ordenamiento ni planificación, impulsadas por la migración excesiva
y descontrolada que promovió la habitabilidad de espacios de condiciones
riesgosas, lo que hace en la actualidad muy necesario una planificación urbana
que norme legalmente la no proliferación de más asentamiento a fin de evitar
pérdidas tanto humanas como económicas a sus habitantes.
EL PUENTE 19
DE ABRIL.-
Viejo puente
de El Gamero
sobre el caño
Periquera,
te venían en
la rivera
la chenchena
y el bonguero.
Allí fue a
pescar al lucero
Juancito sin
la Lujuria,
allí asomaría
la espuria
la crueldad
de su destino,
allí El
Escritor Peregrino
soñó fábulas
de incuria.
Puente 19 de Abril, pontón de concreto extendido sobre El Caño Periquera, seria edificado en el año 1977 durante la gestión estatal de Elías Castro Correa. Su antecedente sería un rustico armazón de madera ensamblado por la pericia de Bernardino Vivas. Unión de un pueblo y su puerto. Su envés ha sido deponente del paso de narras acuáticas escritas desde tiempos remotos. Al caño Periquera llegaban en verano los bongos de carga liviana contentivos de mercancías y alimentos, además de insumos para labores agrícolas. Al llegar las lluvias y con el crecimiento de borde a borde del Sarare, los vapores de menor peso y mejor maniobra como El Amparo y Arauca atracaban por el conducto o brazo de río, cuya profundidad permitía con facilidad la navegación y anclaje de las embarcaciones de la CAVN. Es importante mencionar que debido a lo hondo y bajo nivel de cota, algunos de aquellos precursores optaron por cimentar sus casas de habitación de dos plantas físicas para resguardo y no perder las ventajas que ofrecía la navegación fluvial; como testigos silentes de aquella época, aún observamos la vieja casa de tablas de Antonio Grieco y la antigua quinta (remodelada) Las Camelias de don Daniel García, meritorios personajes que contribuyeron con hechos al desarrollo y bienestar del Guasdualito nuevo.
ALGUNOS DE
SUS PERSONAJES.-
Referirse a
El Gamero es describir a un gentilicio de gente honesta y trabajadora,
anhelante de progreso y desarrollo. Como trabajadores y dignos fueron aquellos
hombres y mujeres que se asentaron en sus predios laborando todas sus vidas con
honestidad y tesón, levantando a sus familias con buenos principios y valores,
quedando su ejemplo integro a las nuevas generaciones de gamereños. Casi para
finalizar la reseña, sería injusto no mencionar a una mínima parte de aquellos
meritorios personajes fundadores del barrio, pidiendo disculpas a los
descendientes de otros por escaparse de nuestra memoria nombres y apellidos
valiosos, indudablemente todos merecedores de gratitud y el buen recuerdo,
podemos mencionar a: Arturo Merchán, Basilia y Ovidio Izquierdo, Alejandro
Quintero, Paula Mora, Benicio Gonzales (comerciante), Leonarda Altuve (lechera)
Aureliano Arroyo, Pedro (quien fuera prefecto de La Trinidad de Orichuna) y
Francisco Tortolero, Vicenta Contreras, don Félix Pereira, Simón Rivero, Martha
Veliz, Pancho Pantoja, Víctor y Ernesto Gómez, Ezequías (de quien pronto
publicaremos) y Esdras Arroyo, Exel Mora (La Birrea), Noé Valbuena, don Marcos
Mejías, Joel Arroyo (ingeniero forestal), Rosa Franco (lechera) Ezequías Valero
(El pequeño de gran corazón), el recordado.
Luz Armando
Lugo (Burro chingo) y muchos más, siendo
igualmente justo mencionar entre las nuevas generaciones a Joel Alfilio
Velázquez, cantante de música llanera con larga trayectoria en defensa del
folklor venezolano, igual mención a Yerliane Moreno, extraordinaria jugadora de
balompié, miembro de la selección nacional femenina, quien hace historia
allende de su país, dejando en grande a su pueblo y barriada. Lo anterior
grafiado es en parte la memoria
histórica de El Gamero, primer
barrio fidedigno de nuestro pueblo, con su propio gentilicio e identidad, con
un gran potencial humano y natural a la espera del anhelado desarrollo. Para
terminar, con cariño insondable dedico este sencillo soneto a su gente:
SONETO
GAMEREÑO ©
(1)
¿Embrión de
la familia Gámez,
o será el gen
de Francisco Gamero?
pero ¿de
ellos quien llegó primero?
es razón para
que el misterio clame.
(2)
Un Nilo
turbio catequizado en declame
bordea la
Damietta en panorama llanero,
baja del
páramo El Almorzadero
El Darari
solemne en su amalgame.
(3)
Otra Venecia de otro Colón
con casas
ácueas como palafitos
un púnico
puerto de dual dimensión.
(4)
Neolítica betoya
de parajuana abstracción
grafiada en
la historia con textos explícitos
El Gamero fondea con gran tradición.
ALJER “CHINO” EREÙ.-.
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