Katherine Vergara, neuropsicóloga de la residencia y centro integral
para adultos mayores Hogar la Ponderosa, explicó que con el trastorno cognitivo
no tienen que ver las manías u obsesiones, sino conductas con las que buscan
drenar la ansiedad.
Prensa. Comstat R.
Leo entró y salió del
comedor no menos de 10 veces. Cada vez que lo hacía preguntaba por su hermana.
En ese tiempo nunca soltó una chaqueta marrón que sacudía (como para alisar) y
colgaba en su antebrazo izquierdo; mientras un cuidador caminaba a su lado y le
respondía con paciencia: tu hermana viene en la noche.
Es un hombre alto, de
contextura delgada, amable y educado. A su paso le muestra cariños a Trufa, la
perra de la residencia y centro integral para adultos mayores Hogar la
Ponderosa, donde vive junto a otros 14 adultos mayores, que también sufren
trastornos neurocognitivos, como pérdida de la memoria, y que no pueden valerse
por sí mismos además de tener problemas de percepción.
“Lo que pasa,
normalmente, con pacientes con trastornos cognitivos es que tienden a ser un
poco más rígido en algunas rutinas, que no son exactamente fijaciones. A veces
son pocos flexibles a la hora de cambiar los comportamientos que ellos
controlan más”, dijo Katherine Vergara, neuropsicóloga del Hogar La Ponderosa.
Explicó que cuando
están ansiosos las rutinas de qué hacer y cómo hacer las cosas les dan calma,
(a ellos y a todo el mundo), “y lo que uno trata es de respetar ese tipo de
conductas. Es decir, si ellos se bañan a tal hora y de una determinada manera,
el personal de la Ponderosa acepta esas condiciones, pues para los huéspedes es
importante”.
Cuando deambulan de
aquí para allá, como es el caso de Leo, “algunos lo hacen sin un rumbo
determinado, eso lo que denota en ellos es ansiedad. Si no están haciendo algo,
tienen que sacar esa energía acumulada, y la forma es repitiendo un
comportamiento que ellos pueden hacer y que les da seguridad, por ejemplo,
sacar algo de una gaveta o barrer un espacio de la casa repetitivamente”.
Para Vergara si estas
acciones no representan un daño, “es preferible dejarlos, y si hay peligro hay
que tratar de desviarlos y ponerlos a hacer otra actividad que los distraiga”.
Explicó que en los trastornos cognitivos no se habla de manías u obsesiones, sino de conductas repetitivas con las que buscan drenar la ansiedad. “A vece resulta fastidioso para el cuidador, pero en la Ponderosa el personal está entrenado y sabe qué ese tipo de acción pasa una y otra vez, y pueden manejarlas según sea el caso”.
Además, de las herramientas en el manejo del espacio físico, también saben cómo usar las palabras adecuadas para persuadirlos. Si quiere saber más de los sobre estos trastornos, el cuidado de las personas que atraviesan estas patologías y la oferta de servicios del Hogar La Ponderosa puede visitar su cuenta en Instagram @hogarlaponderosa.
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